El Chef de la Política
Indecisos: valoren quién representa menos riesgos al país, Noboa o González

Politólogo, profesor de la Universidad San Francisco de Quito, analista político y Director de la Asociación Ecuatoriana de Ciencia Política (Aecip)
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Ni la campaña reciente ni el debate han sido capaces de resolver las dudas de buena parte de quienes se hallaban indecisos tras la primera vuelta electoral. Noboa plantea continuar en la línea de lo que han sido sus pocos meses de gobierno mientras González se reafirma en que su administración será una réplica de la década de la RC.
Si ambos han ofrecido más de lo mismo con lo que llegaron hasta este momento, la indecisión actual es plenamente comprensible. Nada innovador se ha escuchado en las últimas semanas. Ninguna declaración de enmienda frente a errores cometidos en el pasado. Ambos parecen estar seguros de que, con lo que han hecho hasta ahora, alcanza y sobra para ganar. Nada más alejado de la realidad.
Por ello, los votantes indecisos, que al final serán determinantes para definir al próximo presidente del país, tendrán que hacer su propia valoración de cara a elegir entre Noboa y González. Por su posición actual, temerosa de ambos candidatos, la invitación es a dimensionar cuál de los dos le hará menos daño al país en caso de llegar al gobierno.
Ahí un tema clave a considerar tiene que ver con las libertades. ¿Cuál de los dos proyectos luce menos tolerante con las opiniones disidentes?, ¿en qué gobierno la libertad de expresión estará ligeramente menos expuesta?, ¿cuál candidato se presenta como el menos proclive a perseguir a periodistas y medios de comunicación que no se alineen al gobierno?
En el campo económico hay otro espacio para que los indecisos salgan de su incómoda posición hasta antes del próximo domingo. ¿Cuál candidatura genera menos temores de que la dolarización se venga abajo en el mediano y largo plazo?, ¿cuál de las propuestas para incrementar el empleo, la de Noboa o la de González, aparece menos inviable?, ¿cuál de los candidatos presenta ofertas menos lesivas a los intereses del país en el campo del manejo equilibrado de las finanzas públicas?
En lo social hay otra arista de análisis. Noboa o González, ¿quién administraría de forma menos desordenada al IESS y la seguridad social en general?, ¿cuál de los dos propondría políticas públicas y trato menos excluyente hacia la población indígena y los grupos sociales más desprotegidos?
El convulso escenario internacional en el que vivimos puede servir también como referente para que los indecisos terminen por decantarse entre Noboa o González. ¿Cuál de los ahora candidatos, una vez en Carondelet, llevará relaciones menos tensas con los Estados Unidos y el presidente Trump?, ¿con cuál opción la imagen del país en el concierto internacional será menos criticable?, ¿en cuál administración, la de Noboa o González, la carrera de los funcionarios del servicio exterior será menos irrespetada?, ¿con cuál candidato las políticas para regularizar la migración que ingresa al país generaría menos efectos lesivos a los intereses nacionales? Ahí hay varios puntos a valorar.
La corrupción, mal de todos los días en el país, también es un buen tema para que los indecisos se definan por Noboa o González. ¿Cuál de los dos candidatos tiene menos vínculos con el crimen organizado?, ¿cuál opción es la que presenta menores indicios de cercanía con el narcotráfico y el financiamiento ilegal de la política?, ¿cuál agrupación política, ADN o RC, es menos transparente en cuanto al origen de los recursos económicos que han sostenido las respectivas campañas electorales?
Preguntas difíciles las planteadas, desde luego. Difíciles, como difícil debe ser para los indecisos optar por Noboa o González.
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Ante la falta de creatividad de los presidenciables para convencer a los indecisos, el ejercicio cívico de diferenciar cuál es el menos nocivo para el país le corresponde a este importantísimo grupo de electores. Noboa o González, hay que votar por uno de los dos.
La tercera opción, el voto nulo, no es lo más recomendable en un escenario en el que la próxima presidencia dependerá de unas pocas papeletas. Por primera vez en la historia reciente, el futuro del país depende de los que aún no han resuelto a quién dar su voto. En el buen criterio de los ahora indecisos confiamos todos.