Alias 'Momo', 'Ñato', 'Ruco' y 'Dany', mencionados en el crimen de los cuatro de Guayaquil, según dos testigos
Las familias de las víctimas ponen en duda las intenciones del hombre que les prestó el teléfono a los cuatro niños de las Malvinas para pedir ayuda en Taura. La Fiscalía dispuso para el 30 de enero de 2025 la reconstrucción de los hechos.
Vista del puente sobre el río Taura, desde el malecón de esa parroquia rural de Naranjal en Guayas, ubicada 15 kilómetros al suroeste de Durán, el 24 de diciembre de 2024. Según la versión de uno de los testigos. hombres en un bote se llevaron a los cuatro niños detenidos en un operativos militar en el sur de Guayaquil, el 8 de diciembre.
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PRIMICIAS
Autor:
Redacción Primicias
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El último contacto que Ismael Arroyo, de 15 años, tuvo con su familia fue a través de una llamada telefónica llena de miedo y desesperación. Usó el celular de un desconocido en la parroquia rural de Taura (Naranjal, Guayas) para pedir auxilio tras haber sido presuntamente golpeado y abandonado sin ropa -junto a su hermano y a dos amigos- por miembros de la Fuerza Aérea Ecuatoriana (FAE).
“Por favor vengan a rescatarnos, estamos todos aquí”, suplicó Ismael a su padre, Luis Arroyo, en la llamada. Con todos se refería a su hermano Josué Arroyo Bustos, de 14 años, a Steven Medina Lajones (11 años) y a Nehemías Saul Arboleda Portocarrero (15), conocidos como “los cuatro de Guayaquil".
Sin embargo, el hombre que le prestó el dispositivo la noche del 8 de diciembre de 2024 cortó la comunicación tras unos cinco minutos de charla, de acuerdo a los testimonios del caso.
Además, le advirtió al padre que el lugar era peligroso y que tenían solo entre 45 minutos y una hora para llegar a la parroquia rural de Taura antes de que la “mafia” se llevara a los chicos.
Dos testigos clave en el caso
El hombre -Luis T. en el expediente del caso- se ha convertido en un personaje central y testigo clave, aunque con un papel controvertido, pues en una segunda llamada se refiere a los niños de forma despectiva y soez. Y las familias de las víctimas ponen en duda su proceder y sus reales intenciones.
Mientras que un investigador familiarizado con el caso le dijo a PRIMICIAS que le otorga peso a ese testimonio en la medida que permitió hallar a otros testigos, lo que a su vez condujo al hallazgo de los cuerpos calcinados de los cuatro niños, el 24 de diciembre, en una zona agreste de Taura.
Entre los testimonios de testigos clave en el estremecedor caso de desaparición y asesinato de los niños también está otro sujeto que asegura que miembros de una banda criminal se llevaron a los cuatro menores en un bote.
Tras la detención de los menores de edad en la avenida 25 de Julio y Ernesto Albán, en el sur de Guayaquil, los 16 militares involucrados en la presunta desaparición forzada aducen que los “liberaron” de noche y en otro cantón (en la cabecera de Taura), a unos 45 kilómetros del lugar de la detención.
“Escuché voces al subir a la casa”
El testigo que les prestó el dispositivo móvil a las víctimas para realizar la llamada asegura que la noche del 8 de diciembre escuchó voces cuando ingresó a su casa, ubicada en una subida de la parroquia rural de Taura.
Cuando volvió a salir se encontró con los cuatro niños frente a su casa, quienes le pidieron ayuda. Y él les prestó el celular para que llamen a sus padres (a las 22:40), de acuerdo al relato.
Supuestamente luego retiró el teléfono de las manos de Ismael y les advirtió al padre que tenían a lo sumo una hora para llegar hasta Taura antes de que la “mafia” se llevara a los niños, dado lo “peligroso” del lugar.
