Esto no es político
La Corte Constitucional, tarde y a medias
Periodista. Conductora del podcast Esto no es Político. Ha sido editora política, reportera de noticias, cronista y colaboradora en medios nacionales e internacionales como New York Times y Washington Post.
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La última esperanza que por algunos años nos hizo pensar que había esperanza de recuperar las instituciones en Ecuador, parece haber caído bajo la presión de un país hiper presidencialista que termina rindiéndose ante el Presidente de la República.
La decisión que la Corte Constitucional tomó esta semana —tras un mes de conveniente silencio— permite una estela de impunidad ante las actuaciones de los más poderosos.
En su pronunciamiento, el más alto tribunal del país declaró la inconstitucionalidad del decreto 500, con el que el presidente Daniel Noboa encargó la Presidencia a Cynthia Gellibert del 9 al 12 de enero, en plena campaña electoral. Además, se amplió esa decisión al decreto 505 con el que Noboa encargó la Presidencia otra vez del 16 al 19 de enero de 2025.
Y aquí viene la parte ambigua: según el fallo, Noboa no puede entregar la Presidencia vía decreto ejecutivo porque si el mandatario se ausenta temporalmente, solo cabe el reemplazo automático de la Vicepresidenta. ¿Pero quién es la Vicepresidenta? Constitucionalmente, Verónica Abad. Para el gobierno, Cynthia Gellibert. Y sobre esto, la Corte no dice nada, dándole espacio al gobierno a que interprete a su medida el fallo constitucional y que haga lo que le place, tal como ha venido haciendo.
A interpretación del gobierno, entonces, la próxima vez que Noboa quiera hacer campaña, ni siquiera tendrá que emitir un decreto para encargar la Vicepresidencia a Gellibert, si no que ella asumirá automáticamente. Así, somos testigos de cómo en Ecuador, poco o nada importan las normas pues siempre habrá espacio a las ambigüedades sospechosamente ventajosas para el presidente de turno.
Lo segundo sobre lo que la Corte resolvió a medias fue la ausencia temporal por “ fuerza mayor”, argumentada por Noboa para delegar la Presidencia de la República a Gellibert. Que ese organismo ya se ha pronunciado sobre lo que es fuerza mayor, dice la sentencia y que no le corresponde a esa institución calificar o no la existencia de tales circunstancias.
Además, la Corte ya endosó a otras instancias el problema de que Noboa esté haciendo campaña sin pedir licencia durante el período de elecciones, y es el Tribunal Contencioso Electoral el que debería identificar si hay una infracción o no.
¿Cuándo se pronunciará este tribunal? Sabe Dios. ¿Y de qué servirá? De poco o nada pues la campaña —al menos de esta primera etapa— termina esta semana.
En la práctica no pasa nada. Tenemos instituciones que hacen su trabajo a medias o que no lo hacen pues de poco o nada sirve que haya pronunciamientos a destiempo.
Es inevitable sospechar además de la injerencia que, en un país hiperpresidencialista, puede tener el Ejecutivo sobre otras instancias que, en teoría, son independientes. El Tribunal Contencioso Electoral ya fue blanco de cuestionamientos cuando tomó la decisión de dar de baja a la candidatura de Jan Topic, un eventual rival de peso para Noboa.
Esto no se trata de Daniel Noboa o su gobierno, se trata de un precedente nefasto para los próximos gobernantes que sabrán que en Ecuador siempre hay la posibilidad de acomodar la Constitución, la ley y las instituciones a medida de las necesidades de quien se sienta en Carondelet.
Hoy la Corte Constitucional no solamente vuelve a quedar en deuda con el país, al responder tarde y a medias un asunto de vital importancia para la ya golpeada democracia, si no que quiebra la poca esperanza que quedaba de que, al menos en su seno, prevalezca la institucionalidad.