¿Qué es la 'sal quiteña', la picardía que cobra vida en las fiestas de fundación de Quito?
¡Que viva Quito! La 'sal quiteña' se comparte en la capital de generación en generación y llega a ser distintivo en el lenguaje de sus ciudadanos.
La Catedral Metropolitana de Quito, 26 de noviembre de 2024.
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Daniela Romero / PRIMICIAS
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El 5 de diciembre de 2024, Quito festeja 490 años de su fundación y los quiteños -y los 'chagras' que habitan en la capital- lo celebran con un sinnúmero de tradiciones: desde el tradicional juego de 40, la elección de la reina de la ciudad, los paseos en chiva, los canelazos y los desfiles tradicionales.
Todas esas actividades están salpicadas de lo que se conoce como 'sal quiteña'. ¿Es algo de comida? ¿Qué significa ese término?
La respuesta rápida es la picardía y el humor de los quiteños, expresada en un sinnúmero de dichos que se emplean asiduamente en épocas de fiesta. Pero como todas las tradiciones decembrinas, este término tiene toda una historia detrás.
Y son los mayores en las plazas del Centro Histórico quienes más clara tiene la idea de la historia que no se ha escrito en libros, sino que se transmite como parte de la cultura y lenguaje popular. Basta 'darse una vueltita' y hablar con ellos para comprobar que son una especie de 'guardianes' de las tradiciones de la ciudad.
Alejandro López, cronista de la ciudad, describe a la 'sal quiteña' como una forma de humor particular de los ciudadanos y que tiene que ver con una burla elegante.
"Es la agilidad mental para crear un comentario oportuno, sarcástico e irónico. Es la habilidad para poner apodos"
Alejandro López, cronista de la ciudad
La picardía y la bohemia
López cuenta que la 'sal quiteña' se ha desarrollado a partir de elementos señoriales, pero "también con la modernidad". De hecho, López considera que no solo los quiteños tienen esta sal, sino que es una característica de cada ciudad, y mantiene vivo el lenguaje de los ecuatorianos.
Durante el siglo XX, los quiteños por las mañanas vivían una vida muy recatada, iban a misa y eran formales en el día, pero las noches eran bohemias y desenfadadas tal como cuenta la canción 'La Tuna Quiteña'.
Los 'chullas' y las 'quiteñas bonitas' siguen 'zapateando' con esta canción, que recuerda el Quito de antaño, en donde las 'tunas' eran las fiestas de cumpleaños.
Así, se destacan las fiestas y los romances en la capital de los ecuatorianos. En donde las serenatas no podían faltar, creando un ambiente nostálgico en las calles de Quito.
"Esta tuna de mi Quito, con guambritas sin igual. Es tuna de gente buena, es una tuna legal"
'La Tuna Quiteña'
Un 'chulla' muy conocido, 'Don Evaristo'
Un ejemplo claro de lo que es la 'sal quiteña' es el recordado 'Don Evaristo', un personaje interpretado por el actor Ernesto Albán, que ganó popularidad a mediados del siglo XX y simbolizaba al tradicional hombre quiteño, pícaro, recursivo, de mente sagaz y fino humor.
Para López, la forma de ser de 'Don Evaristo' demostraba las cuestiones ciudadanas, que le permitió conectar con las diferentes generaciones.
"El quiteño no se atrasa, solo llega a su hora, que siempre es después de la hora"
'Don Evaristo'
Estas son algunas características por las que 'Don Evaristo', quien era considerado el mayor exponente de la 'sal quiteña'. A finales del Siglo XX, cuando Albán ya había fallecido, el Municipio de Quito rescató su figura mediante un personaje de caricatura que promovía los valores ciudadanos con humor.
¿Sigue presente la 'sal quiteña'?
El cronista de la ciudad resaltó los barrios más tradicionales son quienes conservan la 'sal quiteña'. Por ejemplo, durante las ligas barriales se puede encontrar esas bromas, comentarios y risas que son únicos en los quiteños.
"No ha desaparecido del todo (...) Los jóvenes consumen nuevas lenguas y ya no se usan mucho los quechuismos", destacó Alejandro López.
Uno de los personajes actuales, que más se acerca a la 'sal quiteña' es Jalál Dubois, quien se roba el cariño no solo de quiteños, sino de personas de todo el país con su peculiar hablar.
De hecho, los más jóvenes empiezan a tener esa 'sal quiteña' con el ejemplo de los más grandes, recibiendo la cultura de su ciudad con sus tradiciones, dice el cronista.
Así que '¡No sea malito!' Siga cultivando y enseñado a las futuras generaciones para que la 'sal quiteña' no se pierda. ¡Que viva Quito!'
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