El indiscreto encanto de la política
El reto de Kamala Harris: superar a Trump y esquivar el factor Kennedy en la carrera presidencial
Catedrático universitario, comunicador y analista político. Máster en Estudios Latinoamericanos por la Universidad de Salamanca.
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El tablero electoral en Estados Unidos se sacude. La decisión del presidente Joe Biden de retirarse de la carrera presidencial ha dejado a los demócratas en una situación incierta, cambiando el curso de la elección presidencial de noviembre.
El Partido Demócrata elegirá al sucesor de Joe Biden como candidato presidencial en su Convención Nacional, programada para el 19 de agosto de 2024 en Chicago.
Si bien varios gobernadores estatales como Gretchen Whitmer, de Michigan; JB Pritzker, de Illinois; o Josh Shapiro, de Pensilvania; suenan como aspirantes a la nominación, todo indica que la actual vicepresidenta, Kamala Harris, es la favorita para asumir la candidatura.
Este escenario, inédito en la política moderna de Estados Unidos, plantea tanto desafíos como oportunidades para la exsenadora californiana, primera mujer y primera persona afroamericana en ocupar la segunda magistratura del país.
Primero, Harris debe afianzar su posición dentro del partido. A pesar de contar con el respaldo de Biden y los Clinton, no todos los sectores apoyan su candidatura. Su éxito dependerá de su capacidad para forjar alianzas internas, demostrar liderazgo y proponer una plataforma atractiva para los votantes.
Además, la vicepresidenta debe enfrentar las críticas sobre su experiencia y liderazgo. Su historial como administradora ha sido cuestionado, y su desempeño en campañas competitivas es limitado. Su posición radical en temas polémicos, como la inmigración y la política exterior, podría resultar contraproducente en esta contienda nacional.
Las encuestas, que ya incluían a Harris en sus mediciones, estiman que Trump supera a la demócrata por poco más de dos puntos, una diferencia menor que la existente con Biden. Sin embargo, este margen se amplía a seis puntos al incluir al candidato independiente Robert F. Kennedy Jr.
Consciente de aquello, Kennedy a su vez ha iniciado una campaña agresiva, recuperando su pasado demócrata y su visión centrista para presentarse como el elemento unificador entre ambos partidos y, como señala en sus propias palabras, "el único candidato capaz de vencer al presidente Trump".
En este contexto, Trump pasa a ser un adversario difícil de derrotar. El republicano ha consolidado una potente base de seguidores leales, ha unificado al partido y, como se evidenció en la Convención Republicana, es capaz de movilizar grandes multitudes.
Sin embargo, Harris también cuenta con ventajas significativas. Su candidatura podría revitalizar la elección, energizando a sectores clave del electorado demócrata, especialmente entre minorías y mujeres. Además, su experiencia en el Senado y como vicepresidenta le confiere un conocimiento profundo de los desafíos nacionales e internacionales que enfrenta Estados Unidos en la actualidad.
Otro factor crucial es la relativa juventud de Harris, quien con 59 años es casi dos décadas menor que Trump. Esto invierte la narrativa sobre el "candidato viejo" en la elección, obligando a la campaña republicana a replantear su estrategia.
Asimismo, su figura contrasta con la de Trump al encarnar diversidad y experiencia, condición que algunos votantes podrían percibir como un cambio positivo. Incluso, la elección de su compañero de fórmula también le brinda la oportunidad de reforzar aquellas áreas donde sus analistas consideren que necesita apoyo.
Kamala Harris se encuentra en un momento decisivo. Los próximos meses determinarán si puede capitalizar el apoyo del establishment demócrata, mejorar su posición en las encuestas, especialmente en estados clave, y presentar una visión convincente para el país. La carrera hacia noviembre promete ser intensa y llena de giros inesperados.