“Narcojuicio”: ¿La delincuencia fiscaliza a la Justicia?
Periodista, escritor, miembro de la Academia Ecuatoriana de la Lengua, miembro de la Comisión Nacional Anticorrupción.
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“Narcojuicio” —nombre y estigma dado por doña Diana Salazar Méndez, la mujer incómoda para el narcotráfico. Se anuncia un “Narcojuicio” impulsado por asambleístas sin mérito ni reconocimiento para examinar a la fiscal General que ha encontrado y perseguido delitos de malhechores contumaces; se quiere, pues, escrutarla por dentro y por fuera. ¿Por qué? Por haber cumplido con su deber; sin ella tendríamos un fiscal nombrado por el CPCCS, que podría llegar a tener una mayoría peligrosa para la democracia ecuatoriana.
La incoherencia de esta probabilidad sería una muestra de miseria humana y de reto al sentido lógico, jurídico, moral y político de la República, en este siglo, además, marcado por la tecnología al servicio de la banalidad y la mentira. “¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos hipócritas, que parecen sepulcros blanqueados: por fuera su apariencia es hermosa, ¡pero por dentro están llenos de huesos y podredumbre! [Mateo,23 27]
Un contrasentido absoluto, de irracionalidad extrema, contrario a las normas elementales de pensamiento y sin más propósito que el afán de reponer visibilidad política a un prófugo doliente de la manía por dejarse oír y aplaudir, asociada al poder, a la impunidad y a la venganza; perseguido más por su paranoia que por la misma Justicia.
La naturaleza humana —se ha dicho desde siempre— está constituida por esa dualidad insondable de grandeza y de miseria.
Grandeza, entendida como la capacidad del individuo para ver la vida con un sentido de afirmación para sí mismo y para los demás, trascender sus limitaciones personales y formular su propio horizonte de valores; así, el hombre ha sido un prodigio, ha creado todas las civilizaciones que la historia registra. Miseria, en cambio, como esa penuria espiritual y moral que caracteriza a las personas que han perdido el contacto consigo mismas, y han sucumbido ante sistemas faltos de valores.
La fuerza nihilista descrita más arriba, nos destruye de manera implacable, y lleva nuestra vida social a un doloroso colapso; sin embargo, no todo el mundo sufre de lo humano perdido y dentro de esta eterna paradoja, la grandeza de la especie persiste en su tarea creadora: las redes nos informan, por ejemplo, que los Países Bajos siembran flores en los techos de paradas de autobús para alimentar abejas; que los circos alemanes usan hologramas de animales para evitar su explotación; que ya hay robots que restauran la Gran Barrera de Coral; la fe y la esperanza han contribuido a la grandeza del hombre; y el poder, a su miseria.
Somos, sin embargo, injustos con nosotros mismos, un pueblo joven. Aquí también hay muchos voluntaritos y mujeres que trabajan para quienes han nacido en circunstancias desventajosas.
Por ejemplo, Walter Mena, médico lojano académico/naturalista, que hace una meritoria labor con los admirables pueblos Quitu-Caras y tiene listo el proyecto CELADE. ECADE: Centro de Capacitación Democrática/Enseñanza de lo relativo a la Democracia, la Constitución y la Ética Suprema que es la Política, la más alta perfección de un pueblo clarividente y solidario.