Lo invisible de las ciudades
Urge un reconocimiento a Carlos Béjar Portilla y su obra
Arquitecto, urbanista y escritor. Profesor e Investigador del Colegio de Arquitectura y Diseño Interior de la USFQ. Escribe en varios medios de comunicación sobre asuntos urbanos. Ha publicado también como novelista.
Actualizada:
Hace poco, la literatura ecuatoriana pudo celebrar con gozo la entrega del Premio Eugenio Espejo al poeta guayaquileño Jorge Martillo; uno de los mejores expositores de la poesía contemporánea, a nivel nacional.
Tras la premiación de Martillo, queda una gran satisfacción dentro de la comunidad literaria guayaquileña, que vio fallecer a Don Jorge Velasco Mackenzie, gran expositor de nuestra literatura, sin que este reciba aquel tan merecido galardón.
Queda entonces aprendida la lección para quienes -de una u otra forma- estamos vinculados con el mundo de la literatura nacional, para evitar que nuestros maestros se vayan apagando, sin que su obra y trayectoria sean reconocidas.
Por eso, me urge pedir públicamente un reconocimiento en vida al escritor guayaquileño Carlos Béjar Portilla.
La obra de Béjar Portilla resalta por la compaginación equilibrada entre lo local y lo universal, como reflejo de los tiempos en los que le tocó vivir. Hombre aficionado al conocimiento, al mar y a la buena vida. Su obra surge sin limitaciones, gracias a sus amplios horizontes.
La cúspide de su carrera literaria se da con su novela 'Tribu Sí', que narra las andadas de la bohemia guayaquileña de los años setenta; así como las incursiones de sus personajes en las primeras escapadas al balneario de Montañita.
Esta novela se publica por primera vez en 1981, pero años antes participa en un concurso de novela convocado por Seix Barral, evento del cual resultó ser seleccionada como finalista. Dentro del jurado aparecían los nombres de Mario Vargas Llosa y Gabriel García Marquez.
En su veredicto, el jurado habla muy bien de la obra del escritor guayaquileño, aunque terminan otorgando el premio a otro participante, de origen español y con algo más de trayectoria.
'Tribu Sí' se termina convirtiendo en un referente generacional para muchos guayaquileños, que se identificaban con el vaivén descrito en ella, entre la vida urbana del puerto principal y la liberadora erradicación de los formalismos de la época en las playas de Montañita.
Además de 'Tribu Sí', vale la pena resaltar otros libros suyos, como 'La Rosa de Singapur', 'Puerto de Luna' y 'Mar Abierto'.
He tenido la suerte de conocer a Carlos de cerca, por la amistad que tuvo con mi padre. Hace un par de años, tuve el placer de poder contar con su presencia, durante la presentación de mi primera novela en Guayaquil.
Dicha cercanía me ha permitido tener una perspectiva interesante del escritor y sus letras. Me resulta extremadamente frustrante que se sepa muy poco de Béjar y de sus creaciones literarias fuera de Guayaquil. Cuando me refiero a él en círculos literarios quiteños, son muy pocos los conocedores de Carlos Béjar y sus méritos literarios.
Me parece una causa justa invitar a la difusión de la prosa de este escritor, a todos quienes conocemos el valor de su obra y a todos quienes tengan cómo ayudar que la obra de Carlos Béjar Portilla sea más conocida en todo el Ecuador.
Estamos a vísperas de que se inaugure la Feria Internacional del Libro en Guayaquil. Sería ideal que tal evento se aprovechara para reconocer al escritor y su obra.
Mi padre falleció hace poco más de un año. Como reconocimiento a su gesta política, el municipio de Guayaquil decidió poner su nombre en una calle de la ciudad. Fue un homenaje conmovedor, definitivamente. Pero, mucho mejores que los homenajes póstumos son aquellos que se dan aún en vida.
Mantengo el optimismo, y espero que Carlos Bejar Portilla pueda ver y sentir la gratitud de los escritores y lectores que reconocen y valoran su legado.