El indiscreto encanto de la política
Irene Vélez y el riesgo para la libertad de prensa en Ecuador
Catedrático universitario, comunicador y analista político. Máster en Estudios Latinoamericanos por la Universidad de Salamanca.
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Hace un par de semanas, la secretaria de Comunicación del gobierno de Daniel Noboa, Irene Vélez, en un intento por suavizar la relación entre el poder Ejecutivo y los medios de comunicación, hizo una declaración que, lejos de tranquilizar, despierta profundas preocupaciones sobre el estado de la libertad de prensa en Ecuador.
La funcionaria, según lo documentan varias fuentes, aseguró que si bien no habrá persecución a los medios, “lo máximo que podemos hacer es no invertir [en los medios] donde nos dan palo todos los días”.
Esta frase, aparentemente inofensiva, encierra implicaciones peligrosas, ya que sugiere el uso de la pauta publicitaria estatal como herramienta de coerción, una práctica que erosiona la libertad de prensa y de expresión, derechos consagrados tanto en la Constitución como en diferentes acuerdos internacionales.
El artículo 384 de nuestra norma suprema señala, como deber del Estado, el respeto irrestricto de la libertad de expresión y de los derechos de la comunicación.
En cuanto a los acuerdos internacionales, el pasado marzo, Noboa suscribió la Declaración de Chapultepec, documento que establece principios claros: la prensa libre es un componente esencial de la democracia y cualquier intento de limitarla, directa o indirectamente, debe ser combatido.
Expresamente, en su artículo 7, se señala que “... la concesión o supresión de publicidad estatal no deben aplicarse para premiar o castigar a medios o periodistas”.
La función de la publicidad oficial no debe ser premiar ni castigar, sino informar al ciudadano, especialmente en los delicados momentos que enfrenta el país, con prolongados cortes de energía, crisis económica y un creciente estado de inseguridad. Precisamente es en estos contextos donde la prensa debe tener mayor libertad para fiscalizar al gobierno.
En un mercado pequeño como el ecuatoriano, la publicidad estatal puede ser decisiva para la sostenibilidad de los medios. Limitarla no solo restringe su capacidad operativa, sino que también asfixia la diversidad informativa. El resultado es una sociedad menos informada y, por ende, más vulnerable a la manipulación.
Toda democracia requiere de una prensa libre, crítica e independiente, algo que Irene Vélez debería entender bien, pues antes de ser secretaria de Estado, estuvo del otro lado, cubriendo la noticia como periodista política. El poder tiene plazo de entrega, y quizás pronto ella misma vuelva a estar tras la noticia, buscando las respuestas que hoy intenta controlar.