De la era de la violencia interpersonal a la era informática y del sicariato: los desafíos de la Policía Científica de Ecuador
Del análisis de una escena del crimen, los policías científicos pueden rastrear el origen de las balas y las armas para identificar la red de tráfico internacional.
Vehículo de Medicina Legal ingresando a la Agencia de Tránsito de Manta a retirar el cuerpo del agente de tránsito asesinado el 19 de mayo de 2024.
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PRIMICIAS
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Microscopios de última tecnología, separadores balísticos, softwares especializados de extracción de información. Estas son algunas de las técnicas y herramientas que la Policía Científica de Ecuador usa diariamente.
Esta división policial tiene 62 años de existencia. Actualmente, según Ricardo Paz y Miño, director de Criminalística de la Policía Nacional, Ecuador está a la par de los equipos forenses de agencias estadounidenses como el FBI.
PRIMICIAS visitó el Laboratorio de Ciencias Forenses, en el norte de Quito, y constató el trabajo de esta unidad policial. En estas seis décadas, el trabajo criminalístico ha cambiado y ha avanzado mucho.
En un inicio, los agentes forenses se dedicaban a la toma de huellas dactilares de los detenidos y sospechosos, así como a la toma de fotografías. Luego vinieron las autopsias y exámenes médicos legales. Así como los análisis químicos y demás pericias forenses.
Paz y Miño explica que actualmente el trabajo se subdivide en cuatro grandes áreas: dactiloscopia, balística, documentología e informática forense.
La crisis de seguridad cambió el enfoque forense
Desde 2020, Ecuador vive la peor crisis de seguridad de la historia. Bandas narcodelictivas se enfrentan —dentro y fuera de las cárceles— por ganar más control en las rutas del narcotráfico y sus economías conexas.
Esto ha provocado miles de asesinatos. Lo que, según los agentes de Criminalística, también ha llevado a reenfocar su manera de trabajar.
En años anteriores, el país tenía asesinatos más relacionados con la llamada violencia interpersonal, es decir, riñas familiares o conflictos de parejas, que terminaban en crímenes. En ese momento, los peritos recorrían las escenas de los crímenes buscando muestras biológicas de los presuntos agresores y sus víctimas, como son cabello, huellas, sangre, saliva, entre otros.
Ahora, en cambio, el país está desbordado de violencia criminal. Solo entre enero y septiembre de 2024, ya se han cometido más de 4.000 muertes violentas.
Los policías científicos explican que las escenas en este tipo de delitos son distintas. Los sicarios llegan, cometen el delito y se van. Entonces, es imposible encontrar muestras biológicas en las escenas del crimen.
El trabajo, ahora, se centra en buscar las vainas, que son la parte de la munición que queda en el suelo luego de que el arma de fuego es disparada y la carga balística llega a su objetivo.
La balística gana importancia
Con las vainas en su poder, los forenses empiezan su trabajo de comparación y buscan seguir la ruta de la munición.
Con los análisis, los uniformados logran conocer el calibre de la munición, el tipo de arma de la que salió, la trayectoria del disparo, la marca y el origen, entre otros.
Así, por ejemplo -explica Paz y Miño-, se ha identificado la ruta de la mayor cantidad de armas, municiones y explosivos que ingresan al país de manera ilegal. Estas mercancías salen de Estados Unidos, pasan por Perú y luego llegan al país.
La era de la informática forense
En el último año, la Fiscalía ha focalizado en gran parte de sus esfuerzos en destapar las estructuras de delincuencia organizada que operan en el sistema de justicia ecuatoriano.
El origen fue el denominado caso Metástasis. A raíz de miles de mensajes encontrados en los teléfonos que el narcotraficante Leandro Norero manejaba desde prisión, antes de ser asesinado, los investigadores empezaron a desenredar la corrupción judicial.
Gran parte del mérito es de la Policía Científica. El departamento de informática, que tiene varias áreas específicas dedicadas a la telefonía celular, audio, video y otros. Estos agentes se dedican a extraer el material de teléfonos ingresados en cadena de custodia.
Por seguridad, los agentes prefieren no revelar los nombres y los detalles de las técnicas y software que utilizan para hacerlo. Pero aseguran que, incluso si las fotos y los mensajes han sido borrados, se pueden recuperar y extraer para utilizarlos en casos judiciales.
Si bien es cierto que la Policía Criminalística de Ecuador, según Paz y Miño, es una de las mejores capacitadas y con mayor tecnología de la región, todavía no es suficiente. Al momento, por ejemplo, están trabajando en la elaboración de un registro genético.
En este registro, las autoridades tendrán muestras biológicas de detenidos, policías, militares y, el gran objetivo, es de todo el país. Así será más fácil identificar a agresores y víctimas.
Sin embargo, para esto se requiere decisión política y recursos. El trabajo, explica el oficial, ya empezado, pero espera que el apoyo continúe hasta que esto sea una realidad.
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