"Nunca se sabe cuándo vamos a tener agua": el drama en un barrio de Quito con cortes de agua de 20 horas al día
Habitantes de San Antonio de Pichincha, en el norte de Quito, llevan días sin agua. Reclaman que el Municipio no cumple con los radicales horarios de los cortes de agua.
Dos habitantes de Rumicucho, en San Antonio de Pichincha, el 19 de septiembre de 2024.
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Jonathan Machado / Primicias
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El sol abrasante, las calles duras llenas de tierra y los fuertes vientos que levantan nubes de polvo a toda hora dan la imagen de un desierto a los barrios de San Antonio de Pichincha, una parroquia del norte de Quito.
Sus casi 50.000 habitantes sufren los problemas que cualquier persona padecería en medio de las dunas: no tienen agua, luz, ni transporte público. Y eso se vuelve más dramático con la sequía que azota a Quito desde finales de julio de 2024, que ha complicado más la vida en barrios como Rumicucho, La Marca, Cantarillas y Tanlahua.
Son las 11:00 del jueves 19 de septiembre de 2024. El barrio Rumicucho está desértico.No hay nadie en las calles polvorientas y el sol castiga con todas sus fuerzas.
Luis Simbaña y su esposa, María Amaya, cortan unos troncos de leña, senados junto a una pequeña plantación de maíz que se perdió por la falta de lluvias. "Ya van más de dos meses que no llueve. Perdimos las plantaciones de maíz y de maní", dice Simbaña.
A sus 84 años no recuerda una sequía tan severa como la que está soportando la ciudad. "Antes, al menos llovía uno o dos días en medio del verano. Ahora nada", se queja.
Su esposa no duda ni un segundo cuando afirma que el principal problema del sector es la falta de agua potable. "Llevamos una semana sin agua. No tenemos para lavar la ropa, bañarnos ni para cocinar", dice molesta.
En la planificación de la Empresa de Agua Potable de Quito, este barrio debería sufrir cortes de agua de 20 horas y media. Pero ni siquiera esas pocas horas de agua han llegado la última semana.
Mientras se sacude las manos del polvo, comenta que todas las casas del sector tienen tanques y cubetas de todos los tamaños porque "nunca se sabe cuándo vamos a tener agua", así que siempre están listos para recolectar.
Otro problema de la falta de lluvias, dice, es que el agua de los tanques se ensucia por la gran cantidad de polvo que se levanta con el viento. "No tenemos otra opción que consumir agua sucia porque es lo único que hay", se lamenta
A pocos metros de ahí, Delia Chipantashi, otra moradora de Rumicucho, reclama que el Municipio de Quito no cumple con los horarios de los cortes de agua.
"Nos dijeron que íbamos tener agua todos los días de 06:00 a 09:30, pero no han cumplido. Así es imposible vivir", señala. La mujer, que ha vivido 45 años en el sector, dice que "tener agua se ha convertido en un lujo para todos nosotros".
Y su vecina, Andrea López, cuenta que el incumplimiento de las autoridades provoca un sinnúmero de inconvenientes.
Uno de ellos es la imposibilidad de planificar las tareas del hogar. "No sabemos cuándo podemos lavar la ropa, los platos o cuándo podremos bañarnos."
Recuerda que a inicios de septiembre el baño de su casa se inundó, pues dejó abierta la llave del lavamanos para escuchar el momento en el que llegue el agua. "Olvidé cerrarla y salí a trabajar. Cuando regresé, el baño estaba inundado", comenta.
Y como nunca se sabe cuándo habrá agua, la gente se ha acostumbrado a dejar las llaves abiertas sobre los tanques de reserva, para no perder la oportunidad si el agua los sorprende fuera de casa.
Esta situación similar enfrenta Ricardo Cruz, habitante de La Marca, otro de los barrios de San Antonio afectados por los cortes de agua.
Los problemas en este sector son mayores porque tampoco tienen luz ni acceso al transporte público.
"Un año voy tramitando el pedido para tener agua y luz, pero nada que se concreta", dice Cruz.
Ante la falta de agua, su única opción es comprar el recurso a un tanquero. Aunque eso significa gastar hasta USD 80 mensuales. Mucho más de lo que paga una persona que sí tiene el servicio de forma permanente.
María Fernanda Villavicencio, subgerente de Agua Potable de Quito, reconoce que el Municipio ha incumplido con algunos de los cronogramas de cortes de agua potable.
Explica que esto se debe a que "la planta que dota de agua a los barrios de San Antonio, primero abastece a Calderón. Lo que sobra, llega a San Antonio. Entonces, dependemos mucho del consumo de Calderón".
La funcionaria asegura que la planta de Calderón, que actualmente construye el Municipio, servirá para que gran parte del caudal que se distribuye a esta parroquia se dirija a barrios del extremo norte de la ciudad.
Sin agua, pero con planillas altas
Los habitantes de los barrios afectados por los cortes de agua en San Antonio califican de indolentes a las autoridades de la Empresa de Agua Potable.
La razón tiene que ver con los altos montos que reciben en las planillas, pese a no contar con el servicio.
Luis Simbaña comenta que ha llegado a pagar hasta USD 50 mensuales, mientras que Delia Chipantashi asegura que durante varios meses ha pagado entre USD 20 y USD 30, por un servicio que casi no llega.
"¿Cómo es posible que nos cobren por algo que no tenemos?. Es una burla", dice Simbaña. Asegura que sus reclamos no han tenido una respuesta de la Epmaps, entidad "que no se responsabiliza de nada".
La subgerente de Agua Potable de Quito, María Fernanda Villavicencio, dice que los altos montos obedecen a varios factores.
"El más frecuente son daños en tuberías internas que provocan fugas. Aunque también pueden darse porque las personas dejan abiertas las llaves de agua o por los sistemas de riego que tienen en sus casas", detalla la funcionaria.
Mientras la Epmaps asegura que encontrará solución a este problema, los habitantes de San Antonio siguen clamando por el agua que no tienen, pero que sí les cobran.
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