El Chef de la Política
Si el candidato no ofrece cambios en el sistema político, no merece nuestro voto

Politólogo, profesor de la Universidad San Francisco de Quito, analista político y Director de la Asociación Ecuatoriana de Ciencia Política (Aecip)
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Ahora que la segunda vuelta está tan cerca, es hora de que los candidatos presenten al país una propuesta clara de cambios al sistema político nacional. Esta no es una cuestión superficial. Si queremos que la economía o la seguridad mejoren es imprescindible que modifiquemos las reglas del juego político. Con el tipo de representación que ahora tenemos, sobre todo en la Asamblea Nacional, las probabilidades de tener una legislación acorde a las necesidades del país serán mínimas. Por ello, si Noboa o González no se pronuncian respecto a dar un giro en la institucionalidad política que nos gobierna, debemos pensar seriamente en la conveniencia o no de darles el voto.
Uno de los aspectos más importantes dentro del conjunto de cambios institucionales que requiere el país tiene que ver con la profesionalización de la actividad política. En otras palabras, es imprescindible contar con personas que sean políticos de carrera, provistos de destrezas para legislar o fiscalizar. Sin ese punto de partida, cualquier esfuerzo desde lo económico o lo social será insuficiente. Dicho de otra forma, hay que generar los incentivos necesarios para que a la Asamblea Nacional lleguen quienes se han formado para cumplir ese rol.
Esta afirmación no se refiere a exigir títulos académicos a los candidatos, desde luego. La afirmación se refiere, esencialmente, a contar con asambleístas que tengan la suficiente experiencia para hacer leyes y controlar los posibles excesos de los otros poderes del Estado. Eso se consigue permitiendo la reelección legislativa. Aunque esta reforma no es la única que se debe propiciar para elevar el desempeño de la Asamblea Nacional, es una de las más relevantes.
Sobre este punto, ni Noboa ni González han dado un criterio. Hay que exigirles, por tanto, un pronunciamiento al respecto. Si no lo hacen, hay que pensar dos veces antes de entregarles el voto.
La reelección legislativa es importante porque es de las pocas vías a través de las que el asambleísta adquiera experiencia. Si cortamos la posibilidad de que esa experiencia crezca, e impedir la reelección por más de una ocasión es una forma de hacerlo, entonces no debería extrañarnos que la legislación aprobada sea incongruente con otros dispositivos normativos, que tenga errores gramaticales o que, en lo de fondo, contenga disposiciones que no guardan coherencia con la realidad social que se busca regular. Por ello es que los presidenciables deberían decirnos claramente si creen o no en la necesidad de permitir la reelección legislativa sin mayores restricciones.
Aunque suena poco popular decirlo, renovar permanentemente a quiénes forman parte de la Asamblea Nacional no es buena idea. No me refiero a que no se verifiquen procesos eleccionarios, desde luego. Me refiero a que el continuo cambio de rostros en la legislatura no solo desalienta la formación de políticos de fuste, diestros en legislar y fiscalizar, sino que atenta además contra la posibilidad de generar agendas de políticas públicas que, en muchos de los casos, están basadas en la confianza entre legisladores.
Al igual que en cualquier otro espacio de socialización, cuando la interacción entre asambleístas se da por más tiempo, aumenta la credibilidad de unos respecto de otros, con la consiguiente repercusión en el establecimiento de diferentes tipos de acuerdos legislativos.
Aunque el solo hecho de permitir la reelección legislativa sin mayores límites no va a modificar del todo el juego político en el país, sí sería una contribución importante a que la vida pública mejore en alguna medida.
Dado que los ciudadanos poco podemos hacer para propiciar este tipo de cambios, la obligación de Noboa y González es hablar sobre estos temas a la ciudadanía y asumir una posición clara al respecto. De nada sirve que los presidenciables tengan propuestas en lo económico o lo social si, al mismo tiempo, no disponen de un guion específico en lo político. Permitir o no la reelección legislativa debe ser parte de dicho guion. Si el candidato no señala nada al respecto o evade asumir una posición, esa es una clara muestra de por quién no debemos votar.