Obreros de la construcción, víctimas de la falta de controles y desinterés por la seguridad
Entre el 1 de enero y el 4 de julio de 2024, el IESS ha reportado 243 accidentes laborales en los que estuvieron inclucrados obreros de la construcción.
Trabajadores de la construcción en proyectos de vivienda social
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Ministerio de Desarrollo y Vivienda
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Caídas, golpes, fracturas y quemaduras son algunos de los riesgos más frecuentes a los que están expuestos los trabajadores de la construcción en Ecuador. Aunque, por la falta de previsión, descuido o impericias de los trabajadores, han ocurrido accidentes que ha terminado en la muerte de los obreros.
Uno de los más recientes percances de este tipo ocurrió el 16 de julio de 2024, cuando un trabajador falleció al caer desde en un edificio que se levanta en el norte de Quito sin permisos y con sellos de clausura violados.
La Agencia Metropolitana de Control (AMC) reveló que el hecho se produjo en la obra de una constructora que no contaba con la licencia LMU-20, el único documento que le autoriza a empezar obras de construcción en Quito.
Eventos como estos no son aislados, así lo demuestra la cifra de accidentes laborales que ocurren en Ecuador y son registrados por el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS).
Entre el 1 de enero y el 4 de julio de 2024, la entidad contabilizó 243 accidentes en el sector de la construcción, de un total de 10.652 que ocurrieron en todas las actividades económicas que hay en el país.
Según el IESS, en la rama de la construcción las personas que sufren la mayoría de estos accidentes tienen entre 21 y 30 años, seguido de quienes tienen entre 31 y 40.
Expertos consultados por PRIMICIAS coinciden en que las probabilidades de que ocurra un accidente laboral aumenta exponencialmente en una empresa, fábrica o constructora que no cuenta con los permisos de operación, pues no necesitan cumplir con las normas de las empresas que operan legalmente.
Juan Piedra, director de la Maestría en Seguridad y Salud Ocupacional de la Universidad de las Américas (UDLA), sostiene que en el país existe "poco conocimiento acerca de lo que implica la salud y seguridad ocupacional, pues muchas empresas lo consideran como un gasto y no una inversión".
Agrega que "hay actividades económicas, como la construcción, que tienen una alta incidencia de accidentes laborales, pero escazas medidas de prevención, a pesar de que las personas pasan al menos ocho horas diarias".
Daniel Elmir, empresario del sector de la construcción, asegura que la mayoría de accidentes se producen en las empresas que no cumplen las normativas del Ministerio del Trabajo y de los municipios.
Estas constructoras, dice, no cuentan con un plan de seguridad y tampoco entregan los implementos de seguridad a los obreros. Sin embargo, matiza sus declaraciones al asegurar que "las empresas serias sí invierten en la prevención de accidentes laborales".
Se refiere a que hay constructoras que destinan una parte de su capital a la contratación de empresas de seguridad y salud ocupacional que se encargan exclusicamente de verificar el cumplimiento de las medidas de seguridad en las obras.
En esta línea, Christian Ordóñez, docente de Riesgos la Universidad Internacional, critica el hecho de que "muchas constructoras no realizan un análisis de los riesgos que tienen sus trabajadores, lo que aumenta las posibilidades de que ocurra un accidente".
Sostiene que las empresas tendrían mejores niveles de productividad si destinan su dinero a implementar planes de seguridad, en lugar de atender accidentes laborales.
Responsabilidad compartida
Los tres expertos concuerdan en que las autoridades gubernamentales y municipales han flexibilizado los controles orientados a verificar el cumplimiento de las normas de salud y seguridad ocupacional.
Si bien dicen que este es uno de los principales factores que incide en el alto número de accidentes laborales, aseguran que la responsabilidad también recae en los trabajadores.
Elmir asegura que "muchos de ellos no utilizan los insumos de seguridad, pese a que las constructoras les entregan en cada jornada".
Sobre este punto, Piedra y Ordóñez consideran necesaria la capacitación constante a los obreros para que conozcan los riesgos que implica no usar casco, botas, arnés o gafas.
"Una persona que va a trabajar en un construcción debe conocer los riesgos que hay a su alrededor. Más aún quienes realizan trabajos en alturas o quienes trabajan con materiales peligrosos. Esto es fundamental para mitigar los accidentes", dice.
Pablo, quien trabaja en el sector de la construcción desde hace 30 años, reconoce que pocas veces utiliza los implementos de seguridad porque "no son cómodos".
Cuenta que solo los usa cuando su experiencia le dice que existe un peligro real. "Es una mala costumbre que tenemos algunas personas, pero a esta altura de la vida ya es difícil cambiar", confiesa.
Millones de accidentes en el mundo
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) estima que cada año hay 317 millones de personas que sufren accidentes laborales. Mientras que 2,3 millones mueren debido a accidentes o a enfermedades profesionales.
En América, el organismo contabiliza 11,1 muertes por cada 100.000 trabajadores en la industria; 10,7 en la agricultura; y 6,9 en el sector de los servicios.
"Algunos de los sectores más importantes para las economías de la región, como minería, construcción, agricultura y pesca, también son aparecen en la lista de los que tienen mayor incidencia", detalla.
Ante esta realidad, la OIT considera urgente que los países implementen mejores sistemas de registro y notificación de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales, "ya que una información adecuada es esencial para establecer prioridades y mejorar el diseño de las estrategias de prevención".
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