Presidente de la Corte Nacional: "Para los abogados de prestigio ya no es tan atractivo ser jueces nacionales"
José Suing, presidente de la Corte Nacional de Justicia, se refiere a la crisis que atraviesa la Función Judicial, justo cuando se debe nombrar jueces nacionales, Fiscal General y Consejo de la Judicatura.
José Suing, presidente de la Corte Nacional de Justicia (CNJ), durante una entrevista con PRIMICIAS, el 2 de diciembre de 2024.
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Gonzalo Calvache / PRIMICIAS
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La crisis de la Función judicial es evidente. La corrupción ha contaminado cortes y fiscalías del país. Incluso, llegando a la Corte Nacional de Justicia, el más alto tribunal de justicia ordinaria en Ecuador.
A esto se suma un problema institucional. La CNJ opera incompleta desde 2019, cuando la mayoría de los jueces fueron destituidos. En estos cinco años hubo tres concursos para completarla, pero dos fueron cancelados por sospechas de irregularidades y el restante no tuvo suficientes postulantes aptos.
Además, el Consejo de la Judicatura (CJ) ha tenido varios cambios de conformación por destituciones, renuncias y censuras de sus miembros.
Bajo este escenario, en enero de 2025, el cuestionado Consejo de Participación Ciudadana (CPCCS) deberá nombrar a los vocales de la Judicatura, que a su vez deberán elegir a los nuevos jueces nacionales.
José Suing Nagua, actual presidente encargado de la CNJ, se refirió a esta serie de acontecimientos y explicó a PRIMICIAS sus apreciaciones sobre la crisis de la justicia que vive Ecuador.
La complicada conformación de la CNJ
Luego de 10 meses en la presidencia de la Corte Nacional de Justicia. ¿cómo encontró al organismo?
El primer tema que hubo que resolver fue la integración y la incorporación de nuevos jueces ante la salida de cuatro jueces titulares. Se tuvo que seguir el procedimiento: pedir a los conjueces titulares si quieren integrar las Salas y, frente a esa decisión, se seleccionó a aquellos jueces que, siendo temporales, podían integrar también las Salas.
El Consejo de la Judicatura, en el tiempo del doctor Álvaro Román y en el tiempo del doctor Mario Godoy, ha seleccionado algunos conjueces temporales.
¿Los conjueces temporales llegan a trabajar en su Sala de preferencia?
Sí, pero con el expreso señalamiento de que ellos tenían que venir con la eventualidad de asumir un tema penal, ni bien instalados acá. Yo tengo que rescatar y reconocer el profesionalismo con el que han asumido ese reto los profesionales.
¿Todos aceptaron esa condición?
Ha habido otros que, en cambio, supieron cuál era el escenario y dijeron "gracias, me regreso".
¿Cómo está la conformación en temas numéricos?
A ver, tenemos 10 jueces titulares y faltan 11. En esas plazas faltantes están principalizados cuatro conjueces titulares y siete conjueces temporales, que provienen de las cortes provinciales. Además, tenemos 18 conjueces.
¿Dónde se originan estos problemas de conformación?
Ahí hay un problema que se ha arrastrado desde que la Corte Nacional se integró al 100%, en 2012. En las convocatorias que se han realizado para la selección de jueces se han preocupado de la selección de jueces en la especialidad de selección de los aspirantes.
Mientras que los que no alcanzan el puntaje mínimo quedan en el banco de elegibles para ser conjueces, pero el problema es que la selección de conjueces se hace por puntaje y no por especialidad.
¿Cuál es el riesgo de no tener jueces titulares?
El riesgo procesal es que eventualmente podría generarse que las partes acusen de que no es un juez de especialidad. Hemos llegado a tener solo un conjuez en Sala Penal y usted sabe la carga de causas penales y, sobre todo, causas de fuero que están en proceso.
¿Podría ser causa de nulidad?
No necesariamente, pero va a ser un tema de discusión por parte de las partes procesales.
Los concursos fallidos
¿Cómo observa usted el que no se pueda concretar un concurso desde 2019?
A mí me apena que hayan tenido la suerte que han tenido los concursos. Porque no solo los dos últimos han sido declarados desiertos, sino el anterior (el de 2020) tampoco pudo seleccionar todos los jueces que se necesitaban.
¿Qué se debe hacer?
Me parece que hay experiencia suficiente para que el Consejo de la Judicatura tome las riendas del asunto y haga los ajustes que tenga que hacer. Se ha dicho que son problemas de mucha discrecionalidad en la normativa aplicable a los concursos.
Es mi interés que ese proceso arranque nuevamente lo más pronto posible y se hagan los ajustes que tengan que hacer. Si es que ha habido ruidos que buscan deslegitimar los procesos, hay que mostrarlos, tampoco estamos para solapar o escapar ninguna irregularidad a título de necesidad.
¿Cuál cree que sea el problema de fondo?
Creo que hay problemas estructurales. Creo que, en definitiva, el llegar a ser juez de la Corte Nacional de Justicia para una gran cantidad de profesionales no es un atractivo.
Yo siempre he dicho, sostengo y mis compañeros lo saben, el llegar a la Corte Nacional, otrora Corte Suprema, es una meta de llegada. Es decir, yo profesional he iniciado mi tarea, mis trabajos, he caminado paso a paso, he ido acumulando experiencia, conocimientos y demás.
Y ya cuando estoy en la postrimería, a la finalización de mi carrera, una devolución de lo que yo he recibido de la sociedad es integrar, como un honor, el más alto tribunal de justicia.
¿Qué está pasando ahora?
Las reglas se flexibilizaron de tal manera que los profesionales jóvenes pueden acceder y yo no dudo de la capacidad de los profesionales. Pero además de capacidad y de conocimiento, se necesita la experiencia que la dan los años.
