El indiscreto encanto de la política
El apoyo a Maduro y su costo electoral: ¿un tiro en el pie para el correísmo?
Catedrático universitario, comunicador y analista político. Máster en Estudios Latinoamericanos por la Universidad de Salamanca.
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En 2025, Ecuador celebrará nuevamente elecciones para elegir presidente y asambleístas.
El correísmo espera repetir los positivos resultados electorales que ha alcanzado en los últimos años; sin embargo, su frontal respaldo al fraude electoral perpetrado por Nicolás Maduro en Venezuela podría convertirse en un obstáculo significativo para lograr este cometido.
Los comicios del pasado 28 de julio en Venezuela han sido ampliamente cuestionados por la comunidad internacional. Ecuador, Estados Unidos, la Unión Europea y numerosos gobiernos alrededor del mundo han rechazado el triunfo del oficialismo.
Las evidencias presentadas por la líder de la oposición, María Corina Machado, han sido tan contundentes que incluso entre los círculos tradicionalmente afines al chavismo existe un creciente sentimiento de malestar frente a lo ocurrido.
En este contexto, legitimar un proceso electoral tan cuestionado acarrea una costosa factura política para el correísmo:
Defender un proceso plagado de irregularidades, como la inhabilitación de candidatos opositores, la falta de observadores internacionales y la descarada alteración de los resultados finales, pone en duda el verdadero compromiso del correísmo con los valores democráticos, circunstancia que actúa como un efectivo repelente de votantes moderados que valoran la integridad electoral.
Al respaldar a Maduro, el correísmo se vincula indirectamente con el desastroso sistema económico venezolano que ha provocado que cerca de ocho millones de personas abandonen el país. En un momento en que Ecuador enfrenta sus propios desafíos económicos, esta asociación pone nuevamente en escena los temores de que el correísmo podría emular este modelo.
Alinearse públicamente con una figura tan impopular como Maduro demuestra un notable distanciamiento de la organización con el sentir mayoritario de la población ecuatoriana. Aunque no contamos todavía con datos específicos para Ecuador, el rechazo regional a Maduro es notable. En Chile, por ejemplo, una encuesta reciente señala que apenas el 1% de los chilenos tiene una imagen positiva de Nicolás Maduro y el 91% cree que las últimas elecciones no pueden considerarse democráticas.
Esta decisión también ha generado tensiones internas en el movimiento. Las facciones menos dogmáticas han expresado públicamente su descontento y temen que el costo político sea tan elevado que comprometa sus posibilidades electorales. El riesgo de una fisura de la organización está latente.
En medio de la campaña electoral, el correísmo ha proporcionado municiones a sus adversarios políticos. Los candidatos no dudarán en pintar al correísmo como un movimiento antidemocrático y alineado con regímenes autoritarios. Los mensajes de campañas anteriores regresarán con más intensidad: "¿quieres que Ecuador se convierta en la próxima Venezuela?".
Ecuador enfrenta sus propios desafíos de seguridad, economía y gobernabilidad, por lo que la identificación intencional del correísmo con el régimen de Maduro se convierte en un verdadero "tiro en el pie electoral".