Este es el origen de la caminata de la Virgen de El Cisne
En 1829, el libertador Simón Bolívar emitió un decreto a favor de esta celebración religiosa, que constituye la romería más antigua del Ecuador.
La imagen de la Virgen de El Cisne durante un recorrido en los exteriores de su Santuario, este jueves 15 de agosto de 2024.
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Cortesía Bolívar Pérez
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Durante el mes de agosto, la provincia de Loja es el destino principal para todos aquellos que participarán de la caminata de la Virgen de El Cisne.
Esta tradicional romería se inicia este sábado 17 y concluye el martes 20 de agosto de 2024.
En total, son tres días de peregrinaje desde el Santuario de El Cisne, pasando por San Pedro y Catamayo, hasta la Puerta de la Ciudad de Loja.
Origen de la caminata
En 1595, por petición de los primeros habitantes del Cisne, el artista Diego de Robles, integrante de la aclamada escuela quiteña, elaboró una réplica de la imagen de la Virgen del Quinche.
Cuando concluyó la obra, esta nueva efigie fue trasladada a Loja, hasta una capilla de adobe y paja del Cisne.
La historia relata que venerar a esta imagen fue una promesa del pueblo cisneño a la Virgen María, tras un milagro que permitió que sus tierras, afectadas por la sequía, vuelvan a ser productivas. Se dice que ella se apareció ante un grupo de nativos y les pidió levantar un templo en su honor.
La edificación, a cargo de los los Padres Oblatos, fue levantada como una Basílica gótica de estilo ojival, cuya construcción inició en 1934 y terminó en 1978.
El papel de Simón Bolívar
El milagro del Cisne despertó el interés en el resto del Ecuador y en el extranjero, que luego sobrevino la advocación a la Virgen del Cisne.
Con esta figura, se pone un poblado bajo la tutela de una divinidad o un santo. Para recordar el suceso, se comenzaron a celebrar misas solemnes durante tres días.
Por entonces, esta manifestación de fe llamó la atención del libertador Simón Bolívar que, en 1829, expidió un decreto para establecer el periodo oficial de celebraciones y una visita anual de la imagen a la ciudad de Loja.
Así, la primera peregrinación hacia las parroquias aledañas al Cisne ocurrió en 1830.
Miles de peregrinos
Dada la trascendencia que la Virgen de El Cisne despertó en los lojanos y ecuatorianos, su fama se extendió hasta regiones del Perú.
Sus devotos le asignan atributos para curar enfermedades y sanar heridas, hasta milagros concedidos a padres con hijos moribundos y a personas con problemas de salud.
Durante el recorrido, los fieles caminan descalzos, con hijos en brazos o hasta de rodillas. Desafían el frío y el cansancio con tal de permanecer cerca de la imagen. Con el tiempo, a la Virgen del Cisne se la llamó ‘La Churonita’, por su cabello largo y rizado.
Cada año, se estima la participación de alrededor de 500.000 personas. Producto de esto, en las inmediaciones del cantón Catamayo y en la ciudad de Loja se realizan ferias internacionales, que promueven la integración y el comercio.
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