"El papa Francisco quería mucho a Ecuador, por eso fue el primer país que visitó", recuerda monseñor Fausto Trávez
Monseñor Fausto Trávez estuvo junto al papa Francisco durante los cuatro días que duró su visita a Ecuador, del 5 al 8 de julio de 2015.

El monseñor Fausto Trávez (izquierda) junto al papa Francisco, en su visita a Ecuador en julio de 2015.
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El Vaticano
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El papa Francisco visitó Ecuador entre el 5 y el 8 de julio de 2015. Esa fue la segunda vez que la máxima autoridad de la Iglesia Católica llegó al país, tras el visita que hiciera Juan Pablo II en 1985.
Durante su visita, el papa Francisco participó en varias misas multitudinarias en las que compartió su mensaje de fe y apostolado. Una figura clave en su estadía fue monseñor Fausto Trávez, quien presidía la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, y estuvo a su lado desde que pisó suelo ecuatoriano hasta su despedida en el aeropuerto Mariscal Sucre.
Una década después de esa histórica visita y cuando el mundo católico lamenta la muerte de Francisco, Trávez recuerda que en los cuatro días "el Santo Padre decía constantemente que quería mucho a Ecuador y que por eso fue el primer país que visitó en la región cuando fue elegido Papa".
Según Trávez, este cariño tiene origen en las constantes visitas a los estudiantes de la Universidad San Gregorio en calidad de maestro jesuita. "Conocía casi todo el Ecuador. Me hablaba de las regiones, el clima y la comida. Solo le faltó conocer Galápagos", dice Trávez.

Una de las anécdotas que Trávez atesora en su corazón fue cuando el Papa aterrizó en Ecuador. "Me decía que se siente un pecador, pero cuando llegó al país y me abrazó, no lo sentí así. Lo sentí realmente como el Santo Padre. Mi corazón latió como nunca cuando me llamó por mi nombre", cuenta.
En el trayecto entre el aeropuerto y Nunciatura Apostólica en Quito, donde Francisco se hospedó, la formalidad quedó atrás. El Papa comenzó a contar anécdotas y uno que otro chiste con su característico acento argentino. "Nos sorprendió al inicio, pero luego entendimos que era una forma que tenía de mostrar su sencillez y que todos somos iguales ante Dios".
Antes de tomar un avión que lo llevara a Bolivia, el papa Francisco visitó el tradicional Santuario de El Quinche. La caravana pasó por la parroquia Checa, donde monseñor Trávez fundo la Comunidad de las Hermanas Misioneras Franciscanas de la Juventud. "Ellas pusieron un letrero que decía: Padre Fausto, bienvenido a su tierra, que el Santo Padre nos bendiga".
"Me preguntó qué era ese lugar y tuve que contarle rápidamente. Sin pensarlo, pidió que el carro se detenga y nos dio la bendición. Recordar eso me da una emoción espiritual muy grande que hasta se me salen las lágrimas", dice con emoción.
Horas más tarde, el Papa terminó su visita a Ecuador. "El último mensaje que nos dio es que amemos a todas las personas como Dios nos ama", dice Trávez.
Agrega que a lo largo de su papado, Francisco dejó un legado de alegría, paz y optimismo. "Siempre insistía en que debemos ir a lugares a los que nunca había ido la iglesia. Esa fue una de sus mayores enseñanzas".
Está convencido que su elección como máxima autoridad fue una obra de Dios. "Quienes lo conocían decían que era una persona muy seria y exigente, pero cuando fue elegido, su vida cambió y todo fue alegría", señala.
Trávez asegura que el amor que el papa Francisco expresó por la Iglesia, y por quienes no son parte de ella, trascenderá en el tiempo.
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