"No todo tiene que ser alegría": 7 consejos para pasar las fiestas de Año Nuevo si no está bien emocionalmente
En la época de fin de año hay situaciones que pueden causar tristeza o estrés. Expertos recomiendan cómo sobrellevar esta ajetreada época.
Imagen referencial. Personas reunidas en fin de año.
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Freepik
Autor:
Francesca Raffo
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La Navidad implica luces en las calles, adornos en las casas, música, regalos y celebraciones. Un tiempo que, generalmente, se caracteriza por despertar ilusión y alegría. Unos días después, además, el Año Nuevo, marcado con propósitos y metas. Semanas donde las emociones están a flor de piel. Pero, ¿qué pasa con quienes transitan esta época de festejos con duelo, tristeza o soledad?
Laura Cordero, psicóloga general sanitaria, explica que “hay una expectativa muy grande durante las fiestas de sentir alegría, estar bien y tirar para delante, pero muchas veces se fuerza a las personas que no se sienten bien a estarlo”.
Durante este periodo, la ausencia de seres queridos, las enfermedades, la soledad o el estrés financiero pueden agudizar emociones como la tristeza, el estrés o la ansiedad, agrega Cordero. Además, el aumento de compromisos y socialización puede traer mucha presión. “De alguna manera, estas fechas son más fuertes psicológicamente”, resalta Ana Adán, psicóloga sanitaria. Por ello, varios especialistas comparten aquí algunos consejos para transitar las fiestas de manera más saludable emocionalmente.
No todo tiene que ser alegría
Validar las emociones como la tristeza, la ira, la soledad es uno de los puntos más importantes. “Estar contentos por obligación genera más malestar todavía”, indica Juan Antequera, psicólogo clínico y vocal de la Sociedad Española de Psicología Clínica. Explica que es fundamental entender que “las emociones no son peligrosas, no son mortales” y hay que conectar con ellas para que pasen con el tiempo.
Cuando una persona está triste y se niega a sentirlo, se genera un conflicto interno que genera mucho más estrés, explica Ana Adán. Por eso, aunque los mensajes externos de la Navidad demanden alegría, “se debe reconocer lo que cada uno pasa y aceptarlo; y las otras personas también deben hacerlo”. Esta validación va de la mano con expresar las emociones. Hay que comunicarlas para transitarlas de manera más saludable.
En un estudio de IKEA, elaborado por Sigma Dos, el 49,3% de los encuestados mencionaba experimentar estrés en algún momento durante estas fiestas y el 24,6% experimentaba problemas de salud mental como ansiedad y depresión.
No ir a la cena o participar solo un rato
Si una persona no se siente bien emocionalmente, debe poner límites para los eventos de Navidad o Año Nuevo, indica Cordero. “No hay necesidad de participar en todas las actividades sociales, es necesario priorizar lo que a uno le hace sentir bien”, dice. Así, las decisiones pueden ser grandes o más pequeñas, desde no asistir a una cena a participar solo un ratito.
Andrea Álvarez, psicóloga, dice: “Hay que dar espacios al descanso y a los pequeños placeres, no tanto marcados por la obligación, sino lo que le gusta a cada uno”.
“No hay necesidad de participar en todas las actividades sociales, es necesario priorizar lo que a uno le hace sentir bien"
Laura Cordero, psicóloga
Cambio de rituales
Vera Santos, psicóloga especialista en duelo, pérdidas, trauma y apego, apuesta por un cambio de costumbres y una reunión familiar donde se sinceren las emociones de todos los integrantes. Por ejemplo, si la familia ha sufrido una pérdida o una enfermedad, “que se diga que la Navidad será difícil y hacer una planificación sobre eso”. Añade: “Hay que romper los muros del silencio y no hacer la típica cena, sino hacerla distinta”.
Por otro lado, la falta de compañía ―por estar lejos de la familia o de los amigos― puede incrementar la sensación de tristeza o soledad en esta época de festejos, indica Cordero. Por eso recomienda hacer un cambio en las celebraciones y hacer actividades que se alineen con el estado emocional de ese momento. Algunos consejos son: rodearse de personas con las que uno se siente cómodo, mover el cuerpo, actividades como caminar, leer o meditar. “Buscar actividades de calma, cuando las fiestas son un torbellino”, señala.
En el mismo estudio de IKEA, un 36,3% de encuestados se sentía más solo durante la Navidad, especialmente por la memoria de seres queridos fallecidos.
La familia debe escuchar
Álvarez explica que si las familias no saben ―y por ende no respetan― el momento por el que está pasando una persona “las fiestas pueden generar más daño que otra cosa”. Puede que no se muestren flexibles o se emitan juicios o comentarios inoportunos, dice.
Por eso, los especialistas indican que el apoyo familiar forma parte indispensable en este proceso y lo resumen en: escuchar, no juzgar y acompañar sin presionar. “Decir: estoy aquí para lo que necesites, ¿cómo puedo ayudarte? Y, cuando la persona quiera y pueda, pedirá la ayuda”, indica Cordero.
Darle espacio a los niños
Los niños no son ajenos al sufrimiento y estas épocas también pueden ser difíciles para ellos. Los consejos para los adultos aplican igual para los menores, la diferencia es que los niños deben estar apoyados por sus padres o familiares cercanos. “Ellos justo están aprendiendo a gestionar emociones y aprenden de los adultos”, dice Antequera.
Es importante que los niños expresen sus emociones y no se sientan juzgados: “No se debe enjuiciar, ni decir que no piensen esas cosas, ni las frases ‘por qué te sientes así si tienes todo”, añade Antequera. Los adultos deben crear espacios seguros para que los niños se comuniquen, ya sea de manera verbal, con juegos o dibujos.
Celebrar tras una catástrofe
Jesús Linares, director del máster en intervención psicológica en situaciones de crisis, catástrofes y emergencias de la Universidad Europea de Madrid, y quien actualmente trabaja con los afectados por la dana, explica que para quienes se han visto afectadas por desastres de esta magnitud “este tiempo puede estar marcado por otro tipo de emociones como duelo, estrés o incertidumbre”. Linares coincide en que aceptar estas emociones es un paso fundamental: “Hace que se sientan comprendidos y no juzgados. Ignorar el dolor, decir que es Navidad y hay que sonreír, puede llevar a que se aíslen más emocionalmente”.
Linares aconseja a quienes todavía no están preparados para celebrar que se den el permiso de no participar de las actividades y priorizar el autocuidado. Y, de hacerlo, establecer normas para evitar temas sensibles.
Adiós a los propósitos de Año Nuevo
La recapitulación de lo hecho durante el año o las nuevas metas para el siguiente pueden “estar cargados de ansiedad si las expectativas son muy altas”, dice Adán. Por eso, considera que no es necesario hacerlo, aunque haya una presión social. “No es necesario elaborarlas a final del año, el bienestar mental no se debe evaluar en lo que uno ha hecho o no, es evaluar a diario lo que a uno le hace bien”, explica.
Contenido publicado el día 23 de diciembre 2024 en El País, ©EDICIONES EL PAÍS S.L.U. Se reproduce este contenido con exclusividad para Ecuador por acuerdo editorial con PRISA MEDIA.
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