"Atrapados, tristes y angustiados": los largos cortes de luz llenan de ansiedad a los ecuatorianos
Los cortes de luz se han vuelto un tormento para muchos ecuatorianos, ya sea jóvenes, mujeres o adultos. Una psicóloga explica a PRIMICIAS que hay varias situaciones que pueden provocar ansiedad durante los apagones, como los cambios en la rutina.
Imagen referencial. Una calle de Urdesa, norte de Guayaquil, a oscuras por los cortes de luz en noviembre de 2024.
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Autor:
Jackeline Beltrán
Actualizada:
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Los extensos cortes de luz que vive Ecuador desde septiembre de 2024 afectan de diferentes formas a la población: en las tareas del hogar, en las actividades académicas, en el trabajo y también en la salud.
Los apagones han alterado la vida normal de los ecuatorianos. Hay usuarios que reclaman a las empresas eléctricas que llevan semanas sin luz en las noches, lo que ha empezado a causar angustia y problemas emocionales.
Los ecuatorianos pueden experimentar estrés, ansiedad, incluso depresión ante la falta de certidumbre de lo que va a pasar, explica la psicóloga Johanna Pozo, del Instituto de Neurociencias de la Universidad Católica de Cuenca.
PRIMICIAS conversó con dos personas sobre cómo los apagones afectan su salud mental y su bienestar.
Días "tristes y desesperantes"
Karla García tiene 45 años y vive en un departamento ubicado a unas cuadras del centro de Cuenca. Para ella, los días con cortes de luz han sido "tristes y desesperantes".
La mujer vive sola desde que sus hijas viajaron a Estados Unidos hace unos años, pero siempre ha estado en contacto con ellas a través de su teléfono, ya sea por mensajes de texto o videollamadas.
Pero esa especie de "compañía" que sentía a través de la pantalla empezó a cambiar cuando llegaron los apagones de 14 horas. Sin luz y sin internet, se volvió muy difícil comunicarse con la misma frecuencia.
Y fue ahí cuando la soledad le pegó más fuerte. "Me quedaba a oscuras en las noches y, estando sola, eso es muy angustiante", cuenta Karla a PRIMICIAS.
Los cortes de luz programados por la empresa eléctrica Centrosur para su sector le han dejado varios días sin luz en la noche. Y entonces afloraron todos los temores.
A Karla le asustaba estar sola en el departamento, pero también tenía temor de salir a la calle a esas horas, porque en su zona la ciudad se veía "muerta, sin un foco encendido".
"Tenía ganas de llorar. Lloraba. Han sido días muy tristes y desesperantes para mí".
Karla García, cuencana, 45 años
"Me sentía atrapado"
José Ruiz, de 35 años, vive en Guayaquil, en donde la Corporación Nacional de Electricidad (CNEL) está a cargo de la distribución de energía eléctrica. En los últimos días, la luz en su casa se va desde las 19:00 hasta las 23:00, que es su horario de ocio tras la jornada laboral.
"Siento que mi salud emocional se ha afectado, me he dado cuenta de que he tenido episodios de ansiedad, una vez estuve tan desesperado que quería ir a pasar la noche en un hotel, porque me sentía atrapado", se sincera José.
En el edificio en el que vive, el servicio de agua potable funciona con bomba de presión, y para ello se requiere energía eléctrica.
"No tengo agua, luz, ni internet, mi casa prácticamente se vuelve inútil, es como un campamento para ir a dormir", cuenta a PRIMICIAS.
José, quien también vive solo, dice que su casa era su "espacio seguro", en el que disfrutaba estar por varias horas, "pero ahora pasar en mi casa en la noche es como un infierno".
Al no tener luz ni agua en casa, no puede hacer actividades básicas de su rutina. "No me puedo bañar, no puedo lavar ropa... se me complican cosas tan básicas como cocinar, porque la cocina eléctrica tampoco funciona".
"Ayer en la noche, estaba comiendo un pan con queso y agua, iluminándome con un foco ahorrador, y a las nueve de la noche me tomé la pastilla para dormir, porque es lo único que puedo hacer: dormir".
José Ruiz, 35 años, Guayaquil.
Estrés y ansiedad durante los cortes de luz
La psicóloga Johanna Pozo explica que la dificultad más grande que ha visto por los cortes de luz nocturnos es la alteración de los ciclos del sueño.
Otro problema que ella ha encontrado en los pacientes que acuden al Instituto de Neurociencias es la asociación que hay entre la crisis de inseguridad y la cortes de luz.
Explica que hay personas que sienten estrés o preocupación por la situación de inseguridad en el país y, con los cortes de luz, los sistemas de seguridad, como las cámaras de videovigilancia o las puertas eléctricas, no funcionan adecuadamente.
Pozo explica que los apagones prolongados también pueden provocar síntomas de depresión, "porque a la gente se le corta el trabajo, se le corta su rutina".
"Vemos gente con mucha ansiedad por no poder terminar sus actividades, sus trabajos (...) las poblaciones más afectadas son adultos que están laborando o jóvenes que están estudiando".
Johanna Pozo, psicóloga.
También han llegado casos de emprendedores que han experimentado ansiedad de perder sus negocios y que también sufren estrés porque no se cumplen los horarios programados.
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