Manabí: 35% de la población está expuesta a la amenaza de inundaciones
Las fuertes lluvias que caen en Manabí ponen a prueba los planes para evitar las inundaciones y evidencian la vulnerabilidad de la población ante los fenómenos climáticos. Uno d elos factores que más influyen es la deforestación.

Un ciudadano observa los efectos de las inundaciones causadas por las fuertes lluvias caídas el 11 de marzo de 2025 en Manta.
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Manabí arrastra una serie de problemas que golpean infraestructuras y han causado la pérdida de vidas. Estos problemas se intensifican en la época invernal, debido a que el 35% de la población se encuentra expuesta a la amenaza de inundación, según el Plan Multiamenazas de la Prefectura de Manabí.
Según el Plan de Desarrollo y Ordenamiento Territorial (PDOT) 2023–2027 de la prefectura de Manabí, eso se debe a factores como la expansión urbana no planificada, intensificación agrícola, deforestación, minería ilegal y turismo descontrolado.
Esta provincia -con 1,59 millones de habitantes- enfrenta en la época lluviosa desbordamiento de ríos y quebradas, lo que provoca la inundación de áreas urbanas y rurales, deslizamientos de tierra y erosión del suelo.
Datos de la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos (SNGR), revelan que en 2025 Manabí ha sido la provincia con mayor impacto en la población, pues 69.646 personas han sufrido algún efecto a causa de las lluvias, de las cuales siete han fallecido.
“No tenemos suficientes áreas de conservación de bosques…es una situación muy compleja o estamos inundados o sin agua. Es la deforestación la que nos lleva a estos extremos", explica la bióloga Carolina Toapanta, presidenta de la fundación Bosques, Mares y Comunidades (Bomaco).
Según el Plan Multiamenazas del GAD Provincial de Manabí 2022, en entre 2018 y 2020 se perdieron 13.528 hectáreas de bosque por año.
“El suelo deforestado no absorbe la misma cantidad de agua. la deforestación es más notoria en Guayas, Esmeraldas y Manabí”, dice Carlos Rivas Cobo, investigador del grupo de Evaluación y Restauración de Sistemas Agrícolas y Forestales (ERSAF).
Amenaza de inundación
Manabí es una de las provincias donde rigen dos declaratorias debido a los impactos de las fuertes lluvias: emergencia regional y alerta roja.
Según la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos del 1 de enero al 25 de marzo de 2025, se han registrado -a escala nacional- 803 inundaciones, de la cuales 168 ocurrieron en Manabí y 255 en Guayas.
También hay un número considerable de inundaciones en Los Ríos (84), El Oro (59), Pichincha (35), Esmeraldas (32), Santa Elena (28) y Azuay (24).
Datos del Plan Multiamenazas de Manabí, señalan que el el 22% de la superficie de la provincia sufre una amenaza de inundación. En ese territorio vive el 35% de la población y ahí está el 32,6% de la vialidad rural.

Las zonas más propensas a inundaciones se hacen más extensas en las “unidades hidrográficas Chone, Portoviejo y Jipijapa”. Esto, principalmente, por la localización de los estuarios de los ríos Chone y Portoviejo, aunque en toda la provincia existe peligro de inundaciones.
El documento aclara que no todas las inundaciones tienen las mismas causas e identifica las siguientes:
- Precipitaciones de gran intensidad, que no tienen salidas o drenajes adecuados, tanto en las zonas rurales y urbanas.
- El desbordamiento de los ríos origina el 88% de las inundaciones.
“El principal problema es la gestión del suelo rural y urbano -como en el caso de Manta- es que los sectores que se inundan son zonas al lado de las riberas de los ríos Manta y Burro, donde no se cumplen la regulaciones”, manifestó Aldo Vásquez, exdirector de Riego y Drenaje del Gobierno provincial de Manabí.
Vásquez, dice que también hay que tener en cuenta, la gestión de cuencas “estamos quizás hasta retrocediendo, porque las laderas no deben ser parte del suelo agrícola", porque no tienen vertientes adecuadas y las lluvias intensa hacen que se supere fácilmente la capacidad de saturación del suelo.
Para el consultor ambiental, César García, “no es que la naturaleza está agrediendo a la población fue la población que se metió donde no debería (...) las volquetas llegan con material de escombros y rellenan las quebradas”, denuncia García.
Según el experto, el Plan de Desarrollo y Ordenamiento Territorial (PDOT) de Manta “no dice mayor cosa técnica, sino generalidades sobre lo que deberíamos hacer, pero que no enfatiza en planes o acciones que se deberían ejecutar para enfrentar eventos como sequías o intensas lluvias como las actuales".
Huella de la deforestación

A escala mundial, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) estima que se talan 10 millones de hectáreas de bosque anualmente. En el caso de Ecuador, cada año se pierde un promedio de 94.353 hectáreas de bosque.
Según el Plan Multiamenazas, en Manabí, entre 2018 y 2020 se perdieron 13.528 hectáreas de vegetación por año. Los índices más altos de deforestación de ubicaron en los cantones de Chone y Pedernales.
La plataforma Global Forest Watch, recoge que la provincia perdió, entre 2002 y 2023, 626 hectáreas de bosque primario húmedo. Y del 2001 a 2023 hubo una pérdida de cobertura arbórea de 95.0 kha.
También se ha registrado un número significativo de alertas, entre el 31 de diciembre de 2022 y el 30 de diciembre de 2024, hubo 70.017 avisos de deforestación.
Bolívar, al centro norte, es uno de los cantones donde “se evidencia una deforestación sostenida y eso ha generado mayor problema en el tema de inundaciones”, manifestó la bióloga Toapanta.
De hecho, en Bolívar, rige una declaratoria de alerta roja, debido a que el 80% de la zona urbana sufre afectaciones por inundaciones.
¿Por qué la importancia de los árboles? – de acuerdo a Toapanta, los árboles actúan como paraguas interceptando la lluvia que cae y van bajando la intensidad, lo que reduce las inundaciones repentinas por curso de aguas desbordados. Además, las raíces son esponjas naturales, es decir, absorben el agua y la almacenan en el suelo.
“Si tenemos una cubierta forestal ayuda a mitigar si llueve mucho”, añade Rivas.
De su lado García dice que si bien es cierto hay programas de siembra “pero no llevan un control de qué areas pueden ser sembradas con planes de reforestación”.
Áreas de conservación y uso sostenible

Entre las estrategias de conservación y restauración están las Áreas de Conservación y Uso Sostenible (ACUS), enfocadas en promover la conservación de las fuentes de agua a través de la conservación de los bosques, pues Manabí no recibe agua de los Andes, significa que, debe gestionar su propio recurso.
Las ACUS son promovidas por la fundación Bosques, Mares y Comunidades (Bomaco) y comprenden la restauración del hábitat a través de la reforestación y la regeneración forestal, promoción de medios de vida sostenibles e implementación de talleres y educación ambiental para las comunidades locales.
Los cantones donde ya existen áreas de Conservación son Jama, Pedernales, San Vicente y Sucre, lo que representa casi 200.000 hectáreas.
También existen este tipo de áreas a nivel provincial. Además, hay zonas priorizadas por su importancia hídrica como son Chone, Flavio Alfaro, Junín, Pichincha, Portoviejo y Santa Ana.
“Nosotros nos adherimos a la planificación territorial que ya existe a nivel de prefectura y municipios y ahí es que creamos esta propuesta de Áreas de Conservación y Uso Sostenible”, manifestó Toapanta.
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