IESS: ¿quiénes se quedan fuera de la seguridad social de Ecuador y por qué?
El sistema de pensiones en Ecuador pierde cobertura y deja fuera a sectores clave. Urge una reforma con enfoque inclusivo.

En Ecuador, la cobertura del IESS refleja desigualdades profundas: millones aún quedan fuera del sistema de seguridad social.
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Archivo Revista Gestión.
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El sistema de pensiones ecuatoriano presenta fluctuaciones en sus cifras de afiliación. Los datos hasta enero de 2025 muestran una tendencia a la baja, con diferencias marcadas en grupos como las mujeres, trabajadores domésticos y trabajadores rurales. ¿Cómo se explica el fenómeno?
La seguridad social constituye un pilar fundamental para el bienestar de la población y el desarrollo socioeconómico de cualquier nación. En Ecuador, el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) es la entidad responsable de proporcionar protección en áreas como salud, riesgos de trabajo y jubilación. Para enero de 2025, el IESS registraba 3’270.772 afiliados, lo que representa el 39,03% de la población económicamente activa del país (8’380.942 personas).
Sin embargo, los patrones de afiliación han experimentado variaciones significativas en los últimos años, con una caída del 1,04% respecto al máximo alcanzado en noviembre de 2023 (3’305.064 afiliados), influenciados por diversos factores estructurales y coyunturales.
Tendencias en la evolución de la afiliación
La trayectoria de la afiliación al IESS durante el periodo 2020-2025 refleja las complejidades y desafíos que ha enfrentado el mercado laboral ecuatoriano. Según datos del Instituto de Estadísticas y Censos (INEC), al inicio de 2020, el sistema contaba con 3’317.703 afiliados, marcando uno de los puntos más altos de cobertura. Sin embargo, la llegada de la pandemia del COVID-19 provocó una contracción significativa en los siguientes meses, alcanzando su punto más bajo en agosto de 2020, con 3’029.415 afiliados, lo que representó una pérdida de aproximadamente 288.288 cotizantes en apenas ocho meses (Gráfico 1).
Gráfico 1 - Evolución del empleo en la seguridad social
El análisis mensual muestra que las mayores contracciones se registraron entre marzo y mayo de 2020, con tasas de variación mensual de -0,64%, -2,89% y -2,74%, respectivamente, evidenciando el impacto inmediato de las restricciones sanitarias en el empleo formal. A partir de septiembre de 2020, inició una fase de recuperación gradual, con un crecimiento promedio mensual de 0,21% hasta diciembre de 2021, cuando el número de afiliados alcanzó los 3’142.311.
La tendencia positiva se consolidó durante 2022 y 2023, con tasas de crecimiento interanual de 3,26% y 1,42%, respectivamente. El punto máximo se alcanzó en noviembre de 2023, con 3’305.064 afiliados, lo que significó una recuperación acumulada del 9,10% desde agosto de 2020.
Sin embargo, los datos más recientes revelan un cambio en la tendencia: para enero de 2025, el número de afiliados se ubicó en 3’270.772, mostrando una contracción del -1,04% respecto al máximo alcanzado en noviembre de 2023.
Durante 2024, se observó una estabilidad relativa con fluctuaciones menores, donde el número de afiliados osciló entre 3’267.492 (febrero) y 3’294.072 (octubre), manteniendo un promedio de 3’282.375 afiliados. El último trimestre de 2024 mostró una tendencia decreciente, pasando de 3’294.072 en octubre a 3’282.175 en diciembre, y continuando esta disminución hasta 3’270.772 en enero de 2025.
Mapa del empleo formal: ¿dónde están los afiliados?
La estructura sectorial de la afiliación revela patrones importantes en la distribución de los cotizantes. Para enero de 2025, el sector privado se mantiene como el principal motor de la afiliación, concentrando 2’208.117 trabajadores, lo que representa aproximadamente 67,5% del total de afiliados. Esta proporción significativa subraya el papel fundamental del sector privado en la generación de empleo formal (Gráfico 2).
