El indiscreto encanto de la política
Cinco claves para elegir (correctamente) al mejor candidato presidencial
Catedrático universitario, comunicador y analista político. Máster en Estudios Latinoamericanos por la Universidad de Salamanca.
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Con la elección presidencial de 2025 en el horizonte, ya se siente la avalancha de eslóganes, videos cortos y memes de los 17 aspirantes presidenciales, todos compitiendo por captar la fugaz atención del volátil electorado ecuatoriano.
En medio de esta sobrecarga de coloridos mensajes y propuestas a menudo irrealizables, elegir con criterio al candidato más apto para enfrentar los desafíos del país se ha vuelto un ejercicio de frustración y desilusión.
Ecuador necesita recuperar al "político estadista": aquel líder que, gracias a su conocimiento especializado del funcionamiento del Estado, está preparado para resolver los problemas del país y, a la vez, puede trazar un horizonte de progreso para el ciudadano.
En esta búsqueda, planteo cinco dimensiones mínimas de atributos y cualidades que deberíamos evaluar para, quizá, clarificar nuestro voto del próximo febrero:
Integridad. ¿Tiene el candidato un historial limpio? ¿Está libre de acusaciones de corrupción o malas prácticas? En medio de tanta descomposición institucional, el país necesita que el futuro presidente tenga una trayectoria intachable. La honestidad y la transparencia son los pilares fundamentales de cualquier liderazgo.
Experiencia. ¿Qué cargos públicos previos ocupó el candidato? ¿Cómo fue su desempeño? Un presidente que no entienda en profundidad los problemas del país, así como las complejas particularidades de la gestión pública, a pesar de tener buenas intenciones, no contará con las herramientas suficientes para lograr los cambios que requiere la sociedad.
Capacidad de diálogo: ¿Está dispuesto el candidato a escuchar, buscar consensos y trabajar en equipo? La polarización severa lesiona a la democracia, conduce al abuso de poder, mina la gobernanza y erosiona la confianza de los ciudadanos en las instituciones. Necesitamos un líder que pueda tender puentes entre diferentes sectores y forjar acuerdos en la sociedad.
Compromiso con la democracia. ¿Defiende la libertad de expresión el candidato? ¿Qué opinión tiene sobre los demás poderes del Estado? ¿Respeta a la oposición seria? Un verdadero demócrata buscará garantizar que todos los ciudadanos, independientemente de su origen, tengan acceso a las mismas oportunidades y justicia. Un líder que no respeta estos principios podría poner en riesgo la estabilidad del país.
Visión: ¿El candidato tiene un plan de gobierno? ¿Son viables sus propuestas? ¿Cuenta con un equipo calificado para ejecutar ese plan? Es fundamental que el candidato tenga una visión clara y coherente para el futuro de Ecuador, con un proyecto realista que se aleje de promesas grandilocuentes sin sustento.
Elegir a nuestro próximo presidente no debe ser un simple ejercicio de resignación ante las opciones disponibles. Es una oportunidad para exigir lo mejor, no ceder ante la superficialidad, y optar por un futuro que refleje los valores y las aspiraciones de una nación que, sin duda, merece más.