"Desesperados, buscando dónde lavar la ropa y dónde bañarnos": El drama de vivir cinco días sin agua en Cuenca
En Cuenca, hay más de 8.000 familias que llevan dos meses con escasez de agua por la grave sequía.
Baldes y ollas con agua en la vivienda de Silvia Aguilar, en Cuenca, en septiembre de 2024.
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Jackeline Beltrán/PRIMICIAS
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La casa de Silvia Aguilar está llena de recipientes con agua: baldes, ollas, jarras y botellas de gaseosa. Ella vive en el sector Baguanchi, de la parroquia El Valle, al oriente de Cuenca, ciudad que este lunes 30 de septiembre cumple 80 días de sequía hidrológica, pese a la torrencial lluvia del día anterior.
La mañana del sábado 21 de septiembre, cuando el sol apenas salía, Silvia abrió la llave del lavamanos y descubrió que, al fin, tras cinco días de escasez, había agua en su casa.
Por eso, usó todos los recipientes que tenía a la mano para almacenar la mayor cantidad de agua posible. Silvia y su familia temían que les vuelvan a cortar el servicio por varios días.
“Estuvimos casi toda la semana sin agua, desde el lunes (16 de septiembre) hasta el viernes (20 de septiembre). Ya estábamos desesperados, buscando agua por todas partes, buscando dónde lavar la ropa, dónde bañarnos...”, cuenta la angustiada mujer a PRIMICIAS.
Esa semana fue “horrible”, dice Silvia. La reserva de agua que tenían apenas duró un par de días. En su casa, empezaron a comprar comida, porque no había agua para cocinar ni lavar los platos. Incluso, tuvieron que acudir a las casas de sus familiares para bañarse.
"Tuvimos que llevar la ropa a la casa de una hermana para lavar lo indispensable. Compramos botellones y también recogimos agua en la casa de otro familiar, para tener una reserva para tomar y para cocinar algo", cuenta la mujer.
Para los baños usan agua reciclada. El último fin de semana, aprovecharon el aguacero para recolectar unos cuantos baldes de agua para ese fin y también para regar las plantas.
El drama de Silvia se repite en miles de hogares cuencanos que, desde agosto de 2024, han sufrido extensos cortes de agua, debido al estiaje.
Las zonas rurales, las más afectadas
En Cuenca, la Empresa Municipal de Telecomunicaciones, Agua Potable y Alcantarillado (ETAPA) es la encargada de abastecer de agua a la mayoría de la población, principalmente a la zona urbana.
Pese a la prolongada sequía, ETAPA no ha realizado racionamientos de agua, porque sus reservas han permitido sostener el servicio. Aunque los cortes estuvieron muy cerca cuando los niveles de los ríos bajaron a niveles mínimos.
Sin embargo, hay un alto porcentaje de hogares cuencanos, principalmente en las parroquias rurales, que no reciben el servicio de ETAPA, sino de las juntas comunitarias de agua potable. Y estas empezaron los cortes desde hace varias semanas.
Los sistemas comunitarios no tienen las mismas captaciones ni las reservas de agua, muchos menos la sofisticada infraestructura de ETAPA. Por lo que los racionamientos son habituales cada año, en época de estiaje, pero este 2024 la situación es más crítica.
Las parroquias afectadas por la escasez de agua cada vez están más pobladas, pero la dotación de servicios básicos no crece al mismo ritmo.
Es el caso de El Valle, la parroquia en la que vive Silvia. Es la más poblada de la zona rural y se abastece en gran medida de un sistema comunitario de agua llamado Nero, el más grande de Cuenca.
Nero abastece en total a 54 comunidades de tres parroquias: El Valle, Paccha, Turi y Baños, que suman más de 8.000 usuarios.
A mediados de agosto, los directivos del proyecto Nero anunciaron que la captación de agua ya no abastecía para cubrir la demanda, por lo que empezaron a racionar el agua.
Al principio, los cortes eran por horas; luego, no había servicio todo el día; y finalmente, llegaron los racionamientos de varios días, recuerda Silvia.
El momento más crítico fueron esos cinco días corridos que no tuvo agua. Luego, el servicio regresó por unos días y le volvieron a cortar por otros cuatro días más.
Pero no es el único sistema comunitario con problemas. La Junta de Agua Potable de Baños también realiza racionamientos desde agosto.
Este lunes 30 de septiembre, Silvia Aguilar mira por su ventana la escasa lluvia que cae en su chacra, mientras alista una fila de botellas de plástico para llenarlas porque, nuevamente, tras cuatro días, hay agua en su casa. Y, otra vez, no sabe hasta cuándo.
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