Diana y Kámala: dos carreras paralelas
Pablo Cuvi es escritor, editor, sociólogo y periodista. Ha publicado numerosos libros sobre historia, política, arte, viajes, literatura y otros temas.
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Allá, la exfiscal Kámala Harris (KH), que va a cumplir 60 años, está compitiendo por el cargo más importante del mundo; acá, más joven, Diana Sal azar (DS) se halla embarazada y en febrero abandonará un cargo que ella convirtió en el más importante del Ecuador. Pero antes de concebir tuvo el buen juicio de no aceptar las propuestas de candidatizarse a la Presidencia; si llegaba a participar, la similitud con la carrera de KH hubiera sido más sorprendente aún de lo que ya es ahora.
Ambas, por mujeres, por negras (KH tiene además ascendencia hindú) por haber roto los techos de cristal y haber aplicado valientemente la Ley son objeto de feroces ataques de los operadores políticos del crimen organizado y de delincuentes sentenciados de la talla de Donald Trump, quien reenvía contra ella memes obscenos en su red.
Para comparar sus orígenes, reviso el perfil de DS en Wikipedia y descubro con sorpresa que está redactado con un enfoque inclinado al correísmo. Recurro entonces a la entrevista que le hice a fines de 2017, antes de que se convirtiera en Fiscal General, pero cuando ya empezaba a despuntar por las investigaciones a Luis Chiriboga, de la Ecuafútbol, y al vicepresidente Jorge Glas, cuyo ascenso y derrumbe dan para una serie policial.
“Cuando tenía trece años mis papás se divorciaron, y mi mami decidió cambiar todo”, recuerda DS. Si los abuelos habían migrado del valle del Chota a Ibarra, ahora la mamá, que estudió psicología educativa, se mudaba a Quito con sus cuatro hijos a buscar una nueva vida.
Migrante también, la madre de KH vino de la India a California y estudió en la Universidad de Berkeley, convirtiéndose en una científica sobre el cáncer de mama. Su padre, descendiente de esclavos, llegó de Jamaica y siguió un postgrado en economía en la misma universidad. Allí se conocieron, tuvieron dos hijas y finalmente se divorciaron. Luego la madre se trasladó con las chicas a Montreal donde trabajó como investigadora y profesora de McGill, otra prestigiosa universidad.
De vuelta en EE.UU., Kámala estudia primero ciencias políticas y economía, luego saca su doctorado en Leyes, inicia su carrera como fiscal adjunta en California y termina ganando, en elecciones generales, el puesto de fiscal general del Estado de California, primera afroamericana en lograrlo. De allí dará el salto a la política, convirtiéndose en senadora, vicepresidenta de Biden y actual candidata presidencial, con un 48% de popularidad.
Sin ser candidata, solo por su impresionante trabajo contra la corrupción y la impunidad, DS goza de algunos puntos más de una popularidad sólida que ya la quisiera para sí cualquiera de los 16 candidatos. Sin embargo, los correístas no cejan en su afán de denigrarla y destituirla, pero les puede salir una vez más la bigotera al revés.
Al igual que Kámala, Diana llevó adelante su carrera en la Fiscalía, donde fue ascendiendo hasta el cargo actual. E hizo muy bien en no saltar a la política pues si hubiera sobrevivido a la campaña, no hubiera sobrevivido a la Presidencia: tiene demasiados enemigos poderosos y el racismo y el sexismo se hubieran exacerbado.
Sobre el racismo que ha soportado, en la entrevista de 2017 se halla esta barbaridad: “La cocinera de la Casa de la Selección es negra”, cuenta que le dijo Luis Chiriboga, el importantísimo presidente de FEF, durante el interrogatorio. “¿A propósito de qué?” le pregunto yo. “De nada. Como diciendo: tú deberías estar allá y no aquí interrogándome”, apunta DS. El avance ha sido grande: nadie se atrevería hoy a decirle eso en la cara, o con firma de responsabilidad.
No es difícil imaginar lo que significa DS para la autoestima de la población afroecuatoriana: no una deportista ni un músico tropical, como exige el estereotipo, sino una abogada, una doctora negra que ha abierto un importante espacio en la sociedad blanco mestiza. Tanto así que también para buena parte de esa sociedad es un ícono de la verdadera justicia. Que una vez más quieran enlodarla y derribarla simplemente le dan la razón a ella, tal como los ataques infames de Trump fortalecen la imagen de KH.