¿Por qué no es atractivo ser juez nacional?
Habría que preguntarles a los profesionales. Porque muchos profesionales, de mucha valía, de mucha capacidad y con muchos años de experiencia, no se han presentado en los concursos.
¿Por qué cree que pase esto?
No les gusta exhibirse en un proceso porque lo que hace el escrutinio público. Un concurso público es precisamente eso; buscarle las costuras y sacarle lo que tiene y hasta lo que no tiene.
El otro tema que yo creo que siempre es necesario tenerlo presente es la remuneración. Siendo una remuneración interesante, no es la remuneración que deberían tener los juzgadores.
Ya que, un abogado de prestigio y de fama en el buen sentido gana tres o cuatro veces más que el sueldo de un juez de la Corte Nacional. Recordemos, además, que la Corte Suprema llegó a tener unos sueldos de USD 11.000 y USD 13.000, por magistrado.
¿A esto podría sumar sumarse los escándalos de corrupción recientes, que podrían manchar la carrera de juez nacional?
No creo que manche el nombre de la Corte, creo que son casos aislados siendo importantes. No quiero minimizar las consecuencias y los efectos que eso ha provocado, pero miremos la parte positiva.
Con todo esta avalancha de acusaciones y de causas que se han dado, hay que diferenciar los que están siendo juzgados y los que están siendo indagados de los que ya han sido sentenciados o lo que han sido simplemente mencionados.
Mientras no haya una determinación de responsabilidad, a ellos les cobija el derecho de inocencia.
¿Cuál es la parte positiva?
Que ha habido la entereza suficiente en el Tribunal (del caso Metástasis) para juzgar a un propio compañero (Wilman Terán).Yo creo eso es una muestra clara de que la administración de justicia funciona y funciona bien.
A propósito de estos casos, ¿qué ha pasado con los exámenes de la Contraloría a los patrimonios de los jueces?
Yo creo que no se ha hecho, pero se lo ha pedido en más de una ocasión al señor Contralor (Mauricio Torres). Entiendo que él dispondrá cuando hacerlo.
La nueva Judicatura
En medio del nuevo intento de selección de jueces nacionales, corresponde también nombrar al nuevo Consejo de la Judicatura. Y a la Corte le toca enviar una terna para la elección del nuevo presidente de ese organismo. ¿Cómo ve los tiempos?
Los tiempos están cortos porque se entiende que el Consejo de la Judicatura actual termina sus funciones a fines de enero y deberían estar designados ya los nuevos integrantes de ese Consejo.
No hemos recibido, formalmente, una petición de envío de ternas. No sé si es que lo van a hacer ya mismo. Eso depende del Consejo de Participación.
¿Internamente, en la Corte, se ha empezado a pensar en nombres?
No, no lo hemos hecho. Hay interesados, eso sí, que golpean las puertas pidiendo que sean considerados en la posibilidad de integrar la eterna. Pero no es un tema de que el interesado venga a pedirle: yo quiero ser estrellita de Navidad.
¿Interesados desde sectores políticos?
No, interesados profesionales.
En el anterior periodo hubo una polémica por si la terna debía provenir del Pleno de la Corte o del Presidente. ¿Cómo lo ve usted?
Yo creo que es un tema que lo hemos superado. Ya el propio Pleno reconoció que esa es una atribución del Presidente de la Corte. Sin embargo, si es que me toca a mí porque yo sigo en la temporalidad, yo tendré la delicadeza de ponerlo a consideración del Pleno.
¿Significa que lo someterá a votación o que pedirá opiniones?
No, sería pedir respaldo para los candidatos que yo seleccione.
Usted habla de temporalidad en su cargo, pero mientras no haya una Corte conformada al 100% usted seguirá siendo Presidente...
No hay un plazo en el encargo y es decisión del pleno de la Corte mantener ese encargo.
Es decir, ¿el Pleno podría cambiar de Presidente encargado?
Eventualmente, podría, no le veo obstáculo.
Una reforma judicial
¿Hacen falta reformas en la Función Judicial?
Hay problemas muy de fondo y problemas estructurales que tienen que ser analizados, no para el concurso que se tiene que realizar, sino, posiblemente, pensando en una reforma profunda estructural de la Función Judicial. Esto porque no solo hay problemas en la Corte Nacional, hay problemas en instancia y en apelación también.
El presidente Daniel Noboa había hablado ya de reformar la justicia. ¿Cree que esto debe ir encaminado a devolver a la Corte Nacional las tareas administrativas?
Posiblemente no, posiblemente sí. Yo creo que lo que hay que hacer ahí es un análisis profundo respecto de qué nos ha dado como resultados el modelo que se tiene, empezando por el proceso de selección (de jueces nacionales).
Me hace ruido que sea el órgano administrativo (el Consejo de la Judicatura) el que designe los jueces. Porque que eso genera una dependencia, no formal o normativa. Pero, usted va a estar pendiente de no molestar al órgano que lo designa.
Usted va a generar una suerte de condescendencia con quienes le designan. Entonces no puede ser el órgano administrativo, el órgano que designa a los más altos jueces de la Corte Nacional de Justicia y que es un órgano disciplinario.
¿Cuál debería ser la razón de ser del Consejo de la Judicatura?
El Consejo de la Judicatura, en los anteriores períodos, se llenaron de fuerza para decir es que soy el órgano de gobierno. Entonces, reiteraban estás bajo mi jurisdicción, yo te controlo, yo te designo. Entonces, ese no es un modelo que funciona.
Debería volverse a que el eje central de la Función Judicial son los juzgadores en todos los niveles. Esa es la razón de ser de la Función Judicial y todo lo demás es accesorio. El Consejo de la Judicatura tiene que ser un órgano administrativo, de soporte y de apoyo.
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