La antigua zona rosa de Durán se reinventa con cultura y unidad barrial: “Estamos cansados de estar escondidos”
Un museo barrial ferroviario, murales y espacios públicos renovados buscan devolverle el dinamismo a un sector icónico del centro de Durán, cantón golpeado desde 2021 por una crisis de seguridad.

Renne Paredes y Roberto Vidal, vecinos y emprendedores de Sibambe y Benavides, en el centro de Durán, lideran un plan de recuperación del espacio público en sector que colinda con la zona norte del cerro Las Cabras.
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Después de años de decadencia provocada por la violencia y la crisis de seguridad, un grupo de vecinos y emprendedores del centro de Durán (Guayas) se decidió a recuperar el antiguo dinamismo que alguna vez tuvo la denominada "zona rosa" del cantón.
Con la exhibición de un museo itinerante, la pintura de murales y la restauración de espacios públicos, buscan devolverle la vida a la intersección de las calles Sibambe y Benavides, un sector que llegó a albergar decenas de bares, discotecas y restaurantes.
“Los negocios atraían a clientes de Guayaquil y Samborondón, pero ahora los taxis ni siquiera quieren ingresar a la ciudad. Y aunque no todo el cantón tiene los mismos niveles de delincuencia, nuestras propias autoridades venden a Durán como miedo”, dice Roberto Vidal, vecino y emprendedor del sector.
Solo tres negocios resisten en la zona y una decena de locales permanecen la mayor parte del tiempo cerrados -los negocios gastronómicos se activan en ferias barriales los fines de semana-.
“La gente dejó de venir por miedo, pero nosotros nos negamos a dejar que el barrio muera”, explica Vidal, propietario del bar restaurante Entre Panas y coordinador de la iniciativa barrial.
“Nosotros somos los buenos. Y los buenos ya estamos cansados de estar escondidos como si fuéramos los malos. Por eso nos empoderamos de las áreas públicas".
Roberto Vidal, vecino y emprendedor de Durán.

Un toque de queda diferenciado
La Policía Nacional respalda el proyecto de reactivación, ofrece patrullajes y permite que los negocios del sector operen hasta pasada la medianoche, en lugar de cerrar a las 22:00, como establece el toque de queda general en el cantón.
Los estados de excepción que se suceden casi de forma ininterrumpida en Durán desde finales de 2021 con toques de queda, acabaron con la vida nocturna del cantón. La idea es recuperar poco a poco la confianza de los visitantes en un proceso que los vecinos iniciaron en diciembre de 2024.
Algunas de las fachadas de las casas se pintaron de color pastel, al igual que los postes eléctricos y se extendieron en lo alto de la calle guirnaldas con banderines y cometas de colores.
“A pesar de todo, como barrio nos hemos mantenido organizados y unidos, hasta acá nunca llegaron las vacunas extorsivas. Tenemos alarma comunitaria y cámaras de videovigilancia. Y ante cualquier llamado todos los vecinos salen”, dice Vidal.
Un museo que revive la historia ferroviaria
También se pintaron dos murales, uno de ellos con una locomotora que alude a la llegada del ferrocarril a la ciudad. El tren llegó a Durán un 25 de noviembre de 1888, lo que dio inicio al crecimiento de la ciudad vecina a Guayaquil, "que un año después tenía 250 habitantes", recuerda el arquitecto Renne Paredes, otro vecino del sector y fundador de un Museo Itinerante de Durán.
La muestra incluye imágenes del antiguo Durán (desde una primera foto de 1989) y objetos relacionados a la construcción y operación del ferrocarril, símbolo de la historia del cantón.
La exhibición cuenta con más de un centenar de objetos recopilados por 20 años, la mayoría de ellos los heredó de su padre, dice Paredes, propietario del establecimiento Cupido Bar. Él les enseña a los niños que la ocupación precolombina más antigua de toda el área del Guayaquil metropolitano se ubicó probablemente en Cerro Redondo, en Durán.
El museo se abre en locales de la cuadra o en las propias aceras del barrio durante ferias barriales que se organizan los fines de semana, aunque también se ha exhibido en distintos puntos de la ciudad, como en el Malecón o el Municipio.
“El ferrocarril ya no existe, pero la pelea es por preservar esta identidad y nuestros símbolos que se están perdiendo, para que los jóvenes conozcan de dónde venimos como durandeños”, dice Paredes.

Dos años y medio sin luminarias
Además, en el barrio se están restaurando los caballos de un conocido monumento ubicado en el redondel de la cuadra, una iniciativa impulsada por la comunidad. “Los caballitos están en mantenimiento, los vamos a pintar coloridos para que armonicen con el entorno”.
En lo alto del lugar también se encuentran esculturas de un grupo de cabras, pues el barrio está al borde de la ladera norte del Cerro de Las Cabras.
La música y la danza también han encontrado su espacio en esta recuperación y los jóvenes del barrio conformaron un grupo de bailes folclóricos, que ensayan en una parte de la calle.
Los vecinos cuentan que tuvieron dos años y medio sin luminarias en la cuadra, pero a inicios de año gestionaron con el Municipio la entrega de cableado y la Corporación Nacional CNEL EP les restableció el alumbrado público. “Cuando hay voluntad, las cosas se pueden lograr”, dicen.
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