Leyenda Urbana
Campo Sacha, cuánta falta hace Fernando Villavicencio
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Periodista; becaria de la Fondation Journalistes en Europa. Ha sido corresponsal, Editora Política, Editora General y Subdirectora de Información del Diario HOY. Conduce el programa de radio “Descifrando con Thalía Flores” y es corresponsal del Diario ABC
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En las últimas semanas, el país ha vuelto a sentir la ausencia de Fernando Villavicencio al recordar que tras años de investigar el tema petrolero se volvió un experto que conocía los más mínimos detalles de cada operación, los intereses detrás del lucrativo negocio, y, sobre todo, tenía el coraje y la valentía para revelar los nombres y apellidos de quiénes movían los hilos de la trama, y hasta citar los montos del perjuicio que, en diversos casos, llegaron a representar para Ecuador.
Por Villavicencio el país se enteró de acciones insólitas que practicaban funcionarios y empleados que se lucraban del aceitoso negocio, habiendo no pocas veces frustrado lo consumaran, y, otras, tras la frustración al no conseguirlo, revelar el cambio de estilo de vida de los nuevos ricos, instalados en grandes ciudades del mundo disfrutando de las fortunas hechas a costilla del pueblo.
Aún resuena el eco de la potente denuncia respecto de una empresa petrolera que hizo ante la Fiscalía, el 8 de agosto de 2023, víspera de su horrendo magnicidio, cuando advirtió que la pérdida para el país sería del orden de los USD 6.000 millones, pero de la cual nada se ha vuelto a saber, aunque Fernando reveló haber entregado cientos de documentos, grabaciones y vídeos.
Hoy, es el campo Sacha, conocido como “la joya de la corona”, por su nivel de producción de 77.191 barriles diarios, el que genera controversias, ya que el Gobierno de Noboa, urgido de dinero, busca concesionar, de manera directa, sin concurso público, y el nombre de un consorcio liderado por una empresa china sería el escogido.
Ubicado en la provincia amazónica de Orellana, Sacha comenzó a operar en 1972 y su producción representa el 16% del total nacional que es de 475.000 barriles diarios; sus reservas se estiman en 342 millones de barriles y su calidad es de las mejores, con un crudo tipo Oriente de 28 grados API, superior al de 23 grados API, que es el promedio nacional.
Sacha ha sido objeto del deseo de las todas empresas y de todos los gobiernos desde cuando en 2015 Correa intentó entregarlo a cambio de recibir USD 1.300 millones de adelanto, repitiendo lo que hizo con el campo Auca, pero con Sacha no logró.
Años antes, cuando Lucio Gutiérrez buscó entregar los campos considerados “joyas de la corona” el mismo Correa habló de traición a la patria. Pero, ya en el poder, entregó el campo Auca, a cambio de un anticipo de USD 1.000 millones.
“Sacha produce 70.000 barriles diarios desde hace 50 años, tiene el más bajo costo de producción (6$/B). Correa no pudo entregarlo a los chinos, Moreno intenta concluir la hazaña de su examigo. Vayan a regalar lo que es de ustedes”, escribió Fernando Villavicencio, en su cuenta de Twitter (actual X), el 21 de mayo de 2019, y etiquetó al presidente Moreno y al ministro de Energía, Carlos Pérez, quien, antes de dejar esa Cartera, reconoció que la concesión representaba una afectación económica. Luego, Guillermo Lasso lo incluyó en su plan de atracción de inversiones en el que planteaba una concesión por 24 años, pero la Corte Constitucional declaró inconstitucional una reforma al respecto.
Hoy, el consorcio conformado por las empresas Amodaimi Oil Company S.L. (subsidiaria de la estatal china Sinopec) y Petrolia Ecuador S.A. (subsidiaria de New Stratus Energy Inc. de Canadá), presentó al Gobierno de Noboa una propuesta para hacerse cargo del campo Sacha por 20 años, con una inversión de USD 3.500 millones, y la entrega de un anticipo (una prima) de USD 1.500 millones, que el consorcio prefiere llamar “tiket de entrada”.
Eso sí, evitan hablar de entrega “a dedo” y prefieren aludir a “concesión directa”, de una operación que les permitiría quedarse con el 20% de la producción, pero no a partir del incremento anunciado a 100.000 barriles diarios, sino desde la producción actual.
¿Qué habría dicho, en esta ocasión, Fernando Villavicencio?
El Grupo de Transformación Energética, que reúne a expertos petroleros y eléctricos, considera que su concesión debería estar sujeta a una licitación internacional, porque hacerlo de forma directa es inconveniente, aunque otro sector petrolero apoya la operación.
Para llegar a este punto, el Gobierno de Noboa ha trabajado sin pausa.
El 26 de noviembre de 2024 se emitió un Acuerdo ministerial declarando la delegación del Bloque 60 Sacha “una excepcionalidad por convenir a los intereses del Estado ecuatoriano”. Antes, se había pedido la “devolución” del campo de Petroecuador al Ministerio de Energía, aunque expertos dicen que no hubo sustento legal.
El 13 de febrero se produjo el relevo en el Ministerio de Finanzas con la salida de Juan Carlos Vega y el ingreso de Luis Jaramillo. El nuevo ministro tiene pendiente un informe de Riesgo Fiscal solicitado por el Comité de Licitación Hidrocarburífera para la concesión del campo Sacha por 20 años.
Entendidos comentan que al tratarse de un negocio en marcha las cifras tendrían que ser mayores para el Estado y también se refieren al hecho de que las controversias se absolverían en el CIADI, cuando el país se pronunció al contrario en la consulta popular. En fin.
Sobre estos temas reflexionaba cuando miro un vídeo en el que se mofaban del cadáver de Fernando Villavicencio y el corazón se arruga ante la evidencia de que existen seres miserables capaces de profanar un nombre y un legado. Entonces, viene a mi mente Martin Luther King cuando dijo: “nada que un hombre haga lo envilece más que el permitirse caer tan bajo como para odiar a alguien”.
Y solo atino a decir: cuánta falta hace al país Fernando Villavicencio.