Quito se queda sin peso político para las elecciones presidenciales de 2025
La mayoría de los actuales precandidatos han construido sus liderazgos en la Costa. Los factores del desinterés político en Quito tienen varios orígenes.
Hasta el 17 de agosto las organizaciones políticas eligieron a su 17 precandidatos a la Presidencia de la República.
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La papeleta para las elecciones presidenciales de febrero de 2025 no contará con algún líder político que se haya forjado en Quito o con algún partido con aspiraciones que "represente" a la capital.
El fenómeno no es nuevo y se viene repitiendo, quizás, desde 2002, año en el que Rodrigo Borja, líder histórico de la Izquierda Democrática (ID), postuló para la presidencia de la República.
En esa elección, Borja, que fue presidente entre 1988 y 1992, quedó en el cuarto lugar, y el resultado fue uno de los factores que determinó su alejamiento definitivo de la política.
Después de eso, la 'esperanza' de un liderazgo local recayó en los alcaldes de Quito -entre quienes destaca Paco Moncayo (ID)-, pero ninguno logró consolidarse como una figura nacional tras la administración municipal.
Para las elecciones que se avecinan hay 17 precandidatos presidenciales. Y, aunque una de de ellos nació en Quito, ninguno ha vivido y se han desarrollado profesionalmente en la ciudad.
Ese fue precisamente el reclamo de la militancia histórica de la ID, el 13 de agosto pasado. Guillermo Landázuri aseguró que la última organización política con raíces quiteñas era Izquierda Democrática. Y, sin embargo, en este tiempo, dijo, no ha sido capaz de promover liderazgos y nombres propios y, en su lugar, el partido escogió a Carlos Rabascall como su precandidato a la Presidencia de la República.
"Quito es el centro político del país, donde se mueve parte de la producción y la cultura, merece tener un candidato que la represente, como un valor no solo de los que nacimos aquí, también de los que viven y luchan por esta ciudad", dijo entonces Landázuri.
Factores del deterioro político
Las razones por las que el impacto e influencia de Quito en los momentos políticos del país ha ido perdiendo espacio en los últimos años, tiene más de una hipótesis y posibles explicaciones.
La académica del Instituto de Altos Estudios Nacionales (IAEN), Katalina Barreiro, dice que en el caso particular de Quito, gran parte de los liderazgos se construían a partir de la gestión local, específicamente, de la Alcaldía.
"El manejo administrativo era un referente para el país, pero ahora Quito termina siendo una ciudad gris sin liderazgos, al menos, en los últimos 15 años. Alcaldes cuestionados, sin brújula, que no se proyectan ni como líderes locales, menos nacionales", dijo Barreiro.
Eso ha hecho que los habitantes de Quito opten por apoyar en las últimas elecciones a actores políticos como Guillermo Lasso, que en 2021 obtuvo el 66% de votos y por el presidente Daniel Noboa que, en 2023, logró el 61,4% de apoyos en el Distrito Metropolitano.
Esteban Ron, abogado y experto electoral, apunta a, al menos, dos factores para que Quito haya perdido ese interés por la política que, como resultado, provoca que no haya líderes fuertes.
Primero, el alto número de empleados públicos que se concentran en la capital que prefieren no tomar partido, de manera frontal, por alguna tendencia política en una suerte de "supervivencia" por cuidar su fuente de ingreso.
A la par, un sector de empresarios y trabajadores privados "desencantado y desinteresado" por lo que hacen o dicen los políticos y más concentrado en general sus propios recursos, agregó Ron.
"El otro fenómeno es que en el país en general no existe carrera política dentro de las organizaciones. No hay procesos de formación"
Esteban Ron, abogado y experto electoral
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