Un debate presidencial, entre ataques interrupciones y poca profundidad
Los candidatos presidenciales Andrés Arauz, de UNES, y Guillermo Lasso, de la alianza PSC-Creo, protagonizaron un debate con enfrentamientos, en el que hubo poco tiempo para profundizar en sus propuestas de gobierno.
Andrés Arauz, candidato del correísmo, y Guillermo Lasso, de Creo, durante el debate presidencial en Guayaquil, este 21 de marzo de 2021.
CNE
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Andrés Arauz y Guillermo Lasso tuvieron la noche del domingo 21 de marzo dos horas para explicar al país sus propuestas de gobierno, en el debate organizado por el Consejo Nacional Electoral (CNE).
La jornada estuvo marcada por acusaciones mutuas entre Lasso y Arauz sobre la relación con la banca, en el primer caso, y sobre la influencia del expresidente Rafael Correa, en el caso de Arauz.
No ayudó el formato del debate, con extensas preguntas formuladas a los candidatos y el escaso tiempo que tuvieron para contestarlas, lo que impidió que hubiera profundidad en aspectos como las propuestas para salir de la crisis económica o el futuro de la dolarización.
El billete y la controversia
Los dos candidatos se atacaron desde la primera ronda de preguntas, cuando Lasso increpó a Arauz sobre "una cuarentena de dólares en Ecuador lo cual implicaría un congelamiento" del dinero de las personas.
Esto porque Arauz dijo que su propuesta para sostener la dolarización era"evitar que los dólares salgan de Ecuador" y agregó que "vamos a mantener la dolarización trayendo los dólares que están afuera".
Arauz mostró un billete de USD 20 para luego asegurar que Lasso sacó sus dólares a Panamá y a offshores (paraísos fiscales).
Luego, el candidato de UNES le preguntó a Lasso si iba a dar prioridad al banco que fundó o al país, pero el postulante de Creo le respondió que le daría prioridad al sector agrícola, que sostuvo la economía del país durante la pandemia del coronavirus.
La respuesta de Lasso a ese cuestionamiento de Arauz llegó tarde, en el bloque sobre movilidad humana, cuando el primero dijo que se había desvinculado de la dirección del Banco de Guayaquil en 2012, "para servir al país".
Moreno se vuelve un arma
El presidente de la República, Lenín Moreno, también tuvo protagonismo, pues ambos candidatos intentaron desmarcarse de su gobierno.
La administración de Moreno se convirtió, así, en una suerte de arma arrojadiza, con Lasso vinculándolo al correísmo y Arauz acusándolo de traición y vinculándolo a Lasso.
Lasso le dijo a Arauz que Moreno llegó al poder con su apoyo y Arauz aceptó que había votado por Moreno, quien fue el candidato de Alianza País, partido al que Arauz perteneció.
Pero el candidato de UNES aseguró que Lasso "compró" a Lenín Moreno para que traicionara el proyecto político del Alianza PAIS y de Rafael Correa.
Por su parte, Lasso evidenció el nexo que hubo entre el correísmo y Moreno al preguntar si el país quería cuatro años más de lo mismo, para un total de 14 años de un régimen que, según Lasso, llevó a Ecuador a un colapso económico, en un contexto de pérdida de las libertades civiles.
Y cuando Arauz intentaba ganarse a los sectores indígenas y mostró la Constitución para decir que Ecuador es un país pluricultural, Lasso aprovechó para espetarlo.
Le dijo que, con la Constitución en la mano, Arauz se veía igual al fallecido presidente venezolano Hugo Chávez y a su sucesor Nicolás Maduro.
El guiño al movimiento indígena de Arauz ocurrió cuando aseguró que en un eventual gobierno suyo privilegiaría el proyecto de desarrollo pluricultural, mientras Lasso le recordaba que en el régimen de Correa se criminalizó la protesta y se coartaron los derechos de varios grupos indígenas.
Las vacunas
Otra pregunta de Arauz que no tuvo respuesta de Lasso fue si compañero de fórmula de este último, Alfredo Borrero, se había vacunado contra el Covid-19.
Tuvo que ser el propio Borrero quien se encargara de negarlo, pero debió hacerlo en redes sociales.
Con ello Arauz sentó la base para posicionar la idea de que Ecuador está tomado por una élite de privilegiados.
"Lenín (Moreno) vacunó a los amigos", dijo Arauz y acusó a Borrero, de ser parte de un gremio que intenta "una privatización tapiñada de la salud".
La saeta de los privilegios se la devolvió Lasso a Arauz al recordarle que fue un hijo privilegiado que estudió en los mejores colegios y en universidades del exterior, mientras de que él (Lasso) debió trabajar desde los 15 años y que su fortuna es el producto de su esfuerzo personal.
Dos visiones contrapuestas
Mientras que Guillermo Lasso defendió la firma de acuerdos comerciales con países como China, Estados Unidos, Japón, Tailandia y los Emiratos Árabes, entre las medidas para reactivar la economía, Arauz habló de firmar los acuerdos que solo le convengan a Ecuador.
Con una visión más nacionalista, Arauz puso sobre la mesa la 'soberanía alimentaria', un concepto que fue ampliamente defendido durante el coerrísmo, "para que no vengan alimentos importados a Ecuador".
Un formato recargado
Para esta ocasión, el Consejo Nacional Electoral (CNE) cambió a los integrantes del Comité de Debates y a la moderadora, puesto que a última hora escogió a la periodista Claudia Arteaga.
Esto, tras la declinación de Andrea Bernal porque el Comité no acogió su petición de que se pudieran hacer contrapreguntas a los candidatos.
Y hasta cambió de formato frente al sistema que se había usado en el debate de primera vuelta.
El primer escollo del nuevo formato estuvo en las preguntas.
Arteaga leyó las cinco extensas preguntas divididas por temáticas. Cada una de ellas, en realidad, contenía al menos tres interrogantes que los candidatos debían responder en apenas minuto y medio.
En el eje económico, por ejemplo, la pregunta pretendía conocer las propuestas de Andrés Arauz y Guillermo Lasso sobre reactivación productiva, el fortalecimiento de la dolarización, la creación de empleos, en especial para mujeres y jóvenes.
Los televidentes que esperaban que el debate sobre la economía fuera el plato fuerte se quedaron con el deseo de conocer, con un mínimo nivel de detalle, los planes para alcanzar estos objetivos
El segundo eje, en cambio, pedía respuestas sobre salud, vacunación, seguridad social y nutrición infantil.
El segundo error: las constantes interrupciones. Cada uno de los segmentos estuvo presidido por un video elaborado por el Comité de Debates que pretendía hacer un diagnóstico de la situación.
Y cada video tuvo una duración de, aproximadamente, tres minutos.
A eso se sumaron tres cortes para información del CNE sobre la jornada de votación. Estos cortes duraron, cada uno, cinco minutos.
Sin contar con que solo la presentación de los candidatos y la explicación de la metodología se llevaron los primeros 20 minutos del debate.
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