Los impactantes testimonios de las víctimas de esclavitud en Furukawa en Ecuador
El 7 de diciembre de 2024, la Corte Constitucional declaró que en las haciendas de la empresa japonesa Furukawa, en Ecuador, existió una "práctica análoga a la esclavitud".
Fotografía de archivo de extrabajadores de la compañía japonesa Furukawa que protestaban a las afueras de la Defensoría del Pueblo, en Quito, el 2 de diciembre de 2021.
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Rodrigo Buendia / AFP
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"¡Abacaleros libres!", gritan emocionadas el martes tres de más de 300 víctimas de esclavitud moderna en Ecuador tras relatar sus precarias condiciones de vida en la empresa japonesa Furukawa, que deberá indemnizarles con USD 41 millones y pedir disculpas.
Algunas dieron a luz a sus hijos en insalubres y hacinados campamentos, y los criaron sin luz ni agua potable. Otras personas resultaron mutiladas en accidentes laborales y nueve murieron esperando justicia.
La Corte Constitucional de Ecuador declaró la semana pasada que la empresa Furukawa mantuvo en condiciones "análogas a la esclavitud" a trabajadores y le ordenó el pago de 120.000 dólares a cada víctima.
Los 342 exempleados vivieron atemorizados de perder su mísero sustento, algunos por décadas, hasta que decidieron enfrentar al "monstruo" Furukawa, que produce la fibra de abacá, una suerte de hilo vegetal. La empresa es acusada de ocultar relaciones laborales mediante contratos de arrendamiento de tierras.
María Guerrero relató que sus padres la llevaron con ellos cuando tenía dos años de edad, junto a seis hermanos, a los cultivos de Furukawa. En tres décadas no conoció otro lugar y ahí mismo conoció a su esposo con quien tuvo siete hijos.
"Yo di a luz a todos mis hijos dentro de la empresa, no tuve un control médico de posparto ni un control médico durante mi embarazo. Es algo que llevaré siempre en mi corazón como una herida", lamenta la mujer de 39 años.
En una ocasión, recuerda, debieron cargarla entre varios trabajadores hasta una carretera para buscar ayuda porque su parto se había complicado.
Susana Quiñones describe en una palabra la vida en las plantaciones de abacá: "Horrible".
"Ahí nunca hubo posibilidades" de progreso, señala.
Su jornada empezaba a las 03:00 y terminaba a las 22:00 "para ver si alcanzábamos una monedita más", lo que nunca pasó. Lo que más faltaba era el dinero porque la empresa generaba deudas de los empleados que se hacían imposibles de pagar.
El Ministerio de Trabajo en 2005 incluso condecoró a la compañía por buenas prácticas laborales, pero tras el escándalo la distinción fue retirada.
Desde el 2019, un grupo de trabajadores permaneció en los campamentos de Furukawa, en donde vivían para, según alegan, evitar que la empresa destruya los lugares y borre evidencia
Furukawa sostiene que un grupo de trabajadores realizó una toma de "posesión ilegal y por la fuerza de más de 300 hectáreas de propiedad de la compañía desde el año 2019".
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