Así se vive en Fincas Delia, sector "abandonado" de Durán, convertido en centro de operaciones de los Chone Killers
Los Chone Killers cobran a las familias por no desalojarlas de sus casas, desplazan a los habitantes, ocupan y revenden predios producto del despojo, en el sureste de Durán. La lotización Fincas Delia cumplió siete días intervenida por el Bloque de Seguridad.
Una vista aérea de Fincas Delia, al sureste de Durán, lotización rodeada de camaroneras y con salida al río Guayas, intervenida por el Bloque de Seguridad.
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Los autos que circulan por las calles sin asfaltar, llenas de huecos y desniveles, levantan gran cantidad de polvo. Y esa tierra seca cubre las fachadas y puertas metálicas de negocios que dejaron de abrir hace meses, en el ingreso principal a Fincas Delia o la Delia, al sureste de Durán (Guayas).
La lotización, ubicada en el kilómetro 6,5 de la vía Durán-Tambo, entre la carretera y el río Guayas, carece de servicios básicos, de iluminación o de áreas verdes. El sector comenzó a consolidarse a partir de invasiones de tierras o asentamientos irregulares desde hace más de 15 años.
Fincas Delia tampoco cuenta con asfaltado, carece de centro de salud y de unidad de Policía. Y eso la convirtió en uno de los grandes reductos de la banda criminal de los Chones Killers en la ciudad.
El Arbolito, al norte de Durán, está identificado como el principal centro de operaciones del grupo terrorista, según inteligencia policial. Y le sigue Fincas Delia, donde la banda instauró su propia ley, lo que le ha permitido operar con impunidad en el último año.
El Bloque de Seguridad, integrado por la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas, cumplió siete días de patrullajes e intervención en el sector, este martes 23 de julio de 2024, cuando la Secretaría de Asentamientos Humanos notificó de nuevos desalojos.
En la lotización de 1.500 familias se han devuelto 70 casas a sus propietarios. Se trata de viviendas despojadas o arrebatadas de forma violenta por el grupo de delincuencia organizada, según la Policía.
Entre camaroneras y el río Guayas…
La ubicación es estratégica para las economías criminales. Según el coronel Pablo Dávila, comandante de Policía de la Zona 8 (Guayaquil, Durán y Samborondón), la lotización servía sobre todo como centro de acopio de drogas, pero también como lugar para retener a personas secuestradas.
Además, la Delia está ubicada en un sector industrial, rodeada de piscinas de camaroneras, a las que las bandas les exigen extorsiones que pueden ascender a USD 65.000. Y de hecho, el lugar ofrece conexión con el río, para la salida de drogas a los puertos.
Esto sin contar con que los Chone Killers trafican tierras, desplazan a los habitantes, ocupan o revenden predios producto del despojo. Los terrenos se venden clandestinamente a entre USD 3.000 y USD 6.000
Jorge (nombre protegido) acudió este martes por segunda vez a denunciar la ocupación ilegal de su vivienda. Tuvo que dejar Fincas Delia hace ocho meses, bajo amenazas de muerte, contó.
“Me pidieron USD 2.000 para dejarme vivir en mi propia casa. Yo solo les pude dar USD 300 y entonces me comenzaron a hostigar, hasta que me tuve que mudar”.
Jorge, víctima de despojo y desplazamiento.
La semana pasada ya desalojaron del inmueble a una familia a la que Los Chone Killers supuestamente había revendido el predio de forma fraudulenta, en USD 8.000.
“Así me la vuelvan a quitar, la vuelvo a pedir, una y otra vez. No les voy a dar el gusto”, agregó el hombre. La Policía informó este martes de la detención de tres mujeres de la banda, que presuntamente seguían cobrando extorsiones a pesar de la intervención militar en el lugar.
El general Fausto Buenaño, subcomandante de la Policía, dijo que la operaciones dejan 28 detenidos, ocho armas incautadas, dos vehículos y seis motos recuperadas. El oficial reconoció que se requiere un operativo sostenido en seguridad y de servicios sociales.
“Llegaron en siete motos y nos echaron de casa”
Entre las familias desplazadas forzosamente está una pareja de esposos originaria de Cotopaxi, que construyó su casa y vivía en el lugar desde 2008. Ellos aprovecharon la militarización para volver al sitio y denunciar el despojo.
En octubre de 2023, hombres en siete motos llegaron al hogar de la pareja y los echaron de su casa a patadas, amenazándolos de muerte, dice el hombre de 63 años.
Tuvieron que marcharse y alquilar una casa en otro lugar, mientras otra familia vivía en su predio de la Delia. “Queremos que desalojen la casa. O que nos reconozcan los USD 10.000 que invertimos, si se quieren quedar, porque nosotros acá no volvemos”, dijeron.
Las brigadas de las Secretaría de Asentamientos Humanos han encontrado casos de viviendas revendidas hasta tres veces.
En una oficina clandestina desmantelada la semana pasada se hallaron documentos y sellos de la asociación de vivienda Brisas de la Delia, así como gremios de agricultores de la zona, con los que se estaría 'sacramentado' el tráfico de casas y terrenos.
Los habitantes respaldan los patrullajes militares, pues dicen que a las 19:00 era imposible conseguir alguna tienda abierta, pero piden que se sostengan en el tiempo. El año pasado incluso miembros de una patrulla policial resultaron heridos al ser recibidos a disparos.
Una madre cabeza de hogar dijo que temía que en cualquier momento los Chone Killers toquen a su puerta para desocuparla, por la fuerza, de su vivienda.
“Esto está abandonado. Las calles están destruidas y el agua entra en tanqueros que en tiempos de lluvias ni siquiera pueden circular”, dijo la mujer. Los camiones circulan por calles polvosas y desniveladas. "En invierno las calles se inundan hasta la rodilla y hay que ir a buscarlos afuera".
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