Leyenda Urbana
Los audios de Verduga confirman que la RC5 es rehén de su propia indignidad y uno tiembla al recordar a Denis Diderot

Periodista; becaria de la Fondation Journalistes en Europa. Ha sido corresponsal, Editora Política, Editora General y Subdirectora de Información del Diario HOY. Conduce el programa de radio “Descifrando con Thalía Flores” y es corresponsal del Diario ABC
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Era vox populi que la tal revolución ciudadana fue la mayor de las estafas políticas del país y aquello de las manos limpias la más falaz de las mentiras, pero nadie había logrado una evidencia irrefutable de boca de sus protagonistas, hasta que llegó Augusto Verduga, exmiembro del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS), y le entregó al país no una sino decenas de pruebas.
Peones en el ajedrez político del amo sentenciado y prófugo, ante quién evidencian una extraña sumisión, funcionarios y militantes han configurado un catálogo de delitos que les pesará el resto de sus vidas.
Asociación ilícita, tráfico de influencia y conspiración contra instituciones y el Estado, promovidas por una organización con membrete político, debe ser el más grave de los escándalos en un país que aún no supera el trauma de los casos Metástasis, Purga y Plaga.
Las 249 páginas con cientos de transcripciones de conversaciones encontradas en los teléfonos de Verduga, que constan en el informe pericial de los audios y videos, han sido incorporadas por la Fiscalía al expediente del caso Ligados, que investiga un presunto delito de asociación ilícita de los integrantes de la Liga Azul, la organización correísta que llegó al CPCCS para apoderarse de las instituciones del Estado.
Leer y escuchar los audios produce perplejidad y coraje.
Con pelos y señales cuentan cómo el correísmo concertó para recusar a los vocales del Tribunal Contencioso Electoral (TCE) –al que espiaban desde adentro– a fin de frenar decisiones que afectaban a los integrantes de la Liga Azul.
El correísmo ha corrompido las instituciones con el único objetivo de tener su control y usarlas para anular sentencias y blanquear los expedientes de quienes delinquieron desde las altas posiciones que ocuparon, y también lograr ganancias.
En un diálogo entre Augusto Verduga y su hermano Abraham, de octubre de 2023, cuando Alembert Vera fue destituido, el primero revela haberse enterado de que en el CPCCS hasta falsearon la caja fuerte donde estaban guardados los exámenes para reemplazar el de su candidato, Juan Falconí, al que le fue mal, pero a quien el correísmo quería ubicar en la Contraloría a como dé lugar, tal como hicieron, años atrás, con Carlos Pólit.
Verduga cuenta que Correa le gritaba a Vera y le reclamaba por no haber logrado poner contralor. Y que, eufórico, anticipó que también perderían las elecciones. “Al presidente no le veo optimista con el tema de Luisa (González), anticipó el exconsejero.
Y hay más.
Por los audios de Verduga se descubre que para poner a Mario Godoy en la Presidencia del Consejo de la Judicatura intervino Andrés Arauz, operador de la RC5 en la Asamblea, pero que, tras posesionarse, Godoy les dio la espalda y dejó de contestar las llamadas.
Es el mismo Arauz, alias AA en los chats de la Liga Azul, quién, a cambio de posesionar en la Asamblea como superintendente de Bancos a Raúl González, exigió varios cargos, y sediento de poder exclamó: “hay que agarrar lo que hay”.
Cuando uno cree que esta gente ha tocado fondo y habita en el inframundo de la política, escucharlos conspirar para “bajarse a la Corte Constitucional (CC)”, tal como decidió el buró de la RC5, que sesionó por Zoom, con la presencia de Rafael Correa, produce vértigo.
“Yo sí creo que deberíamos posicionar que la Corte cedió por el terror a la fiscal”, sugiere, suelta de huesos, Ana Belén Yela Duarte, hija de la exministra del correísmo, María de los Ángeles Duarte, y la idea es acogida, con entusiasmo, por el politólogo argentino Julián Garrido que, al igual que ella, trabajaba con Verduga.
“Hay que desgastarlos para cuando gobernemos bajárnosla; hay que hacer vocería internacional; ponerlos contra la pared”, propone el sumiso estratega, ya que el buró dispuso encontrar “recursos narrativos” para dañar a la CC.
Tanta ignominia solo sería posible en almas perturbadas, por lo que descubrir estas malévolas acciones bien podrían provocar una profunda reflexión en la militancia y desencadenar una implosión de la RC5.
También podría llevar a la desbandada de los analistas orgánicos que no podrán justificar estas perversiones de los falsarios revolucionarios. Ni contradecir la conclusión de Yela Duarte de que “esto de las manos limpias y los corazones ardientes es un mito”.
Si alguien pretendía negar la veracidad de los audios, la reelecta asambleísta del correísmo Ana Raffo los da por válidos, por lo que se ha querellado en contra de su coidearia Ana Belen Yela, electa asambleísta.
La ha puesto ante la justicia y espera le pague una indemnización de USD 100.000 y mandarle dos años a prisión por haber dicho que Raffo tenía trabajando en la Legislatura a la mejor amiga de Luisa González, y que “su asesor al que paga USD 3.000 es el quien le lleva la cartera y le maneja el carro porque seguramente le está cobrando al hombre la mitad: él gana 1.000 y ella se mete al bolsillo dos mil”.
La acusa de diezmera.
En otro audio a la prefecta de Pichincha, Paola Pabón, se la escucha decir que creo que los números de Luisa son un techo y no un piso y que eso la preocupa, aunque sí creía que la candidata presidencial tenía que ser mujer.
Pero no luchó para que no sea González. Y fueron derrotados.
“Tu alma ha ido reduciéndose en la antesala de los poderosos”, dijo el filósofo y enciclopedista francés Denis Diderot sobre su amigo Grimm, en 1773, pero hoy le calza exacto al correísmo del Siglo XXI.
Y uno tiembla porque él mismo filósofo repetía que del fanatismo a la barbarie solo media un paso.