Agricultores temen duplicar pérdidas por el fenómeno de El Niño
Kléber Sigüenza, presidente de la Cámara de Agricultura de la Segunda Zona, señala que la etapa lluviosa ha provocado pérdidas en el agro por USD 200 millones. En arroz se perdieron 30.000 hectáreas, dice, y pide a los agricultores prepararse ante el fenómeno de El Niño.
Kléber Sigüenza, presidente de la Cámara de Agricultura de la Segunda Zona, en una bananera inundada en Milagro (Guayas).
Cámara de Agricultura
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Es uno de los principales productores de banano en Guayas. Ha invertido en cultivos de arroz, caña, cacao o palma. Kléber Sigüenza, presidente de la Cámara de Agricultura de la Segunda Zona, relaciona las pérdidas en el agro por las lluvias con los impactos del fenómeno de El Niño.
La Cámara agrupa a 80 centros agrícolas y a 8.000 productores en Guayas, Los Ríos, El Oro, Santa Elena y Galápagos. El impacto de la etapa lluviosa es de unos USD 200 millones este año, pues se perdieron 40.000 hectáreas de cultivos a escala nacional, según el dirigente
Pero sin preparación ante el fenómeno de El Niño las pérdidas podrían más que duplicarse. El sector arrocero es el que mayor afectación sufrió hasta ahora por las lluvias.
Si los efectos de El Niño se hacen sentir desde octubre o noviembre con nuevas precipitaciones, el fenómeno amenaza con interrumpir la cosecha de caña y con afectar también la producción de azúcar, advierte Sigüenza.
¿Cómo impactaron las lluvias en las provincias de Guayas, Los Ríos y El Oro?
Las lluvias todavía persisten, aunque ya estamos en transición a la época seca. Con las lluvias se perdieron alrededor de 40.000 hectáreas de diversos cultivos a escala nacional, el que más pérdidas sufrió el arroz, con unas 30.000 hectáreas.
El PIB (Producto Interno Bruto) agropecuario es de cerca de USD 10.000 millones en el país. Y tradicionalmente, un 70% corresponde a Guayas, Los Ríos y El Oro. Entonces es lógico que el impacto sea mayor en estas provincias.
Son pérdidas enormes ¿faltó prevención?
El impacto económico de la fuerte temporada invernal alcanza unos USD 200 millones, USD 30 millones solo en arroz. La intensidad de las precipitaciones nos tomó por sorpresa porque estaban pronosticadas unas lluvias más moderadas.
Con el Niño en el Pacífico central, ¿cómo mitigar los daños?
Tenemos que prepararnos mejor. Pero aún así se pueden esperar impactos mayores a los de las lluvias. En la zona costera, la etapa lluviosa representa en promedio unos 2.000 milímetros o litros de lluvia por metro cuadrado.
Este año cayeron unos 3.000 milímetros de lluvia. Y en el invierno de El Niño los promedios son de entre 4.000 y 5.000 milímetros.
"En el fenómeno de El Niño de 1982 y 1983 se excedieron los 4.000 milímetros en Guayaquil, de acuerdo al Inamhi".
¿Se teme un incremento proporcional de las pérdidas con El Niño?
Hay que esperar lluvias más fuertes todavía que las que ya ocurrieron este año. El Niño amenaza con duplicar el impacto que tuvimos con las lluvias en el agro, o incluso más que duplicar las pérdidas.
"Sí este año tuvimos pérdidas por USD 200 millones, el invierno de El Niño es impredecible, pero podrían estar arriba de USD 500 millones".
¿Cómo prepararse?
Del lado privado y del lado público. En lo privado debemos limpiar nuestros canales de drenaje, alcantarillas, cunetas, reparar nuestros muros o aumentar nuestras capacidades de bombeo para poder drenar mayor cantidad de agua de las fincas, de requerirse.
Si finalmente el Niño no llega con la fuerza esperada, esa inversión servirá en algún momento para las lluvias.
¿Y en lo público?
Además de compra de ayuda humanitaria y de planes de contingencia para daños de infraestructura, se requiere de limpieza de sistemas de drenajes, canales y fortificación de muros de contención.
Se debe arreglar rápidamente todo el sistema vial que quedó afectado por las lluvias. Tenemos cuatro meses para estar listos.
¿Se requerirá además de algún tipo de asistencia?
La Prefectura del Guayas, por ejemplo, evalúa entregar un bono para pérdidas para agricultores pequeños, de entre una y cinco hectáreas.
