Leyenda Urbana
La batalla por la Presidencia será voto a voto. Los dos meses, una eternidad
Periodista; becaria de la Fondation Journalistes en Europa. Ha sido corresponsal, Editora Política, Editora General y Subdirectora de Información del Diario HOY. Conduce el programa de radio “Descifrando con Thalía Flores” y es corresponsal del Diario ABC
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Se equivocaron las encuestas, los expertos, los analistas y el exit poll. El empate entre Daniel Noboa y Luisa González no lo vio venir nadie, a pesar de que todos reconocían que la elección se había polarizado entre las opciones que representaban a Acción Democrática Nacional (ADN) y la Revolución Ciudadana (RC5).
Los resultados del domingo sorprendieron a los más pintados en estas materias, que no prefiguraron un escenario que muestre las diferencias regionales de un país dividido. No podría ser más simbólicos que el mapa de la Costa esté cubierto con el celeste de la Revolución Ciudadana y el de la Sierra del violeta de ADN.
Las encuestas tampoco mostraron esa realidad.
Los comicios del domingo dibujaron un escenario político que hoy se antoja indescifrable, porque al haber acaparado el 90% de los sufragios los dos finalistas habrían ya recogido todos los votos posibles, y sumar los apoyos que requieren para triunfar se muestra complejo.
En la elección de 2023 cuando los mismos protagonistas de hoy fueron finalistas, los votos para asegurar la victoria los tenían Christian Zurita —que logró un sorprendente tercer lugar, en una papeleta en la que estaba el rostro del asesinado candidato, Fernando Villavicencio—; Jan Topic, Otto Sonnenholzner y Yaku Pérez que sumaban 40 puntos. Hoy, sumados los 14 aspirantes restantes no llegan a dos dígitos.
“No vamos a endosar el voto a nadie; defendemos una propuesta de país y primero hablaremos entre nosotros; van a tener que esperar”, dijo Leonidas Iza el domingo por la noche, como respuesta a Luisa González que le había hecho un guiño al elogiarlo por el resultado obtenido.
El tercer lugar logrado por el presidente de la Conaie, con el 5,26%, cuando en 2021 Yaku Pérez sobrepasó el 19%, y estuvo a punto de pasar a la segunda vuelta, podría mostrar un retroceso, más aún si Iza se ha jactado de tener amplios apoyos y de haber paralizado el país por su poder de convocatoria.
Eso sí, respaldar al correísmo no parece estar en las perspectivas de Pachakutik, movimiento orgánico que tiene viva en su memoria el maltrato del que fueron objeto sus integrantes y el movimiento indígena cuando Correa los llamaba “ponchos dorados”, o cuando a la Conaie le quitó la sede en Quito.
En semejante escenario conseguir los votos hace prever que lo que se viene será la madre de todas las campañas; una batalla trepidante que podría comenzar por la conquista de los votos nulos, para lo cual tendrán que hacer un trabajo de precisión milimétrica, a la hora elaborar mensajes inequívocos para dar en el blanco.
La definición electoral en Ecuador está prevista para el 13 de abril y los dos meses que faltan para retornar a las urnas serán eternos. Hará falta mucha serenidad para que el país no detenga su ritmo, y para evitar que los ánimos se caldeen.
Las elecciones del 9 de febrero de 2025 también serán recordadas porque las urnas desmintieron que el clivaje correísmo-anticorreísmo se había terminado, como afirmaban, con vehemencia, analistas y estrategas, a punto de mirarnos con indulgencia a quienes sosteníamos lo contrario, como referí en esta columna la semana anterior
Pero hay más.
Que estemos ante una segunda vuelta electoral, después de que las encuestas aseguraban que 82% de ecuatorianos quería una definición en primera vuelta, ubica a quienes hacen investigación ante el dilema de si acaso interpretaron mal la expresión de la gente; o si deben cambiar de metodología y ser más rigurosos en mostrar sus investigaciones que fundamentan los análisis de los que se nutren las audiencias.
El domingo dejó al país un hecho inédito: el silencio del candidato Daniel Noboa que dejó esperando a sus partidarios que durante horas le esperaron en vano en el hotel Le Parc y también a quienes se apostaron en la sede de ADN, en la Shirys, y que querían verlo y oírlo.
Sin justificación valedera, este hecho insólito ratificaría que Noboa no tiene a su alrededor estrategas que lo persuadan para actuar y acertar y si los tiene y no los escucha la pregunta que surge es por qué siguen si no les hace caso.
El pronunciamiento de la gente también pone en claro que si bien Noboa recorrió el país no escuchó a la gente en forma directa; por lo que está bien tener muchos influencer, pero lo que en verdad necesita es escuchar y sentir al país.
Que parece bien que se haya trepado a una tanqueta para desafiar a las mafias, pero como la gente vive el drama de la violencia y sabe que va en aumento, lo que necesita es hacer pedagogía para que los afectados se unan a la tarea que es enorme y será larga; solo así el operativo no terminará siendo una puesta en escena para grabar vídeos, sino un desafío genuino.
Luisa González, por el contrario, el domingo habló claro de la Revolución Ciudadana, tras haber roto el “techo de concreto” que los expertos dicen tenía el correísmo, y que les había impedido ganar en las dos ultimas elecciones, a pesar de quedaron en primer lugar en 2021 y 2023, en la primera vuelta.
Lo de la Asamblea Nacional es también inédito y eso tampoco anticiparon las encuestas. Por primera vez, desde retorno a la democracia, habrá dos bloques legislativos hegemónicos, pero sin el número suficiente de votos para aprobar leyes, por lo que cualquier decisión dependerá de los asambleístas sueltos siempre dispuestos.
A dos meses de volver a las urnas, lo único cierto es que el tiempo parecerá una eternidad y que, para ganar la Presidencia, la batalla será voto a voto.