Leyenda Urbana
Los migrantes llenan de alegría la Navidad y el resto del año también
Periodista; becaria de la Fondation Journalistes en Europa. Ha sido corresponsal, Editora Política, Editora General y Subdirectora de Información del Diario HOY. Conduce el programa de radio “Descifrando con Thalía Flores” y es corresponsal del Diario ABC
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El apego a la Navidad les viene de cuándo niños la casa y el barrio olía a confite y el ambiente se llenaba de villancicos y entusiasmo por la gran celebración; hoy es la nostalgia del tiempo ido la que golpea fuerte y, por eso, durante meses y, quizá, por años se preparan para retornar a la tierra que los vio nacer, en la que buscarán rememorar esas primeras e indelebles experiencias de vida.
Miles de migrantes vuelven en diciembre a Ecuador cargados de recuerdos, de regalos y proyectos para reencontrarse con los suyos y compartir la alegría de siempre, con esa generosidad propia de su espíritu, y para algunos con la ilusión añadida de, finalmente, adquirir algo propio en su patria, sabiendo que esa ha sido una de las razones poderosos que les ha impulsado para esforzarse hasta el agotamiento y ha sido la inspiración para no desfallecer cuando la añoranza acecha sus jornadas.
Este 2024, miles de ecuatorianos que no consiguen un empleo que garantice su sustento diario tendrán una cena navideña por la presencia del familiar querido que un día dejó todo para buscar una posibilidad de vida fuera de su tierra, y hoy ha vuelto para celebrar junto a los suyos.
También conmemorarán quienes no tendrán visitas desde tierras lejanas, pero recibirán las remesas que envían aquellos que no han podido darse el lujo de volver, pero nunca dejan de cumplir su compromiso de sustentar a los hijos y a la familia que se quedaron en Ecuador.
Las remesas son las transferencias internacionales que mandan las personas a sus países de origen y están vinculadas con las dinámicas migratorias de quienes dejaron su tierra en busca de mejores oportunidades económicas.
Cada remesa enviada encierra una historia de esfuerzo y cariño; también una de dolor y sacrificio por la ausencia y la separación de las familias, y por la complejidad de acoplarse a otras culturas, costumbres y realidades que implica para quien viaja lograr el desafío de transformar su propia vida y la de quienes pasan a depender de ellos.
Para muchísimos de ecuatorianos las remesas se han convertido en la única fuente de ingresos; una vital que suple la carecías por la falta de un trabajo; y es, a la vez, una inyección esencial para la economía del país.
Los migrantes han sido este año, una vez más, el motor de la economía del Ecuador al romper su propio récord de envío de remesas, proyectadas para el cierre de 2024 en más de USD 6.000 millones, y superando a 2023 cuando mandaron USD 5.447 millones, 14,8% más que en 2022 que llegó a USD 4.743 millones.
La mayor parte del dinero que envían los compatriotas se concentra en las provincias de Pichincha, Guayas, Azuay y Cañar que, en 2023, recibieron el USD 3.962 millones; el 72,7% de todo lo que llegó al país.
Ese dinero mueve el comercio en todos los niveles, provee de liquidez al sector financiero, incrementa el ingreso per cápita de los ecuatorianos y, al dinamizar la economía, disminuye los niveles de pobreza.
Las remesas son el tercer rubro de ingreso de divisas de Ecuador después del petróleo, que es de unos USD 10.000 millones; el camarón, USD 7.000 millones y más que el banano estimado en USD 4.000 millones; por lo que representan, nada menos, que el 5% del PIB siendo uno de los más altos de Sudamérica al superar a Brasil, Argentina y Chile que tienen un promedio de un poco más del 1%.
Las remesas son infinitamente superiores a la inversión extranjera directa que, por contraste, en Ecuador que es mínima; la de 2023, por ejemplo, fue la más baja desde el 2016, registrando apenas USD 372 millones, equivalente a 0,3% del PIB, según datos del Banco Central.
En consecuencia, no resulta exagerado decir que los migrantes también sostienen la dolarización con el dinero que envían, lo que no deja de ser una paradoja, que debería merecer reconocimiento porque quienes se atrevieron a dejar su país, por falta de oportunidades, son quienes hoy lo sustentan.
Sobre el crecimiento de las remesas la Corporación de Estudios para el Desarrollo (Cordes) dice que puede ser una noticia positiva, sin embargo, detrás de esos envíos está una economía que no brinda suficientes oportunidades a sus ciudadanos, lo que ocasiona rupturas familiares y salidas de capital humano.
Qué pasará a futuro es complicado anticipar porque el cambio de Gobierno en Estados Unidos, país del que proviene el mayor porcentaje de remesas con 71,2% (de España 16,1% e Italia 3,3%) plantea interrogantes por las políticas migratorias anunciadas por el presidente electo, Donald Trump.
Lo que jamás cambiará es la ilusión de los migrantes por volver a casa y celebrar con los suyos, teniendo en su espíritu la nostalgia de los primeros años; y, en Azuay con la ilusión de participar en el Pase del Niño Viajero, la mayor celebración religiosa de la región, que llena de alegría a Cuenca y eleva el sentido de la Navidad.