"Tenemos luz, pero estamos pagando con sangre": La Roldós elude los racionamientos en medio de balaceras
Debido a la inseguridad, los cortes de luz no se cumplen en La Roldós, el sector de Quito que reporta balaceras similares a Nueva Prosperina y Flor de Bastión, puntos críticos en Guayaquil.
Imagen panorámica del barrio de La Roldós y su calle N85, la más violenta del sector.
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Quito Informa
Autor:
Redacción Primicias
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En sus 42 años de vida, el barrio de La Roldós atraviesa el momento más crítico de su historia. En alrededor de cuatro meses, al menos cinco balaceras ocurrieron en el sector cobrando la vida de 10 personas.
Los últimos casos se presentaron en una misma semana, entre el miércoles 17 y domingo 20 de octubre de 2024. En esos ataques, una mujer murió en el interior de una farmacia y un joven futbolista en la cancha de tierra de un estadio, respectivamente.
Debido al nivel de inseguridad, gran parte del sector se libró de los cortes de luz por la crisis eléctrica. Al menos, ese es el argumento que manejan los moradores.
"Tenemos luz, pero estamos pagando con sangre", señala un vecino que prefirió no revelar su identidad. Según el morador, antes de las dos últimas muertes violentas de octubre, el 20 de septiembre se registró uno de los crímenes más crueles del sector.
Ese día, cinco personas fueron acribilladas en el interior de una peluquería. Entre los muertos estaban dos hombres con antecedentes penales, pero el resto fueron víctimas colaterales. El crimen conmocionó al barrio, que reclama mayor presencia de las fuerzas del orden
"La policía vienen un par de días, se ubican en las esquinas un rato y luego se van. Ese es el control que hacen aquí", dice una mujer que camina por la calle N85, la zona más violenta de La Roldós.
La ciudadana señala que por el crimen de septiembre y los casos de robos en el sector, los cortes de luz se suspendieron en la zona.
"Imagínese si esto estuviera completamente a oscuras y en la noche. No queda nadie", dice la moradora.
De hecho, las continuas balaceras en La Roldós equiparán al sector a lugares como Nueva Prosperina y Flor de Bastión, puntos críticos en el noroeste de Guayaquil.
La sensación es tal, que los taxis y otros servicios de transporte particular no quieren realizar recorridos a esta zona de Quito.
Un "apagón de seguridad"
Desde el inicio de los racionamientos, la mayoría de lugares en La Roldós tienen luz. A diferencia de sus barrios vecinos como Pisullí, Vista Hermosa, Colinas del Norte y Cangahua.
Sin embargo, contar con iluminación no ayudó a mejorar la seguridad. En la tercera semana de octubre de 2024, ya con cortes de luz de 10 horas en Quito, ocurrieron las dos últimas balaceras en La Roldós.
"El verdadero apagón que vivimos es el de la inseguridad. Necesitamos a los militares y más operativos o la historia se va a repetir", manifiesta un vecino mientras espera el bus.
De mirador ideal a locales en luto
Desde que el barrio de La Roldós nació, en 1982, la característica principal del sector era ser un mirador ideal para observar el norte de la capital.
Precisamente, esta zona, de cerca de 70.000 habitantes, es uno de los llamados barrios altos de Quito, donde la necesidad de vivienda ha provocado que las personas construyan sus hogares hasta colindar con la vía a Nono.
No obstante, el sector cuenta con todos los servicios básicos y calles asfaltadas. Incluso, en los próximos días se inaugurará un nuevo parque en el ingreso a Vista Hermosa.
Rodeada de quebradas y montañas, la Roldós también ofrece senderos y rutas para caminar entre amigos o con las mascotas.
Sin embargo, todo esto pasó a un segundo plano con las masacres en su calle principal y ahora en su estadio barrial. Ahora, lo común es ver lazos negros en los exteriores de los locales, en señal de luto.
Dolor por las últimas víctimas
"Lloré cuando me enteré lo que le pasó a la chica de la farmacia. Era mi vecina, la veía todos los días. De un momento a otro, acabaron con su vida", dice otro morador al recordar el mortal ataque a la farmacia.
Misma descripción se tiene del joven asesinado en el estadio de la Liga San José de Cangahua. Lo recuerdan como "un chico bueno y educado".
No obstante, su asesinó se camufló entre los asistentes al partido y cuando vio la oportunidad le disparó sin más.
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