Efecto Mariposa
Autocuidado: un acto de amor propio
Profesora e Investigadora del Departamento de Economía Cuantitativa de la Escuela Politécnica Nacional EPN. Doctora en Economía. Investiga sobre temas relacionados con pobreza y desigualdad.
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Hace unas semanas, el tensiómetro se disparó y me diagnosticaron hipertensión. El médico dijo que se trataba de un caso de mujer joven.
Reflexionando sobre qué podía hacer para enfrentar esta enfermedad crónica no transmisible, el primer paso fue tomar medicamentos para tratar la dolencia.
Con respecto a la alimentación saludable y la actividad física, no tenía mayor cosa que hacer, debido a que tengo las tengo incorporadas en mi vida desde hace algunos años.
En cambio, sí necesitaba tomar otro tipo de acciones bajar la adrenalina, pues hacía todo corriendo, incluso cuando no tenía necesidad; tenía la manía de hacer varias cosas simultáneamente, por simple gusto, y vivía constantemente saturada de información y noticias.
Entonces, decidí desconectarme de las noticias para centrarme en mi salud mental, física y emocional. Actualmente, hago todo despacio y una sola cosa a la vez. Ya no corro ni así lo necesite. A la vorágine de pensamientos le puse un freno.
Hasta ahora estoy cumpliendo con los cambios propuestos. Veo lo mínimamente necesario de noticias, a pesar de que debo estar informada para escribir un artículo semanal y dar clases a jóvenes universitarios usando ejemplos de actualidad. Desaceleré, aunque tengo que hacer más cosas de las que puedo en un día laborable.
Estas decisiones me llevaron a perderme en algunos temas de conversación populares entre mis colegas y amigos. Igualmente, estoy diciendo que no a muchas cosas y estoy haciendo las actividades que se pueden hacer en un solo día.
Puedo decir que no ha sido fácil ni automático el cambio, pero los beneficios en mi salud física y emocional ya se están sintiendo.
La constante presión de estar al tanto de todo y de hacer mil cosas perfectas a la vez puede generar angustia, ansiedad y sentimientos de sobrecarga, y así me sentía. En ese punto, tuve dos opciones: seguir corriendo o autocuidarme. Tomé la segunda alternativa.
La Organización Mundial de la Salud define el autocuidado como “la capacidad de los individuos, familias y comunidades para promover la salud, prevenir enfermedades, mantener la salud y hacer frente a las enfermedades y discapacidad, con o sin apoyo de un profesional de la salud”.
El cuidado propio no es una idea nueva, este ha existido desde el comienzo de la humanidad, si bien el concepto nació formalmente en 1956 con la enfermera teórica estadounidense Dorothea Orem, la creadora de la Teoría del autocuidado.
El cuidado propio puede manifestarse a través de un conjunto de actividades que realizan las personas para mantener y mejorar su vida, salud y bienestar. No hay una lista de lo que a cada persona le hace bien, pero sí hay algunas pautas.
La OMS establece los siguientes cuatro principios básicos de autocuidado:
Alimentación sana, equilibrada y adecuada,
Practicar actividad física,
Evitar el consumo de alcohol, tabaco y otras drogas, y
Dormir lo suficiente.
El autocuidado no es una actividad única, sino una serie de hábitos diarios. Además de las acciones mencionadas en el párrafo anterior, los expertos recomiendan como formas efectivas de cuidarse establecer límites claros, buscar apoyo social, regular las emociones y dedicar tiempo a actividades de ocio y descanso.
Cuidarse a uno mismo implica seguir de manera consciente conductas que mantengan y promuevan el bienestar físico, emocional y psicológico. De ahí que, adoptar los principios básicos del cuidado a sí mismo en la vida cotidiana involucra hacer un esfuerzo decidido en el tiempo.
De este modo, el cuidado propio contiene un componente de intencionalidad, que se manifiesta con la decisión de involucrarse en acciones específicas, actividades o comportamientos que promuevan el bienestar.
Los beneficios del autocuidado son múltiples, según diversas investigaciones relacionadas con el tema.
El autocuidado ayuda a mejorar la salud mental y física, lo cual permite ser más productivos y creativos. Además, dedicar tiempo a cuidarse permite recargar energías y ser más resilientes.
A nivel de la salud mental, la práctica genera menos angustia y mayor satisfacción con la vida.
Asimismo, varias investigaciones enfatizan la importancia de promover el autocuidado para reducir el uso de los servicios médicos y los costos de atención médica, puesto que autocuidarse es fundamental para prevenir y manejar diversos problemas de salud.
Si autocuidarse trae tantos beneficios, ¿por qué nos resistimos a hacerlo y decidimos autocastigarnos?
Muchas personas se encuentran con barreras como la falta de tiempo, la culpa por priorizarse o la creencia de que cuidarse es un acto egoísta.
También está la dificultad para desapegarse de conductas no saludables, como la elección de alimentos no nutritivos, mismas que se aprenden a temprana edad. En general, los hábitos son difíciles de cambiar, debido a que estos tienen la ventaja de que proporcionan una respuesta predeterminada, mientras que las metas nuevas dirigen la acción hacia la obtención de un estado deseado, como la pérdida de peso.
Además, la falta de motivación para cambiar puede incidir en la falta de cuidados propios. Por ejemplo, insuficientes espacios al aire libre, la contaminación ambiental y la inseguridad desmotivan a quienes desean realizar actividad física.
Por otro lado, algunas personas tienen dificultad para decidir en qué momento de la vida adoptar un estilo de vida saludable.
Asimismo, está la dificultad para mantener un comportamiento saludable en el tiempo, es un desafío practicar hábitos saludables de manera permanente.
En las personas que padecen problemas de salud, pueden existir problemas para integrar las prácticas de cuidado propio de todas las enfermedades.
El autocuidado también está influenciado por varios factores como el apoyo familiar, la edad (es más difícil que personas de edad avanzada se autocuiden), el nivel económico (la pobreza impide realizar acciones de cuidado propio), entre otros.
Evidentemente, no es posible hacer una lista de las acciones que se deben realizar para autocuidarse. Cada persona debe encontrar su propio equilibrio y no tener miedo de hacer cambios que beneficien su bienestar. Invito a todos a reflexionar sobre sus propias prácticas de autocuidado y a considerar cómo pueden mejorar su calidad de vida al hacer de su bienestar físico y emocional una prioridad.
Al cuidarnos mejor, podremos cuidar mejor a los demás. Así que, la próxima vez que se sienta abrumado, recuerde que tomarse un tiempo para usted mismo no solo es válido, sino necesario.
Hoy, 24 de julio, se celebra el Día Internacional del Autocuidado. La fecha fue creada en 2011 por la Federación Mundial de la Industria de Autocuidado (WSMI), para concienciar a las personas sobre la importancia de cuidarse para proteger la salud física y mental.
El autocuidado no es un acto de egoísmo, sino un acto de amor propio.