Luis Arroyo -el padre de Ismael y Josué- le rogó que mantuviera a los chicos a salvo, pero su interlocutor fue “cortante” porque supuestamente andaban unas motos dando vueltas. Seguido a esto le enviaron al padre una ubicación por WhatsApp.
Un samaritano “evasivo e intimidante”
Pero cubrir los casi 45 kilómetros entre el barrio de los niños en Las Malvinas, en el sur de Guayaquil, hasta Taura, al suroeste de Durán, toma una hora y 10 minutos de media de acuerdo al servicio de tráfico y de geoposicionamiento de Google Maps.
La familia de los menores decidió llamar al servicio de emergencia Ecu 911 para que sea la policía la que auxilie a las víctimas, pero los uniformados no dieron con la ubicación de los menores.
Cuando los familiares llamaron nuevamente al testigo clave este les reclamó furioso según consta en el expediente fiscal:
“¿Para qué me mandaste a la ley?”, le reclamó al progenitor de los menores. “Por hacerte un favor casi me haces meter preso, yo tuve que correr e irme de la casa. Yo no sé, ya vinieron 10 motos de la mafia y se llevaron a esos vergas”.
Uno de los familiares de los niños cuestiona ahora que el hombre haya adoptado una actitud evasiva e intimidante. “Yo no creo que tuviera intenciones de ayudarnos, realmente”, señaló.
“Se los llevaron en un bote”
Mientras que otros de los testigos, Luigi V, dice que se encontraba esa noche en un salón (un bar popular) del sector, junto a miembros de una banda criminal, aunque jura que él no es miembro del grupo delictivo, cuando vio llegar a hombres en moto, entre ellos un tal Ofelio.
“A los cuatro pelados que estaban allí se los llevaron en un bote, para abajo, en un manglar”, refiere en el testimonio.
El lunes 9 de diciembre alias “Momo” dio luz verde para que quemen los cuerpos, según esa versión. En el hecho habrían participado además sujetos con los alias “Ñato” y “Ruco” y otro hombre, “Dany”, quien condujo la lancha.
"Después al día siguiente me enteré que los iban a quemar o ya estaban quemados y que los iban a meter en un saco de yute”.
Testigo del caso.
El testigo dice no haberse percatado si los chicos tenían golpes y lesiones por la falta de luz, pero aseguró que estaban vestidos. "Eran flaquitos, el más alto parecía tener 15 años”.
A partir de esta información, unidades tácticas de la Policía y de la Unidad Nacional de Investigación con la Fiscalía General (UN-IFG) emprendieron la búsqueda de los desaparecidos y hallaron los cuatro cuerpos destruidos e incinerados, el 24 de diciembre, en el recinto Casas de Zinc de Taura.
¿Qué credibilidad tienen estas versiones?
De esta última versión se vale la defensa de los militares para descartar la participación de los efectivos de la escuadra de combate Charles en el asesinato de los menores.
En la parroquia rural de Taura opera la banda de Los Lagartos, cuyo centro de operaciones es el sur de Guayaquil (mientras que Los Águilas tienen amplia presencia en zonas rurales de Guayas).
Como en base a estas versiones se logró la ubicación de los cuerpos de los menores desaparecidos, los investigadores del caso le otorgan “peso jurídico, correlación y cierto nivel de credibilidad” a estos testimonios aunque aún deben ser contrastados, según conoció PRIMICIAS por fuente reservada.
La Fiscalía sigue dos investigaciones por este caso, por desaparición forzada y por secuestro con resultado de muerte respectivamente, y en en ese marco deberá corroborar si existen otros medios de prueba (técnicos y periciales) con los que se logre ratificar o descartar la veracidad de los testimonios.
Tras la prisión preventiva contra los 16 militares involucrados, y la apertura de 90 días de instrucción fiscal por el caso de desaparición forzada, los abogados de las familias de las víctimas confirmaron que una diligencia clave como la reconstrucción de los hechos se realizará el 30 de enero, a las 20:30.
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