Pablo Muentes: Del 'olimpo' socialcristiano a la cárcel por el caso Purga
El exlegislador del Partido Social Cristiano (PSC), Pablo Muentes, gozó de la confianza y cercanía de su líder Jaime Nebot, a quien cumplía todos sus encargos. Este es su perfil político.
Pablo Muentes, en una reunión del PSC junto al exalcalde de Guayaquil, Jaime Nebot, en 2018.
Facebook de Pablo Muentes
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Pablo Muentes era como ese ser espectral que estaba en todos lados, pero al que nadie podía ver. Aunque siempre aparecía junto al líder del Partido Social Cristiano (PSC), Jaime Nebot, su círculo íntimo lo trataba con desdén.
En el partido casi nadie recuerda -o prefiere no hacerlo- la fecha exacta en la que 'El Gordo' Muentes, ahora investigado por delincuencia organizada en el caso Purga, se vinculó a esta organización política, que ahora lo trata como a Judas Iscariote.
Es que Muentes, abogado y empresario guayaquileño de 59 años, fue parte del sanedrín socialcristiano gracias a su devoción incondicional hacia Nebot, aunque esto no era bien visto por sus amigos, en especial por José Joaquín Franco.
Fuentes del partido cuentan que Franco, abogado y amigo personal de Nebot, "no lo podía ver" por su carácter hosco y una ambición política que se desbordó en 2022, cuando se principalizó en la Asamblea tras la renuncia de Soledad Diab, quien prefirió una concejalía en Guayaquil.
Y lo primero que hizo Muentes, cuentan cuatro excolegas del PSC, fue despedir a todos los colaboradores de Diab "enviando cartas, difamando y humillando a sus servidores porque no lo habían atendido a la altura".
Una vez instalado en su curul, Muentes se mostró de cuerpo entero. Coidearios como la exlegisladora del PSC, Geraldine Weber, cuentan que era grosero y ostentoso hasta el cansancio, mostrando fotos de sus camaroneras o los relojes Rolex que adornaban su muñeca.
"Ahí empieza la debacle del Partido Social Cristiano, (Muentes) siempre ha sido prepotente, porque después de Dios, actuaba Pablo Muentes", relata Weber.
Dicen que llegaba a la Asamblea en vehículos blindados de alta gama y que se tomaba el nombre de su líder para dar directrices en la bancada, aún por sobre el jefe Esteban Torres, hoy viceministro de Gobierno de Daniel Noboa.
"Se tomaba el nombre de Nebot y en varias oportunidades tuve la oportunidad de decírselo", sostiene la exlegisladora, quien recuerda que Muentes también "era ñaño" del entonces presidente de la Asamblea, Virgilio Saquicela.
Weber recuerda indignada cuando Muentes no permitió que la entonces asambleísta orense Karen Noblecilla ocupara la oficina de Carlos Falquez, cuando él renunció a su cargo para postularse a la Alcaldía de Machala.
"Le sacó todas sus cosas de la oficina, se las dejó tiradas afuera. No hubo el respaldo de Jaime Nebot, sino de sus compañeras, menos Dallyana Passailaigue, que nunca opinó", asegura Weber.
Es que Muentes se sentía "todopoderoso e intocable" cuando pronunciaba el apellido de su líder y advertía a opositores y periodistas con llevarlos ante la justicia si osaban meterse con él.
O si denunciaban públicamente aquella deuda de casi USD 400.000 con el Banco del Pacífico, que, según el proceso judicial, pretende saldar con notas de pago "falsificadas".
Auge y caída
La figura de Muentes comienza a aparecer en el socialcristianismo en la década del 90, cuando el partido toma las riendas de Guayaquil y de Guayas de la mano del expresidente León Febres-Cordero.
En esa época, Muentes, miembro de una familia guayaquileña dedicada a la comercialización de repuestos de vehículos, iniciaba su carrera política como dirigente de bases, gracias a su amistad con figuras de la lista 6, como Enrique Campuzano.
Alfonso Harb recuerda que Muentes, dueño del popular Sanduchón, participó en la campaña presidencial de Jaime Nebot, en 1996, y que colaboró con vehículos para los recorridos del candidato.
Así pudo escalar posiciones en la dirigencia, hasta que en 2002 logró que su nombre se incluyera en la papeleta como postulante alterno de Harb al entonces Congreso Nacional, pese a que el candidato principal había propuesto a Jorge Mancheno.
Una vez en el Legislativo, cuenta Harb, Muentes no tuvo una participación activa, sino hasta 2006, cuando Harb pidió licencia para lanzarse a la reelección y lo reemplazó por al menos 45 días.
Harb ganó la reelección, pero esta vez con Ricardo Flores como alterno, hasta que el Congreso fue disuelto en 2007, tras una pugna con el correísmo.
Pero Muentes se mantuvo junto a Nebot, a quien visitaba diariamente en su casa de la Isla Mocolí, en la vía a Samborondón, donde incluso se compró una casa ubicada a 300 metros de la de su líder.
Es que Muentes cumplía todos los mandatos de Nebot, desde ayudarlo con sus actividades diarias, hasta llevarle pan y atenderlo en sus gustos más personales, bajo la mirada de reproche de JJ Franco, con quien ni saludaba, incluso cuando coincidían en la casa u oficina del líder del PSC.
Franco, investigado por supuesto tráfico de influencias relacionado con el excontralor Pablo Celi, se fue del país hacia Estados Unidos, hace casi tres años, lo que dejó el camino libre para que Muentes se acercara definitivamente a Nebot.
Al punto de que lo visitaba en su casa incluso en las noches, cuando el círculo íntimo ya se había marchado.
Su actitud despertó más antipatías, hasta en el equipo de seguridad de Nebot, que imploraba el regreso de Franco. "Ni el chofer (de Nebot) lo podía ver", cuenta un amigo cercano del exalcalde de Guayaquil.
Sin embargo, el exlegislador del PSC tuvo un impasse con Nebot, quien lo sacó momentáneamente del 'olimpo' del PSC, por lo que Muentes intentó, sin éxito, vincularse a Centro Democrático cuando Jimmy Jairala era prefecto de Guayas.
Pero en 2014, Muentes reaparece en el Municipio de Guayaquil, cuando iniciaba la cuarta administración de Nebot, como coordinador ejecutivo de participación ciudadana, cargo que ocupó hasta 2020, en la administración de Cynthia Viteri, con quien también se peleó.
Aunque no dio nombres, fue la misma Viteri quien dijo que en el PSC había "personajes de crónica roja" y los enemigos de Muentes lo señalaban a él.
Ahora la Fiscalía lo investiga por liderar una estructura criminal que influenciaba en las decisiones de los jueces de la Corte de Justicia de Guayas, como era "vox populi", según la exdirectora del Consejo de la Judicatura de Guayas, María Josefa Coronel.
Estas declaraciones le valieron un desmentido público de Nebot, quien ahora intenta deslindar a su partido de cualquier acción "personal" de Muentes, que deberá defenderse solo ante la justicia sin Nebot y proscrito del 'edén' socialcristiano.
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