Feligreses recuerdan la última misa del sacerdote Fabián Arcos en Ambato, tres días antes de desaparecer
El crimen del sacerdote Fabián Arcos Sevilla, recordado por su incansable labor pastoral y entrega a las comunidades más vulnerables de Ambato, ha dejado un vacío en la comunidad católica. Sus fieles rememoran sus años de servicio, su interés por el kichwa y su última misa en Huachi Chico.
El sacerdote Fabián Arcos Sevilla, cuando oficializó una misa en Izamba.
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El crimen del padre Fabián Arcos Sevilla ha dejado un profundo dolor entre sus feligreses, que aún no cesan en oraciones por su descanso eterno y el consuelo de sus familiares.
En Ambato, su comunidad lo recuerda como un sacerdote comprometido, dispuesto a recorrer los sectores más apartados y vulnerables para llevar la palabra de Dios y el consuelo espiritual.
Sandra Caiza, feligresas en Pilahuín, relata con nostalgia los años en que el padre Arcos fue misionero en la parroquia. “Siempre visitaba las comunidades más remotas y se esforzó por aprender kichwa para comunicarse mejor con nosotros”, comentó.
Su interés por conocer la lengua y la cultura de la comunidad le permitió conectar profundamente con sus habitantes.
Profesor, canciller y párroco
Además de su labor misionera, el padre Arcos fue canciller de la Diócesis de Ambato y profesor en el Seminario Mayor Cristo Sacerdote y en la Escuela de Teología para Laicos de la Universidad Católica. Sirvió en varias parroquias, incluyendo Izamba, donde estuvo diez años.
Luis Vega, feligrés de Izamba, recuerda el apoyo del sacerdote en un momento difícil. “Oficializó la misa por la muerte de mi madre. Siempre estuvo cercano a nosotros”.
En febrero de 2024, recibió la asignación a la parroquia de Huachi Chico, aunque recién pudo integrarse plenamente un mes antes de su fallecimiento.
El domingo 27 de octubre, Arcos celebró su primera y última misa en esta parroquia, dejando una profunda impresión en los asistentes, quienes lo recuerdan como "un ser de luz"
Tres días después lo reportaron como desaparecido. Desde el 30 de octubre empezó la búsqueda con equipos especiales que llegaron desde Quito, aseguró el coronel Fabricio Silva, jefe de la Subzona de Policía en Tungurahua.
El sacerdote fue localizado sin vida en un sector que sirve de basurero, la noche del 3 de noviembre en Panzaleo, Cotopaxi.
Ni la enfermedad lo detuvo
El padre Arcos enfrentó un accidente cerebrovascular que lo dejó con parálisis parcial.
Tras su recuperación, regresó decidido a continuar con su misión. A pesar de su salud, se mantenía comprometido con su trabajo pastoral y visitaba a los enfermos en el Hospital Solca, donde administraba los santos óleos en sus últimos momentos.
“El padre Fabián no temía ir a los sectores más peligrosos y necesitados de la provincia. Hacía una obra maravillosa con la gente”.
Elena Cando, quien conoció al padre Arcos en la parroquia de Atocha.
Recuerdos y despedida
Para la comunidad católica de Ambato, la muerte del padre Fabián es una pérdida profunda. Julia Villacís acudió temprano, este martes 5 de noviembre, a la Catedral a orar por su descanso y expresó su tristeza: “Es una noticia muy triste para todos nosotros”.
De igual manera, Concepción, otra devota, rogó por consuelo para la madre del sacerdote: “Es algo horrible lo que está pasando. Dios le dé consuelo a su madrecita”.
El vocero de la Diócesis de Ambato, el padre Fabricio Dávila, expresó que la muerte del padre Arcos ha sido un golpe duro para la comunidad. “Era una persona entregada a su fe, que nos enseña a ser fuertes en momentos de debilidad”, afirmó.
El robo habría sido el móvil del asesinato
El asesinato del padre Enrique Fabián Arcos Sevilla sigue siendo investigado por la Policía Nacional.
Según el coronel Álex Silva, jefe de la subzona de Policía en Tungurahua, las investigaciones apuntan a que el móvil del crimen habría sido el robo y que el sacerdote conocía a sus victimarios, a quienes habría recogido en sus domicilios.
“Tenemos una línea fuerte de investigación que nos lleva a esta conclusión”, mencionó Silva, agregando que los restos del sacerdote fueron trasladados a Quito para la confirmación de su identidad, un proceso que podría tomar aproximadamente 15 días.
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