El indiscreto encanto de la política
Remesas: el pueblo salva al pueblo
Catedrático universitario, comunicador y analista político. Máster en Estudios Latinoamericanos por la Universidad de Salamanca.
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En un Ecuador donde la economía crece a un ritmo inferior al de su población, la consecuencia es matemática: el PIB per cápita se reduce y los ciudadanos se empobrecen.
Si a esta contracción económica le sumamos las consecuencias directas de los apagones, la persistente inseguridad y la reciente subida de impuestos, el panorama advierte un inminente aumento del desempleo, la pobreza y del costo de vida.
En medio de esta crisis múltiple, un “tanque de oxígeno” mantiene vivas a miles de familias ecuatorianas: las remesas enviadas por nuestros migrantes.
Los números son contundentes: de $4.744 millones en 2022, las remesas escalaron a $5.448 millones en 2023. Para 2024, el primer semestre ya ha superado todos los registros anteriores, proyectándose un cierre de año que sobrepasará los $6.000 millones.
Estos flujos de dinero no solo sostienen los hogares; son pilares del equilibrio macroeconómico nacional. Este año, las remesas representarán más del 5% del PIB ecuatoriano, el porcentaje más alto en Sudamérica.
Un dato que, si bien alivia la economía, debería provocar una reflexión profunda sobre el rumbo del país.
Según un estudio del Colegio de Economistas de Pichincha, el 75% de las remesas recibidas se destinan a necesidades básicas: alimentos, salud y vivienda. Esta realidad refleja el estado precario del mercado laboral ecuatoriano, donde apenas un tercio de la población cuenta con empleos estables y bien remunerados.
Sin embargo, aunque vitales, las remesas no pueden considerarse una solución estructural. Son, más bien, el síntoma de un fracaso estatal en la generación de oportunidades.
El país se sostiene gracias a la fractura sistemática de las familias, donde uno o varios miembros se ven forzados a emigrar en busca de un futuro mejor. Durante 2023, se estima que aproximadamente 150.000 ecuatorianos dejaron el país, y se prevé que esta cifra aumentará en 2024.
Las remesas son el oxígeno que impide el colapso total de la economía ecuatoriana. No es una historia de éxito, sino la expresión más clara de cómo, ante el fracaso de las políticas económicas y la falta de inversión, las familias optan por una separación forzosa para sobrevivir. Es la paradoja de nuestro tiempo: el pueblo salvando al pueblo.