Habitantes de Quilloturo, en Baños de Agua Santa: "Nos quedamos con deudas y sin nada"
Los habitantes de Quilloturo ya no quieren regresar al que fue su hogar. El 16 de junio de 2024, un derrumbe cubrió a la comunidad y 14 personas murieron, de las cuales 11 eran residentes. Ellos perdieron familias, terrenos, casas y cultivos, pero no la esperanza.
Varias cruces recuerdan la partida de los habitantes de Quilloturo, parroquia Río Verde, en Baños, cuya montaña se llevó su alegría y sus sueños.
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PRIMICIAS
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Los días de angustia y desesperación se convirtieron en semanas de incertidumbre. Hoy, los sobrevivientes de la tragedia en Quilloturo, parroquia Río Verde, en Baños de Agua Santa, enfrentan la dura realidad de empezar de nuevo, sin un lugar claro al cual dirigirse.
La noche del desastre quedó grabada en la memoria de quienes lograron sobrevivir. Piedad, una joven de 18 años con un bebé de una semana de nacido, recordó que la lluvia empezó desde el viernes por la noche.
En Quilloturo tenían la costumbre de reunirse en una sola casa cuando el aguacero era incesante. Como no paró, el sábado se reunió un grupo de unos 20 habitantes en la casa de la familia Paredes y se quedaron hasta la madrugada, porque no hubo deslaves.
Piedad recuerda que a las 03:00 regresaron a la casa y durmieron tranquilos, pero a las 10:30 del domingo 16 de junio la montaña empezó a desprenderse.
Ella, embarazada, temía dar a luz a su hijo en medio del lodo, pero con ayuda de su esposo logró avanzar hasta el ingreso del túnel que conduce a la parroquia Río Verde.
Piedad y su esposo observaron cómo en cuestión de minutos, la tierra, pesada y húmeda por las intensas lluvias, se desprendió de la montaña y cubrió todo a su paso.
Casas, cultivos y vidas quedaron enterradas. La comunidad, que alguna vez fue un lugar lleno de vida, ahora se parecía más a un campo de batalla, con montones de escombros y lodo donde antes había hogares y risas.
Amelia Paredes perdió a seis de sus familiares: Mamá, dos hermanos, cuñado y sobrino. Ella se salvó porque junto a sus hijos y nietos viajó a Esmeraldas, por un paseo escolar de fin de año.
Con lágrimas y el dolor de la pérdida aún fresco, Amelia recalca que no han tenido otra opción que levantarse.
La incertidumbre de a dónde ir
La fortaleza de Amelia Paredes es admirable. A pesar de su dolencia, la falta de recursos y de un lugar seguro al que llamar hogar, saca fuerzas para reconstruir su vida.
Lo mismo hacen las más de 600 personas que tuvieron que salir de este pequeño pueblo cubierto, casi en su totalidad de escombros y lodo.
En la comunidad se observan aún montículos gigantes de lodo que se quedaron como un muro entre la montaña y lo que eran las casas en Quilloturo. Las cruces están ubicadas como santuarios donde un día fueron las casas de sus seres queridos.
“Es un trabajo arduo, pero la necesidad de seguir adelante supera cualquier obstáculo”, menciona Amelia, quien tiene que vivir en un albergue en Río Verde, hasta que los reubiquen o logren reunir los recursos para alquilar un departamento.
Los habitantes se dan tiempo para recorrer lo que eran sus propiedades y en la noche regresan a los albergues donde las donaciones ya no llegan y han tenido que acostumbrarse a compartir los espacios.
Reubicación en promesas
Tras la tragedia, las autoridades prometieron reubicar a la comunidad en un lugar seguro. Pero esas promesas, que en un inicio trajeron un rayo de esperanza, se han convertido en fuente de frustración.
No hay una fecha establecida ni un sitio fijo para su reubicación. La espera prolongada ha dejado a los habitantes en un limbo, obligándolos a permanecer en los albergues.
Muchos de los sobrevivientes perdieron sus cultivos, unos a punto de cosechar y otros en siembra. “Nos quedamos con deudas y sin nada”, lamenta Deysi Chicaiza. Para sobrevivir deben buscar trabajos en terrenos de amigos o vecinos o en actividades diversas.
William Freire, presidente del Gobierno Parroquial de Río Verde, asegura que están buscando lugares donde reubicar al menos unas 165 familias tanto de Quilloturo y El Placer.
Entre unas de las opciones está la construcción en el sector de la Pampa, ingreso a Baños desde Pelileo. “Todavía no se sabe si será totalmente donado el espacio. Sobre las ayudas humanitarias solo llegaron las primeras tres semanas, ahora la gente trabaja en lo que más puede”, dijo Freire.
Humberto Plaza, ministro de Desarrollo Urbano y Vivienda, aseguró en una visita el 28 de junio a Quilloturo que se invertirán USD4 millones para construir 145 viviendas, cuyo costo de cada casa sería de USD 30.000.
Recalcó que las viviendas serán gratuitas y que firmarán un convenio para que los beneficiarios pongan la mano de obra y que las casas también puedan ser utilizadas como fines turísticos.
Serán construidas en un terreno de nueve hectáreas en la comunidad Los Martínez, de la parroquia Río Negro, que se consiguió junto con la municipalidad. En esta reunión no se señaló fecha de construcción. Los damnificados esperan que esas promesas se cumplan.
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