En Tungurahua, la industria busca reducir el impacto ambiental por tratamiento del cuero
El 80% de las curtiembres en Tungurahua opera sin una planta de tratamiento de aguas residuales, generando contaminación en ríos y acequias. Sin embargo, iniciativas privadas buscan transformar el sector hacia un modelo más sostenible.
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El proceso del lavado del cuero puede ser contaminante por el alto grado de químicos, aunque ya existen procedimientos para reducir el impacto ambiental.
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La industria del cuero en Tungurahua es una de las más importantes de Ecuador, pero también una de las más contaminantes.
El proceso de curtición requiere grandes cantidades de agua y productos químicos, como cromo y sulfuros, cuyos residuos terminan en ríos y acequias, afectando el medioambiente y la salud de las comunidades cercanas.
Según datos de la Corporación de Desarrollo de Ambato y Tungurahua (Corpoambato), en la provincia existen al menos 57 curtiembres, de las cuales el 90% está en Ambato.
Sin embargo, el 80% de estas empresas no cuenta con una planta de tratamiento de aguas residuales, lo que ha obligado a la Dirección de Gestión Ambiental del Gobierno Provincial a suspender a cinco de ellas en 2024 por incumplimiento de normativas ambientales.
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El costo ambiental de las curtiembres
Isaías Quinatoa, director de Gestión Ambiental del Gobierno Provincial de Tungurahua, confirma que se tramitarán más sanciones.
El impacto de la industria es alarmante. Para producir una tonelada de cuero terminado se requieren aproximadamente 500 kilogramos de químicos, de los cuales el 85% se convierte en desechos residuales.
Uno de los cuerpos de agua más afectados es la acequia Marañón, en la parroquia Totoras, sur de Ambato, que lleva más de 12 años contaminada. Cecilia Pérez, presidenta del GAD parroquial, lamenta la situación.
“El daño no es solo ambiental, sino también social. La exposición al cromo y otros residuos está relacionada con problemas de piel e intoxicaciones en las comunidades cercanas”.
Cecilia Pérez, presidenta del GAD parroquial.
Una apuesta por la sostenibilidad
Ante esta crisis ambiental, algunas curtiembres han decidido cambiar su modelo de producción. Un ejemplo es Promepell, ubicada en el Parque Industrial de Ambato, que transformó su proceso productivo para minimizar su huella de carbono y reducir la contaminación.
La empresa fue una de las 10 ganadoras del programa Green Circular, impulsado por la Federación Ecuatoriana de Exportadores (Fedexpor) y cofinanciado por la Unión Europea. Con un premio superior a USD 100.000, invirtió en una planta de tratamiento de aguas residuales.
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Gracias a esta tecnología, ha reducido en un 90% las descargas de cromo y sulfuros al ambiente. Además, implementó un sistema de reutilización de químicos alineado con los principios de la economía circular.
En septiembre de 2024, Promepell recibió la certificación Carbono Neutral, convirtiéndose en la primera curtiembre del país en lograrlo.
“Este es un esfuerzo de más de tres años para minimizar las descargas contaminantes y reducir nuestra huella de carbono”, afirma César Gavilanes, gerente de la empresa.
Apoyo a los pequeños productores de cuero
Uno de los aspectos más innovadores del proyecto de Promepell es que su planta de tratamiento no solo beneficia a la empresa, sino que también está disponible para pequeños artesanos del cuero en Tungurahua.
Muchas curtiembres artesanales no tienen los recursos para implementar sistemas de depuración de aguas residuales, cuyo costo mínimo puede superar los USD 300.000.
Mediante Promepell, ahora pueden realizar el tratamiento de sus descargas sin generar contaminación en la zona urbana.
La curtiembre maneja dos tipos de aguas residuales: Alcalinas (provenientes del pelambre y desencalado), que son tratadas con oxidación de sulfuros.
Y las ácidas (con cromo), cuyo tratamiento tiene dos opciones: Reciclado directo tras filtración y precipitación de cromo con sosa cáustica, generando un lodo reutilizable en el proceso de recurtido.
“El agua clarificada puede usarse para lavados de cuero y pisos, mientras que el lodo de cromo se reintegra al proceso, reduciendo residuos”.
César Gavilanes, gerente de Promepell.
Para fortalecer esta iniciativa, la empresa busca apoyo del sector público y un marco normativo que formalice el sector.
“Nuestro objetivo no es monopolizar el mercado, sino dar un ejemplo de sostenibilidad y generar un impacto positivo en la industria del cuero en Ecuador”, recalca.
El cuero como producto sostenible
Promepell también trabaja en cambiar la percepción sobre la industria del cuero. La empresa cuenta con la certificación Carbono Neutral e ISO 9001, garantizando estándares de calidad y sostenibilidad.
“El cuero es parte de un proceso de reciclaje. Se trata de transformar un subproducto de la industria alimenticia en un material de alta calidad y durabilidad, sin necesidad de generar sacrificios adicionales”, explica el gerente.
Además, la empresa busca educar a las nuevas generaciones sobre la importancia del cuero en la moda, la tapicería y otros sectores.
“Queremos que los jóvenes apuesten por esta industria, pero con una visión de sostenibilidad y responsabilidad ambiental”, concluye Gavilanes.
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