Gráfico 2 - Registro de empleo en la seguridad social por sectores
El sector público, por su parte, mantiene una participación estable con 639.391 afiliados, representando 19,5% del total, mostrando una ligera disminución respecto a meses anteriores, pues alcanzó 648.526 afiliados en diciembre de 2024. Mientras que el empleo doméstico registraba 66.249 afiliados en enero de 2025, continuando con una tendencia decreciente desde los 68.970 registrados en enero de 2024, lo que representa una reducción anual del -3,95%.
De su lado, el Seguro Social Campesino contaba con 357.015 beneficiarios para enero de 2025, mostrando una recuperación marginal frente a los meses previos, pero manteniéndose estable en torno a los 355.000-357.000 afiliados durante todo 2024.
Menos mujeres en el sistema
La distribución por género de los afiliados al IESS evidencia disparidades que merecen especial atención. Comparando los datos de enero de 2024 con enero de 2025, se observa una reducción del -0,55% en la afiliación masculina, pasando de 1’894.169 a 1’883.789 afiliados, lo que representa una disminución de 10.380 cotizantes hombres en un año (Gráfico 3).
Gráfico 3 - Distribución y evolución de afiliados por género enero 2024 vs. enero 2025
En contraste, la afiliación femenina ha experimentado un incremento del 0,58%, elevándose de 1’379.025 a 1’386.983 afiliadas en el mismo periodo, lo que significa un aumento de 7.958 cotizantes mujeres. En términos de composición total, para enero de 2025, los hombres representan el 57,59% de los afiliados, mientras que las mujeres constituyen el 42,41%, evidenciando una brecha de género de 15,18 puntos porcentuales.
Aportar al IESS: ¿qué factores determinan la afiliación?
Aportar al sistema de pensiones del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) es una decisión que puede estar influenciada por diversos factores socioeconómicos. Según Melanie Pérez, en su tesis titulada “Factores socioeconómicos que inciden en la probabilidad de aportar al sistema de pensiones del IESS en el año 2023”, estas variables inciden directamente en la afiliación:
- Sexo
- Edad
- Relación de parentesco
- Estado civil
- Etnia
- Nivel de educación
- Ocupación
- Rama de actividad
- Ingreso per cápita
- Horas trabajadas a la semana
- Tamaño de la empresa
Pérez aplicó un modelo estadístico y encontró que las mujeres, las personas mayores de 29 años, los cónyuges, los casados, los blancos y mestizos, aquellos con niveles de escolaridad superiores, los patronos, los que trabajan por cuenta propia tienen mayor probabilidad de aportar voluntariamente al IESS.
Adicionalmente, reveló que los trabajadores dedicados a actividades de transporte y almacenamiento, actividades profesionales, científicas y técnicas, servicios administrativos y de apoyo, servicios sociales y de salud, los que se encuentran en quintiles superiores de ingresos, los que trabajan de 1 a 40 horas semanales y los que viven en áreas urbanas también presentan una mayor probabilidad de contribución voluntaria al sistema.
Ahora, si bien el estudio de Pérez indica una mayor probabilidad teórica de aportación voluntaria entre las mujeres, las cifras actuales del IESS muestran que en la práctica persiste una brecha significativa, como se mostró más arriba. Esta contradicción podría explicarse por la influencia de otros factores estructurales del mercado laboral ecuatoriano, como la mayor presencia de mujeres en sectores informales o con menores ingresos.
Este fenómeno de subrepresentación femenina en los sistemas de pensiones también se observa en otros países de América Latina. Por ejemplo, David Tuesta, en su artículo titulado “La economía informal y las restricciones que impone sobre las cotizaciones al régimen de pensiones en América Latina” determinó que ser mujer reduce la probabilidad de contribuir al sistema de pensiones en Brasil.
