Una aventura ecológica convierte isla artificial en un nuevo hogar para los manglares en el Golfo de Guayaquil
La empresa belga Jan De Nul, a cargo del mantenimiento del canal de acceso al puerto de Guayaquil, usó sedimentos de dragado para consolidar una isla de 50 hectáreas en la que se restaura el mangle.
AquaForest consiste en el desarrollo de un hábitat de manglares de 50 hectáreas desde cero, mediante la reutilización circular de sedimentos dragados. La isla se encuentra en el Golfo de Guayaquil, 15 kilómetros al noreste de Posorja.
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Bryan Baquerizo / Jan De Nul
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La isla tiene 50 hectáreas de extensión. Y se requirieron de 500.000 metros cúbicos de sedimentos de dragado de la zona para consolidar en dos meses una zona baja, ya sedimentada, que ahora acoge a 12.000 plantas de manglares con las que se busca restituir la tala en el Golfo de Guayaquil.
La iniciativa se denomina AquaForest y la lidera la empresa belga Jan De Nul, a cargo del dragado y el mantenimiento del canal de acceso a los puertos del sur de Guayaquil.
Con apoyo académico y financiamiento internacional, la firma usó la sedimentación que extrae constantemente de la zona (de tres a cinco millones de metros cúbicos al mes) para consolidar una isla en la que se pueda restaurar el mangle perdido por la tala y actividad humana en la zona.
El 8 de noviembre de 2024 marcó un hito para la iniciativa ecológica, pues realizó una visita con la que se concluyó la siembra de propágulos (semilla) de mangle rojo, blanco y negro, así como de plantas de mangle de entre dos y seis meses.
Dominic De Prins, director de proyectos para Jan De Nul Group en Ecuador, informó que la iniciativa comenzó a tomar forma luego de que la empresa obtuviera del Municipio de Guayaquil el contrato para el mantenimiento (por 25 años) del canal de acceso de 95 kilómetros al puerto.
"Los beneficios del manglar son universales, son sumideros de carbono, ayudan contra el cambio climático y mitigan inundaciones porque amortiguan la fuerza de las olas"
Dominic De Prins, de Jan De Nul Group.
Durante las primeras etapas del dragado en 2019, los ingenieros observaron la existencia de extensas áreas de manglar, protegidas por ley, a orillas del canal.
Pero también se percataron de la pérdida histórica de grandes superficies internas debido principalmente a actividades como la acuicultura (las camaroneras), refiere el director de la iniciativa.
“También vimos que muchas áreas a lo largo del estero y del canal marítimo son bajos por naturaleza y se nos ocurrió que se podría reforestar manglar en esos puntos”, explica De Prins.
El sedimento que remueven del canal se lleva a un depósito autorizado, a dos kilómetros, en mar abierto. Pero pensaron en cómo podrían darle un uso circular y usarlo para un buen fin. "Así nació la idea de crear una isla que sirviera de hábitat para manglares”, dijo.
"Los manglares retienen más carbono que las selvas"
Los trabajos para elevar un metro y medio el terreno ("una zona de llanura mareal en el delta del Guayas") tomó dos meses. Pero obtener los permisos del Municipio de Guayaquil, el Ministerio del Ambiente y de la Dirección Nacional de los Espacios Acuáticos (Dirnea) tomó casi dos años.
En abril de 2024 se obtuvo uno de los permisos más importantes, el de la autoridad marítima, pues se necesitaba garantizar que la consolidación de la isla no tendría ningún impacto en el canal de navegación de los buques mercantes. Y a inicios de octubre de 2024 se empezó a sembrar el mangle.
De Prins dice que más que crear una “isla artificial” lo que se hizo fue acelerar el proceso natural de sedimentación sobre esa zona baja que, muy probablemente, se habría sedimentado de todas formas, a lo largo de los años.
De hecho, existen “bajomares” mucho más grandes en el Golfo, pero se requería de una extensión más manejable para el proyecto piloto, en el que se estima una inversión superior de USD 1,5 millones provenientes de diferentes fuentes de financiamiento.
La Cámara Nacional de Acuacultura mostró su interés de intervenir a futuro uno de estos bajos para sembrar manglar, dependiendo de los resultados del plan piloto, una iniciativa que se prevé se abarate a mayor escala y obviando el costo de los estudios previos, aseguró el vocero de la empresa.
“Desde el puente de cualquier barco se puede ver la línea de manglar que bordea el agua, pero detrás de esa primera fila hay áreas depredadas que necesitaban recuperación”.
Dominic De Prins, de Jan De Nul Group.
Los manglares son importantes sumideros de carbono y "pueden retener hasta cuatro veces más carbono por hectárea que las selvas tropicales", de allí la importancia de restaurar estos hábitats.
Sirven como filtros de agua, acogen una gran biodiversidad y protegen las costas de la erosión inducida por las corrientes, de las inundaciones y de las tormentas extremas, apuntan desde el programa.
Además, con el proyecto también se espera contribuir a la sustentación de actividades como el ecoturismo (avistamiento de aves y delfines) y la pesca sostenible (o la captura de cangrejos).
Un “laboratorio viviente” para las universidades
El proyecto cuenta con el apoyo de empresas como South Pole, Mantis Consulting, Haedes, la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol) de Ecuador, la Universidad de Amberes (Bélgica), la Vrije Universiteit Brussel de Bélgica y la ONG Fundación Calisur.
Mientras que se obtuvo apoyo financiero del Gobierno de Flandes a través del programa Flanders International Climate Action y de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN ) a través de la convocatoria "Blue Natural Capital Financing Facility".
Andrea Reyes, profesora adjunta de biología de la Espol, define a AquaForest como un laboratorio viviente de "soluciones basadas en la naturaleza", que busca demostrar e impulsar la reutilización de sedimentos dragados en la creación de nuevos ecosistemas de manglares.
Los estudios en el lugar medirán la eficacia del hábitat de los manglares contra las inundaciones y la erosión costera, el aumento de la biodiversidad y el apoyo al desarrollo de beneficios socioeconómicos, con lo que se prevé se abra camino para otros proyectos similares en la región, dice Reyes.
El desarrollo de un hábitat de manglares desde cero mediante la reutilización circular de sedimentos dragados incluye técnicas experimentales que serán puestas a prueba, como la eficacia de un muro semipermeable de madera en reemplazo de las tradicionales geomembranas de plástico.
“AquaForest incluye investigaciones con nuestros socios para adquirir conocimientos sobre los beneficios y servicios ecosistémicos de los manglares, que apoyarán la ampliación de este tipo de soluciones basadas en la naturaleza”.
Andrea Reyes, bióloga de la Espol.
Este muro, de 1,5 kilómetros de largo, fabricado con materiales como caña y bambú, se utiliza como barrera protectora contra las corrientes y las olas para disminuir la erosión y proteger los manglares juveniles, hasta que las raíces del mangle logren sustentar a la isla.
El consorcio se hará responsable del seguimiento de la iniciativa hasta diciembre del 2026, luego de los cual se entregará el área al Ministerio de Ambiente, Agua y Transición Ecológica, como parte del Refugio de Vida Silvestre Manglares El Morro.
La Espol prevé incluir en sus monitoreos a comuneros de El Morro, parroquia rural de Guayaquil en Guayas. Durante la consolidación de la isla, la construcción del muro y la siembra de mangle se empleó a 48 trabajadores de comunidades locales y más de 350 personas ya han sido capacitadas.
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