Un año después del asesinato de Villavicencio, poco o nada cambió en el sistema político ecuatoriano
Este viernes 9 de agosto se cumple un año del asesinato del candidato presidencial Fernando Villavicencio, el magnicidio que impactó a la política ecuatoriana.
Fernando Villavicencio en un evento político el 15 de junio de 2023, en Riobamba.
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@Construye_Ecu
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La política ecuatoriana sufrió el más duro golpe el pasado 9 de agosto de 2023, cuando fue asesinado Fernando Villavicencio, candidato presidencial, en Quito. Sin embargo, desde entonces, parece que el único cambio en la arena política es la preocupación por la seguridad de las figuras políticas.
Precisamente, en el último consejo consultivo con las organizaciones políticas, el Consejo Nacional Electoral (CNE) reafirmó su preocupación por la seguridad de los próximos candidatos para las elecciones legislativas y presidenciales de febrero de 2025.
Autoridades electorales y la Policía Nacional analizan ahora la posibilidad de que los aspirantes a Carondelet, que ya se multiplican, cuenten con un vehículo blindado, un chaleco antibalas y un casco. Además de la escolta policial.
El sociólogo político Fernando Muñoz considera que el magnicidio ha puesto en el centro del debate la problemática de la vulnerabilidad de los sujetos que hacen política. Es decir, el ejercicio de la política en Ecuador es ahora un ejercicio de riesgo.
Un ejemplo de ello se repitió el 24 de marzo, cuando fue asesinada a tiros la alcaldesa de San Vicente, Brigitte García. Sin embargo, Muñoz aclara que no solo se enfrentan a ese peligro los candidatos, sino también otras figuras públicas y autoridades.
Y, a su forma de ver, el asesinato de Villavicencio reflejó un problema profundo en el ejercicio de la política: cómo luchar contra la violencia que representa el crimen organizado. Porque, desde entonces, estos actores "se volvieron un sujeto político tangible, real, y manifiestan el poder de ejercer esa violencia".
Pero, ¿qué más ha cambiado en la arena política y electoral después de un año del magnicidio? Nada. Esa es la respuesta del politólogo Santiago Basabe. A sus ojos, no ha habido ningún cambio significativo en el sistema político ecuatoriano, ni en sus actores.
Para este catedrático, el único efecto notorio fue el nacimiento de una nueva fuerza legislativa: Construye. Aunque recuerda que el movimiento como tal no tenía ningún vínculo con Villavicencio, más allá de que fueron quienes resolvieron su necesidad de un auspicio electoral.
Y eso se evidencia en que, de ser la segunda fuerza política en la Asamblea, con 28 curules, se resquebrajaron hasta tener el mínimo para seguir siendo una bancada, 15. Por lo que se podría esperar, a que tomen nuevamente como bandera el magnicidio, para intentar rescatar esos réditos electorales.
Muñoz coincide en que hay que esperar para ver qué fuerza política retoma el recuerdo del asesinato de Villavicencio para intentar capitalizar su herencia, sea el mismo Construye; Sociedad Patriótica con su excompañera de papeleta: Andrea González, u otra organización.
Pero ambos analistas concuerdan en que el electorado en Ecuador tiene memoria corta.
Por lo que, tal vez, el recuerdo del asesinato no logre exacerbar la división política, entre correísmo y anticorreísmo, como lo hizo en el momento del acontecimiento. Y Muñoz señala que el electorado terminará inclinándose por el candidato que logre conectar con las necesidades más inmediatas de la ciudadanía.
Otro punto de coincidencia entre Basabe y Muñoz es que, debido a la debilidad del sistema partidista, un hecho traumático como el magnicidio de Villavicencio no ha generado un cambio en las prácticas dentro de los partidos y movimientos.
Pero, aunque este remezón no haya trastornado la lógica cotidiana de las propias organizaciones, afirma Muñoz, tampoco ha llegado a desalentar la participación política. Eso se demuestra en la cantidad de actores que buscan auspiciantes y de partidos que buscan candidatos para las elecciones 2025.
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