Transportar drogas hacia altamar se paga con más drogas en Manabí
En Manabí existen cuatro puntos estratégicos para enviar cocaína en embarcaciones y lanchas go-fast. La principal preocupación es el reclutamiento de pescadores o lancheros, a quienes les pagan alrededor de USD 30.000 por una ‘vuelta’ o con bloques de drogas.
La noche del 16 de julio de 2024, la Armada incautó un cargamento de al menos una tonelada de drogas en las costas de la parroquia San Mateo, al sur de Manta. De esa carga, al menos 15 kilos estaban destinados para el pago de lancheros y reclutadores.
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PRIMICIAS
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Movilizar drogas por vía marítima se ha convertido en uno de los negocios de mayor impacto para el crimen organizado, lo que ha convertido a ciudades de provincias costeras como Manabí en ’zonas cero de la violencia’ por las rutas marítima de la cocaína.
De hecho, este territorio tiene la marca del caso más grande y controversial de narcotráfico en Ecuador: ’Poseidón’.
Según información de inteligencia policial y del Observatorio Ecuatoriano de Crimen Organizado (OECO), en las costas manabitas se especializan en el transporte de cocaína mediante embarcaciones y lanchas go-fast, debido al entorno económico y geográfico.
Una fuente de Antinarcóticos dijo a PRIMICIAS que la modalidad concentra sus puntos de salida desde San Mateo (Manta), Puerto Cayo (Jipijapa), Jama y Jaramijó.
Además, hay otras zonas como las playas de Pedernales, Sucre, San Vicente y Puerto López, que también son utilizadas para el acopio y envío de cocaína en lanchas rápidas a Centroamérica.
Bajo esta modalidad, explica la fuente, las organizaciones internacionales ya ajustaron el método de pago, que va desde dinero en efectivo, armas, municiones e incluso con parte de la carga (drogas).
Aunque pagar con drogas no es “muy común”, debido a que la cocaína para el consumo interno no es un gran negocio por el alto costo. Incluso si se paga con alcaloide siempre van a existir “malos tratos”.
Además, porque si se trata de Manabí, inteligencia policial ha mapeado e identificado que los pescadores del cantón Jaramijó son el ‘blanco perfecto’ de las organizaciones de narcotráfico, pues conocen las rutas marítimas.
En este sentido, por cada viaje con una carga de cocaína a Estados Unidos y Centroamérica, las organizaciones criminales les pagan alrededor de USD 30.000 a los lancheros, pero en efectivo. En este cantón manabita, un poco más del 50% de la población se dedica a la pesca.
De hecho, desde la Asociación de Madres y Esposas de Pescadores Detenidos en otros países, reconocen y justifican que al no conseguir los ingresos económicos para el sustento familiar los ciudadanos caen en actividades relacionadas al narcotráfico.
Sin embargo, no solo en Jaramijó se reclutan a pescadores y lancheros, sino también en Crucita (Portoviejo) y Manta.
Estas zonas, además, sirven como puntos logísticos de abastecimiento de combustibles o las también llamadas 'gasolineras flotantes'.
Según datos de la organización, existen al menos 2.000 pescadores ecuatorianos en cárceles de Colombia, Estados Unidos, México, El Salvador, Puerto Rico y Honduras.
Y al menos 300 pescadores de la ‘caleta pesquera’ de Jaramijó están detenidos en cárceles de Centro y Norteamérica por narcotráfico.
El negocio 'narco'
La nueva modalidad, que consiste en pagar con bloques de cocaína, se hizo pública tras un decomiso realizado la noche del 16 de julio de 2024, cuando la Armada ecuatoriana incautó un cargamento de al menos una tonelada de drogas en las costas de la parroquia San Mateo, al sur de Manta.
Para esa fecha, tres embarcaciones tipo fibra fueron retenidas. De esas, una no constaba como registrada y la otra tenía inconsistencias en el nombre. En una de las embarcaciones se logró decomisar 23 bultos de narcóticos.
Y en otra de las fibras había al menos 15 kilos de alcaloide, que estaría destinado para el pago por la movilización de la cocaína, reveló una fuente de la Armada.
En ese operativo, que fue posible por información de inteligencia, tres manabitas fueron detenidos con cuatro motores fuera de borda, una boya de geolocalización, equipos satélites, GPS y pasaportes.
En lo que va de 2024, en Manabí se han decomisado aproximadamente 18 toneladas de drogas, de las cuales al menos ocho han sido en el mar.
Además, PRIMICIAS conoció que los 15 kilos de alcaloide no solo estaban destinados para los lancheros, sino también para las personas que se encargaron de reclutarlos. De igual forma, el pago en drogas va desde los dos kilos en adelante.
OECO, en sus informes, señala que las transacciones entre los pescadores y las organizaciones criminales se “realizan en tierra”.
De esto último surge la relación con la prevalencia del tráfico “aéreo no autorizado que ingresa con dinero y armas para asegurar las transacciones del negocio”.
El 19 de julio de 2024, Freddy Sarzosa, director general de Investigaciones de la Policía Nacional, dijo en Manta que “acá no hemos evidenciado ese tipo de pago, pero de igual manera existe esa posibilidad”.
Agregó que “este tipo de irregularidad genera una economía ilegal a través del pago físico de dinero, más no el pago en mercadería, porque eso les implicaría un mayor riesgo en la venta posterior del alcaloide”. De hecho, el valor de la sustancia varía dependiendo el mercado.
Un bloque de drogas, que en Ecuador puede llegar a costar entre USD 3.000 y USD 5.000, en Estados Unidos y Europa escala a USD 70.000 o USD 90.000, calculó el director de Investigaciones.
Embarcaciones y lanchas go-fast
Otra alta fuente policial explicó que en una lancha rápida o go-fast, que utiliza entre dos y tres motores, se puede movilizar una carga de 700 kilos por cada viaje. Mientras que en las embarcaciones pesqueras, una tonelada.
Además, los lancheros requieren una articulación tipo red que consiste en consolidar medios logísticos con diversos “actores para llegar a su destino”.
Y por lo regular, ante las falencias para comunicarse con tierra, las lanchas que zarpan de Manabí y Santa Elena se alejan hasta un promedio de 15 millas.
Existe otra embarcación que recibe el cargamento mediante entrega directa o a través de un dispositivo GPS.
En el proceso, suelen modificar las banderas y los registros del país, para no ser detenidos por los guardacostas, ya sea en Ecuador o Colombia.
De la misma forma, las organizaciones ejecutan las debidas entregas de los “productos ilícitos y combustible para asegurar el transporte de drogas” a Guatemala, El Salvador y Costa Rica, explica el Observatorio Ecuatoriano de Crimen Organizado.
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