Entre la verdad y la comodidad de la mentira

Periodista, escritor, miembro de la Academia Ecuatoriana de la Lengua, miembro de la Comisión Nacional Anticorrupción.
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Platón en la “Alegoría de la Caverna” nos ofrece la metáfora del ser humano cegado por la ignorancia de la realidad. Contento con su mundo de sombras, prefiere ficciones que le permitan evitar la dureza de una vida comprometida. No quiere ser iluminado por el sol de la reflexión. Diríamos hoy: Ignorar la realidad ofrece la ilusión de paz emocional. [Platón 428 o 27-348, AC] [La República, 315 AC]
En 1906, el filósofo español Miguel de Unamuno escribió “La Feliz Ignorancia”, un ensayo crítico sobre la actitud conformista de quienes prefieren la ignorancia —utilizada como un placebo mental— a la búsqueda del conocimiento y la verdad.
La socióloga eslovena Renata Salecl publicó en 2020 “Pasión por la Ignorancia”. Se refiere a la ignorancia como elección y mecanismo de defensa. Ofrece una profunda mirada crítica sobre cómo la ignorancia no es solo ausencia de conocimiento, sino un fenómeno activo y muchas veces deliberado en la sociedad contemporánea. Las personas optan por la ignorancia voluntaria para evitar la angustia que genera el conocimiento. “La ignorancia —argumenta—sería una trampa, pero también una “estupidez protectora”, que puede evitarnos el trauma o ahogarnos en él». También analiza el impacto de la posverdad y la negación de hechos científicos, como el cambio climático o las vacunas.
Estas citas explican por qué preferimos desentendernos de los problemas que asfixian a nuestro país y al mundo, en lugar de intentar comprenderlos —y no solo sufrirlos—, para saber y hacerles frente. Por eso, en los últimos tiempos, la política se ha caracterizado por una pobreza intelectual agobiante. Ningún político, sin excepción, ha ejercitado su mente para generar ideas trascendentales; en su lugar, han promovido una pedagogía de la ignorancia que ha convertido a buena parte de la ciudadanía en una masa dispuesta a vivir en la comodidad de la mentira y el autoengaño.
La campaña electoral de cara al balotaje del próximo 13 de abril, mascarada de la democracia representativa, es un escenario de grotesca polarización, donde ninguno de los contendientes cumple con la expectativa de los tiempos. Un espectáculo que encaja perfectamente en “La Feliz Ignorancia” de Unamuno,” en la cual el electorado no comprende y solo reacciona ciegamente. En ausencia de contenido, lo que impera es el acoso de “mensajes” en redes sociales, los espectáculos mediáticos, las denuncias cruzadas, la avalancha de noticias falsas, las promesas de soluciones mágicas y la fabricación infantil de enemigos imaginarios. Todo esto configura una narrativa hueca que nos arrastra a las urnas en un viaje hacia lo incierto.
¿Cómo despertar a quienes no quieren despertar? Nuestra circunstancia no será comprendida a través de ilusiones, sino mediante una disección honesta y consciente de la realidad. Un ejemplo de lo dicho sería la promesa del presidente y candidato Daniel Noboa de hacer públicos nombre y nexos de políticos con el narcotráfico.
En nuestra política, la ignorancia no es un error, sino una estrategia: se la cultiva deliberadamente para mantener desinformado a un sector social, manipulable y prescindible, de modo que, mediante las elecciones, entregue la patria a sus amos: Un corporativo de codicia despiadada, compendio de lo peor. Un laberinto donde se han perdido todas las respuestas y se han cerrado todas las ventanas de la historia: el crimen organizado transnacional y sus socios y aliados locales, gente surgida desde un cruel rincón de la condición humana.