Natalia y su bebé llevan tres semanas desaparecidas
Desde el 3 de enero, los familiares de Natalia Ojeda y de su niña, de un año y medio, no saben nada de ellas. La investigación continúa para dar con su paradero. ¿Qué hay detrás de su desaparición?
Familiares de Natalia hace un plantón en los exteriores de la Fiscalía de Pichincha.
Emerson Rubio / PRIMICIAS
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Una carta escrita de puño y letra de Natalia Ojeda es la última pista que sus familiares tienen de ella y de su hija, desaparecidas el 3 de enero de 2023, en Quito.
Tres años atrás, Natalia conoció a Manolo A., cuando ella era ayudante judicial y él, abogado.
Ambos "formaban parte del mismo círculo", dice Andrés Ojeda, el hermano, desde la sala de un estudio jurídico, situado en el norte de la capital.
Natalia quedó embarazada y pronto se separaron. "Ella sufría aparente maltrato psicológico" por parte de su pareja, asegura Andrés.
Así que Natalia volvió a la casa de sus padres, donde la cuidaron hasta que dio a luz a su niña.
En casa de sus padres estuvo un año y medio, hasta el 27 de diciembre de 2022, cuando Manolo y Natalia se fueron de paseo con la niña hacia la parroquia rural de Mindo.
"Desde ahí empezó el calvario", lamenta Félix Ojeda, padre de Natalia.
"Estaban en peligro"
Andrés, el hermano, detalla que Natalia habló con su papá y le dijo que "debía tomar algunas decisiones". El 3 de enero fue la última comunicación que tuvieron con ella: una llamada telefónica. Los días siguientes, el celular de Natalia estuvo apagado.
Se encendieron las alarmas.
Félix se contactó con el padre de Manolo A., quien vive en Salcedo, en la provincia de Cotopaxi, y este le confesó que su hijo estuvo en su casa, que le había pedido dinero porque "tenía problemas" y que se marchó con Natalia y la niña la madrugada del 4 de enero.
Lo que llama la atención es que Natalia dejó una carta en la casa de Salcedo.
Según Andrés, en la carta su hermana mencionó que "estaban en peligro y que los tres tenían que huir". Que irían a Colombia y, posteriormente, a Venezuela. Pero no se volvieron a contactar.
La investigación en curso
Entonces, la familia de Natalia puso una denuncia el 13 de enero ante la Fiscalía, por la desaparición de ella y de la niña.
Un día después, el abogado Mauricio Navas García asumió la defensa de la familia de Natalia y empezó la investigación.
Se llamó a rendir una versión libre y voluntaria al padre de Manolo A., así como a dos compañeras de trabajo de Natalia, del Complejo Judicial.
Además, se realizaron tres allanamientos. Dos en la casa y oficina de Manolo A., y uno en la casa de su padre, en Salcedo.
"No había máculas de sangre, lo que nos orienta a pensar que las dos están vivas".
Mauricio Navas, abogado del caso.
Navas señala que pidieron las pericias de dos celulares, que son de Manolo A. "No se lo considera un sospechoso aún, porque él también está en calidad de desaparecido, pero no descarto la posibilidad de que aparezcan nuevos tipos penales", añade.
Navas García señala que Manolo A. se dedicaba como abogado al libre ejercicio, algo que podría estar relacionado con los “problemas” que lo perseguían y que le comentó a su padre.
Tristeza y desesperación
Por otro lado, han solicitado a la Fiscalía que active la alerta de difusión amarilla, pero todavía no ha pasado.
El 23 de enero, los familiares de Natalia y de la niña realizaron un plantón en los exteriores de la Fiscalía de Pichincha para pedir celeridad en el caso.
Allí estuvieron con carteles suplicando que madre e hija regresen a su casa con vida.
Nadie sabe si lograron salir de Ecuador, si llegaron a Venezuela, debido a que el paso por Nariño está cerrado por un derrumbe.
Y lo más importante: "Buscamos cuál es la causa de su desaparición", dice el abogado Navas García.
Mientras pasan los días, los familiares de Natalia y de la niña, que tiene un año y medio, se desesperan.
"Es muy triste no saber cómo están", dice Andrés, quien recuerda que son de Patate, en la provincia de Tungurahua, pero que hace unos 16 años se mudaron a Quito.
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