El Chef de la Política
¿Cuál es la posición de los candidatos respecto a política exterior?
Politólogo, investigador de FLACSO Ecuador, analista político y Director de la Asociación Ecuatoriana de Ciencia Política (Aecip).
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El país requiere saber la opinión de los candidatos respecto a varios temas de política exterior. Aunque se podría creer que esos son asuntos ajenos al común de los ciudadanos, en realidad afectan a todos, sin distinción. Por ello, es necesario que quienes aspiran a conducir las riendas del país nos digan, fuerte y claro, en qué orilla de esta discusión se encuentran.
Definitivamente, lo primero que deseamos saber es si apoyan al gobierno de Nicolás Maduro o no. ¿Creen que hay democracia en Venezuela? Sí o no. Nada de evasivas del corte: hay que respetar la autonomía de los países o es una cuestión de soberanía que no se puede mancillar. La consulta es simple: ¿Maduro es un presidente elegido por voto popular o es un dictador del siglo XXI? Quedamos a la espera de sus respuestas.
Una pregunta similar debe plantearse a los presidenciables respecto a Cuba o Nicaragua. ¿Son democracias los gobiernos que encabezan Díaz Canel y Ortega? No hay espacios para decir que son otras formas de democracia ni mucho menos. Esos son gobiernos que respetan los derechos de la ciudadanía o son regímenes intolerantes con el pueblo. ¿Cuál es su respuesta, candidato? Solo de esa forma podremos saber hacia dónde se dirigirá la política exterior del país y deducir, de una u otra forma, las alianzas y acercamientos que el Ecuador tendrá en el concierto internacional de naciones. Si no queremos que las decisiones en ese plano nos tomen por sorpresa, es mejor conocer desde ya por dónde iría la conducción de la Cancillería.
Precisamente sobre el funcionamiento del Ministerio de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana deben ir otras preguntas a los candidatos. ¿Se va a priorizar, para los distintos espacios de representación internacional, a los funcionarios del servicio diplomático o a la cuota política? ¿Cuán probable es que se designe como Canciller a alguno de los funcionarios de carrera que tiene el país? Si los votantes conocemos ahora la posición de los presidenciables sobre estos temas podremos reclamar con mayores argumentos en caso de que las decisiones gubernamentales vayan en una línea distinta.
No menos importante que los tópicos antes señalados es el que tiene que ver con la relación que el país asumirá frente a los Estados Unidos de América. ¿Será visto el gigante del norte como un aliado o como un referente de lo que no queremos ser? ¿La idea del imperialismo como causante material e intelectual de todas las penurias del país será la que marque la política exterior o no? Nada de medias verdades, ¿van a tener una política exterior cercana a los Estados Unidos u optarán por China o Rusia? Hay que, literalmente, colocar contra la pared a los candidatos a fin de que se expongan públicamente, acepten sus posiciones y declaren ante el electorado su visión sobre la política exterior del país.
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Preguntas amplias y, por tanto, con espacio para evasivas, no interesan. Hay que colocar en situaciones complejas a quienes desean llegar a la presidencia de la república. Ser candidato implica asumir preguntas difíciles, digerirlas rápidamente y dar una respuesta clara para la ciudadanía. Tener las destrezas para sobrellevar una confrontación de ideas es parte esencial de lo que debe tener un presidenciable con aspiraciones. No basta con que tengan los millones necesarios para comprar las candidaturas ni que aparezcan en redes sociales con discursos mediocres.
Si se meten a candidatos, el país les exigirá que piensen, que maduren una posición ideológica. Sabemos que muchos de ustedes están lejos, muy lejos, de articular un discurso sensato al respecto. Para evidenciarlos en su ignorancia esperamos que las preguntas que les formulen sean directas, sin espacio para rodeos.
La ciudadanía merece que el examen a los presidenciables sobre temas clave de política exterior sea profundo y revele a quiénes apoyan y a quiénes se oponen. Eso nos permitirá evaluar, al mismo tiempo, cuán demócratas son los que pretenden llegar a Carondelet.