Se trata de productores que están siempre en una situación económica muy restringida, si pierden el cultivo, van a pasar hambre. Se necesita la intervención estatal y ayuda como la que está ofreciendo la Prefectura, es sumamente útil.
Después a nivel de medianos y grandes productores tenemos que lograr que los bancos que nos financian pospongan el cobro de deudas, en caso de afectación por El Niño.
¿De qué dependerá un mayor o menor impacto?
Va a depender mucho de en qué momento arranquen las lluvias. Si arranca muy pronto, en el mes de octubre, pueden existir pérdidas muy fuertes en el sector de la caña de azúcar, porque no se va a poder terminar de cosechar.
La caña se cosecha sin lluvias y cuando hay lluvias simplemente se para. Ya no se puede cosechar hasta el siguiente año. Entonces puede quedar una gran cantidad de área de caña sin cosechar y eso puede incidir en la escasez o encarecimiento del azúcar.
Los sistemas predictivos modelan los sucesos anteriores y la naturaleza es impredecible. El nivel de predictividad es mayor a corto plazo. Entonces a medida que pasen las semanas y los meses tendremos más claridad y las predicciones se irán ajustando.
¿La zafra o cosecha de caña puede interrumpirse entonces?
Normalmente arranca desde julio y termina en diciembre. Ahora va a arrancar la zafra un poco atrasada porque las lluvias han tardado en concluir. Con El Niño podría llover en octubre o en noviembre e interrumpir la cosecha.
En caña de azúcar existen tres grandes ingenios en la provincia de Guayas, cada uno con un poco más de 20.000 hectáreas.
¿Por eso el Gobierno prepara importaciones de arroz, caña y maíz?
Sí. El maíz se siembra en zonas altas, quizás la repercusión no sea tan fuerte. Pero definitivamente es el tercer producto que puede ser más afectado. Y luego hay cultivos de exportación que ya no afectan la seguridad alimentaria interna.
Va a haber también problemas con hortalizas como tomate y cebolla que se siembran en la Costa, que ya han comenzado a registrar aumentos de precios.
Tenemos que llegar a acuerdos entre productores y comercializadores para encontrar un balance sin afectar la producción o al consumidor.
El productor agropecuario necesita un margen de rentabilidad para poder seguir mejorando sus cultivos y que el país siga teniendo una base de alimentación propia.
¿Y qué está pasando con el arroz, escasez o especulación?
Están ocurriendo las dos cosas. Con precisión quién debe tener las cifras para determinar qué está pasando es el Ministerio de Agricultura, a partir del tonelaje que se cosechó, para salvaguardar los intereses, tanto de consumidores como de productores.
El Ministerio cuenta con más de 200 técnicos para determinar la cosecha con exactitud.
¿Pero el Gobierno le apunta más a un tema especulativo?
Los datos con los que nosotros contamos nos dicen que este año en vez de las 120.000 hectáreas habituales que se cosechan en el primer semestre, solo se cosecharon unas 90.000.
Normalmente se siembran entre 100 a 120.000 hectáreas de arroz en el primer semestre y pasadas las 130.000, en el verano. Entonces podríamos recuperar el faltante si en el segundo semestre se siembran 150.000 hectáreas, lograríamos cubrir la demanda nacional.
¿La subida del precio del arroz se debe también a ese faltante?
La subida de precio se deba a la escasez o disminución real de cosecha, aparte del acaparamiento que también se suele presentar. El arroz no es que se puede guardar en cualquier lugar porque coge humedad y se daña.
Tiendas y supermercados tampoco pueden acaparar mucho arroz, carecen del bodegaje apropiado. Mucho menos el consumidor final. Se requieren áreas de almacenamiento y recursos; así que la especulación, si es que se produce, tiene patas cortas.
¿Qué riesgos representa una temprana importación de arroz?
Al productor agropecuario tampoco le conviene que ingrese arroz de otro país y que se caiga el precio, porque sale a pérdida. Es un equilibrio delicado porque un agricultor que pierde y pierde ya no siembra más.
¿Importar arroz puede ser contraproducente ahora?
En estos momentos cuando se avizora una transición a la época seca los productores arroceros se pueden motivar por el buen precio para cultivar.
Lo que tenemos que procurar es sembrar más área en está época de verano (o seca) que tendremos hasta octubre o noviembre, en el segundo ciclo del año, porque El Niño no va afectar hasta esa época.
Con una mayor siembra se debe procurar garantizar el abastecimiento de arroz para cuando lleguen las lluvias de El Niño.
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