Así avanza la sequía hidrológica en Cuenca y este es su impacto en ríos y lagunas
Este 26 de agosto se cumplen 45 días de una sequía hidrológica en Cuenca que tiene al río Tomebamba en estiaje y a las lagunas con niveles más bajos. El ecosistema también sufre impactos negativos.
Laguna del Parque Nacional Cajas que presenta niveles más bajos por la sequía higrológica.
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Cuenca sumó este lunes 26 de agosto 45 días con sequía hidrológica. El caudal del río Tomebamba se mantiene en estiaje, mientras que los ríos Yanuncay y Tarqui con niveles bajos. Pero hay otros impactos de esta sequía.
En el Parque Nacional Cajas, en las lagunas más pequeñas, se puede observar menor nivel de agua con orillas secas. Esto como consecuencia visible.
Lo que no se ve, pero saben los expertos, es el impacto con microorganismos y otros ecosistemas que dependen del agua, sus niveles y temperaturas.
Sequía hidrológica
Pablo Mosquera, analista de monitoreo Biótico de la Empresa de Telecomunicaciones, Agua Potable y Alcantarillado (ETAPA), explica que la lluvia se mide por milímetros que caen por metros cuadrados en las zonas de monitoreo.
En estos días no se han registrado lluvias que eleven la cantidad de caudales en los ríos de la ciudad. Cuando los caudales basales bajan sus niveles se cuentan como sequía hidrológica.
En el río Tomebamba, por ejemplo, el caudal normal es de cinco metros cúbicos por segundo o más, pero en los últimos días no ha pasado del metro cúbico, “ya bajado el metro cúbico estamos hablando de una sequía hidrológica”, dice el experto.
Recordó que en 2023, Cuenca superó los 100 días de sequía hidrológica que tuvo impacto en los cuatro ríos de la ciudad. En contraparte, en mayo de este año se reportó gran cantidad de lluvia extrema que desencadenó en un aluvión.
El problema es que el río Tomebamba alimenta a la primera planta que es El Cebollar para abastecer a gran parte de la población. Etapa mantiene el pedido de hacer uso racional del líquido vital para evitar racionamientos.
Consecuencias en el páramo
Este mismo río se alimenta de lo que el Macizo del Cajas le provee.
Mosquera explica que el Parque Nacional Cajas es un suelo orgánico con concentración de carbono que permite absorber y liberar agua a las lagunas y afluentes que alimentan el río Tomebamba.
Al existir falta de lluvia el suelo va a tener un impacto, “se pierde la estructura y se empieza a oxidar” lo que hace que vaya perdiendo esta estructura esponjosa. Este es una consecuencia que se presenta a todos los niveles de los Andes.
Otras consecuencias son en los humedales que almacena grandes cantidades de agua y cuya vegetación se empieza a destruir y con ello, cantidades de especies vegetales.
Lagunas con menos niveles
Esta falta de lluvias hace que el suelo esponjoso deje de nutrir a los cuerpos de agua del Cajas y la alta temperatura provoca evaporación.
El experto indica que existen sensores en las lagunas para medir los niveles de agua, pero a simple vista se observa que cuerpos más pequeños han perdido gran cantidad de agua, en algunos casos medio metro o incluso más; en lagunas más grandes es menos visible, pero se registra una pérdida de medio metro.
Tanto en los ríos como en lagunas existen ecosistemas vivos, acuáticos o endémicos, que tienen impacto por la poca cantidad de agua y las altas temperaturas, “el agua muy caliente va a afectar a la biodiversidad, como los peces”.
Recuperación lenta, lejos de la lluvia
De todas estas consecuencias lo más difícil es la recuperación, dice Mosquera. Las lluvias caerán pero el páramo tiene que absorber el agua, nutrir los lagos y luego devolver a los ríos.
De acuerdo con los registros históricos de la empresa, agosto y septiembre han sido meses de sequía.
En Etapa esperan que las primeras lluvias comiencen a registrarse a finales de septiembre o inicios de octubre siempre que la sequía no se extienda.
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