De la Vida Real
El circo sin sol
Es periodista y comunicadora. Durante más de 10 años se ha dedicado a ser esposa y mamá a tiempo completo, experiencia de donde toma el material para sus historias. Dirige Ediciones El Nido.
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En mayo vimos la noticia de que el Circo del Sol daría una función en Quito, en el Coliseo Rumiñahui. La temática era sobre Messi. Nos pareció el mejor plan para los guaguas. Los hombres de mi casa respiran fútbol y para Amalia, mi hija, y para mí, sería una experiencia linda: ir al circo y comer manzanas acarameladas mientras veíamos las acrobacias.
Mi marido, el Wilson, no dudó y compró cinco entradas, que sumaron un total de USD 400. Pero claro, lo vimos como una inversión en entretenimiento. Mis hijos estaban felices. Luego de la función del 4 de julio, nos iríamos de vacaciones a la playa. Todo estaba muy bien organizado.
Un día vimos en los titulares de los periódicos que el show Messi 10 se había cancelado. La noticia decía: “La decisión se debe a circunstancias ajenas a Cirque du Soleil y PopArt Music”. Seguimos buscando información para entender por qué se canceló, pero no encontramos nada más.
Solo decían que el reembolso de las entradas se realizaría en los próximos 15 días. Con el Wilson nos quedamos tranquilos porque confiábamos en que así sería. Compramos las entradas a una empresa que se llama BuenPlan, una compañía a la que ya le habíamos comprado entradas para otros conciertos.
Los meses se terminaban y la plata no nos era devuelta, la angustia crecía y crecía. Recibíamos correos en los que nos decían que el dinero sería devuelto pronto y que, por favor, nos registramos en un enlace… pero el enlace jamás funcionaba.
Hasta que un día recibimos un correo con una fecha límite para la devolución. Eso me dio muy mala espina, porque ¿para qué aplazar tanto? Si el espectáculo se suspendió, la plata debía debían tener ellos. Me llamó mucho la atención que, en redes, nadie decía nada. Yo le decía al Wilson: “¿Seremos los únicos giles que compramos las entradas? ¿Por qué nadie dice nada?”
Y mi marido, que es el rey de la paciencia, me respondió:
—Esperamos, Chi, a ver qué pasa el 28 de noviembre.
Entrábamos al enlace, pero seguía sin servir. Escribimos a un WhatsApp, pero no nos respondieron hasta dos semanas después. Cuando lo hicieron, simplemente dijeron que la empresa estaba gestionando la devolución del dinero.
El 28 de noviembre llegó, pero el reembolso no llegó. Así que conté mi historia en Facebook, y empezaron a comentar que había mucha gente a la que tampoco le hacían la devolución. Me enteré que existía un grupo de WhatsApp donde las personas se estaban uniendo para buscar una solución. Me enviaron el enlace, entramos al grupo y nos pidieron que llenáramos una encuesta.
Resulta que, solo en esa encuesta, hay 633 entradas registradas, con un total de USD 77.450,52. Luego supe que la empresa que traía al Circo del Sol se llama GlobalPlan. Lo único que puedo encontrar de ellos es una página de Facebook muy antigua, cuyas últimas publicaciones son de 2018. En Instagram, la última publicación es de 2019, y en Google hay una página web que no funciona. ¿Será que la empresa sigue existiendo?
Como en todo grupo, hay gente muy proactiva que conoce de leyes, redacta oficios y se mueve desde lo legal. Están trabajando a todos los niveles para lograr que nos devuelvan el dinero. Y, claro, también están haciendo bulla, porque lo que nos está pasando no es justo.
Además, antes de comprar una entrada, hay una historia de ilusión detrás: ilusión por ver un espectáculo, por compartir una experiencia especial. Una amiga me contó que ella compró seis entradas para sus sobrinos, también amantes del fútbol, y perdió mucha plata. Ahora quiere recuperarla.
Este es un caso que debe investigarse a profundidad, porque, para la industria del entretenimiento, que pasen estas cosas es un duro golpe. Genera desconfianza. Ya nos ha pasado que hemos compramos entradas para conciertos y, aunque a veces nos cambian de fecha o los cancelan, siempre nos han devuelto la plata o meses más tarde se presenta el show en otro lugar. Pero ahora queda esa duda, porque no hay una respuesta oficial de parte de la organización.
Una amiga, como consuelo pesimista, me dijo: “Valen den por perdida esa plata. Nosotros compramos entradas para Guns N' Roses en 2020 y jamás nos devolvieron el dinero. Hicimos bulla, denunciamos, ¡y ve, hasta el sol de hoy!”
Pero no estoy de acuerdo en conformarme. En este caso, debería haber un ente regulador que respalde al consumidor. Lo que pasa es que, como ciudadano, se pierde todas las esperanzas de que alguien haga algo. Por todos lados hay amarres: políticos involucrados, concejales, intereses de por medio. La esperanza de ser escuchados se diluye en la desesperación.
Solo nos queda apoyarnos los unos a los otros, alzar la voz y hacer bulla para que, si es posible, se haga justicia.