En este sentido, el debate sobre la reforma del sistema de pensiones en Ecuador debe considerar las particularidades del mercado laboral, la estructura productiva y las dinámicas sociales del país. Medidas como el fortalecimiento del pilar no contributivo, el fomento del empleo formal, la mejora en la gestión y transparencia del IESS y la educación financiera para incentivar el ahorro voluntario, podrían volver al sistema de pensiones más sostenible y equitativo.
Los que se quedan fuera de la seguridad social
Los datos muestran que hay grupos específicos con menor participación en el sistema de seguridad social, como las mujeres, los trabajadores del servicio doméstico y los trabajadores rurales.
La abogada Patricia Borja, experta en seguridad social, explica a GESTIÓN que “aun cuando la Constitución dispone que el sistema es universal, no se ha logrado garantizar más que a un 34% aproximadamente de la población”. Esta limitación tiene consecuencias graves, especialmente para la vejez, etapa en la que muchas personas quedan sin ingresos por no contar con una pensión.
Entre las principales razones que dificultan la integración de estos grupos vulnerables al sistema de seguridad social, Borja identifica: “Desconocimiento de los mecanismos o modalidades de afiliación, desconocimiento de los beneficios de estar afiliado, ingresos inestables e insuficientes, dificultades en el proceso de afiliación y en el pago de los aportes, y falta de oportunidades y/o facilidades para pasar de la informalidad a esquemas formales”.
La subrepresentación femenina en el IESS puede explicarse por la mayor presencia de mujeres en sectores laborales informales. Borja explica que los ingresos inestables característicos de la economía informal constituyen un obstáculo significativo para mantener una afiliación regular. A esto se suma la brecha salarial de género persistente en el mercado laboral ecuatoriano, que limita la capacidad económica de muchas mujeres para asumir los costos de la afiliación voluntaria.
Respecto al Seguro Social Campesino, a pesar de ser un modelo diseñado para extender la cobertura, Borja señala que “fue un modelo pensado para extender la cobertura pero en 1968, ahora la dinámica ha variado”.
La experta identifica dificultades específicas: “Hay dificultades en torno al proceso de afiliación a través de la organización campesina, también en la capacidad organizativa, insuficientes niveles de confianza en las organizaciones, entre otros”. Además, destaca que “la falta de políticas para promover el desarrollo del campo puede ser otro factor”.
A esto se suma que, aunque “el aporte de la familia campesina es bajo (simbólico), menos de USD 3 mensuales para cobertura del jefe de familia y de la familia”, existe “mucha pobreza en el sector rural” que dificulta incluso estos pagos mínimos.
En cuanto al sector doméstico, la reducción en el número de afiliados refleja tanto la precarización de este tipo de empleo como la persistencia de acuerdos informales. La experta señala que el desconocimiento sobre los procesos de afiliación y sus beneficios, sumado a la naturaleza personal de la relación laboral dentro de los hogares, complica la formalización de estos trabajadores, mayoritariamente mujeres.
Estas barreras estructurales requieren respuestas específicas y adaptadas a cada grupo poblacional para avanzar hacia un sistema de pensiones verdaderamente inclusivo. Como señala Borja, es fundamental desarrollar mecanismos que faciliten “el paso de la informalidad a esquemas formales” y promuevan un mayor conocimiento sobre los beneficios y procesos de afiliación al IESS.
La afiliación al sistema de pensiones del IESS está condicionada por una compleja interacción de factores socioeconómicos, como sexo, edad, estado civil, educación, ocupación, etc.; sin embargo, los desafíos trascienden la dinámica de afiliación.
El envejecimiento poblacional, la baja cobertura y las presiones financieras exigen una reforma integral que contemple aspectos paramétricos y estructurales. Experiencias internacionales ofrecen lecciones, pero también evidencian la complejidad de asegurar la viabilidad a largo plazo. El debate, que deberá enfrentar quien presida el Ecuador los próximos cuatro años, tendrá que abordar las realidades del mercado laboral, la estructura productiva y las dinámicas sociales del país.
(*) Economista, analista económica de Revista Gestión.
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