Lo invisible de las ciudades
Deficiencias del Sercop: Comprar arte no es comprar cemento
Arquitecto, urbanista y escritor. Profesor e Investigador del Colegio de Arquitectura y Diseño Interior de la USFQ. Escribe en varios medios de comunicación sobre asuntos urbanos. Ha publicado también como novelista.
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La actual plataforma de compras públicas lleva ya más de una década funcionando, sin que se le haya hecho mayores modificaciones desde su inicio. Se nos presentó al sistema de compras públicas como una herramienta que permitiría la contratación de servicios y la compra de bienes, de manera transparente y al precio más conveniente.
Sin embargo, existen muchos aspectos sobre los cuales deberíamos reflexionar, para motivar el mejoramiento de su eficiencia. Deficiencias de Sercop: Comprar arte no es comprar cemento.
Lo primero que debería revisarse es el criterio general con el cual se asignan servicios y productos. Actualmente, solo se busca el menor monto a pagar. Por ello, los oferentes suelen reducir sus ganancias al mínimo; y casi siempre terminan metiéndose en camisas de once varas, cuando se dan demoras en los pagos por parte del sector público.
Pocos ingresos se convierten en pérdida, cuando el capital recibido se dispersa en el tiempo de espera por un pago atrasado.
Es hora de entender que no siempre el precio más bajo es el más conveniente. En el caso de las compras, esto puede llevar a situaciones comprometedoras, relacionadas con la calidad de los productos adquiridos. Y en el campo de las contrataciones, apuntar al precio más bajo puede significar darle un contrato a un equipo profesional insuficiente, poco preparado o con poca experiencia.
El factor de conveniencia para el Estado debería integrar una serie de parámetros. La trayectoria de un profesional y su equipo debería también ser un punto a considerar. Y muchos me dirán que sí se toman en cuenta esos aspectos cuando se llama a un proceso de contratación pública. Pero, ¿de qué sirve tener en cuenta todas esas variables, cuando -al final- el monto de la oferta presentada es la que define todo?
Ya un poco más en mi campo de experiencia, resulta lamentable que los servicios profesionales de los arquitectos se vean mermados por esa mentalidad que quiere exprimir al ofertante, con tal de reducir los pagos a su mínima expresión.
Tenemos una Ley de Carrera Profesional de la Arquitectura vigente, y es el Estado a través de Sercop el primero en incumplir dicha ley. Casi siempre, los servicios profesionales arquitectónicos terminan siendo contratados como consultorías. Eso es una forma legal de incumplir con la ley.
También hay que dejar en claro, que deben haber diferentes tipos de licitación. No debería contratarse la curaduría de un museo como se asignan los servicios de guardianía para edificios públicos. Son diferentes los parámetros involucrados.
Quizás muchos de nuestros problemas en el sector público se deban a que todo pasa por un mismo modelo, con ciertos cambios de formato, basados -una vez más- en el monto dispuesto para la contratación o adquisición.
Otro aspecto que urge mejorar es la forma en que se definen los requisitos que deben cumplir los oferentes. Es en este ámbito donde se esconde la corrupción; ya que es en los términos de referencia donde puede hacerse un proceso que le quede a la medida de un ofertante y descalifique a otro. Deben existir reglas claras en el momento de una compra específica.
Las compras y contrataciones deberían tener consideraciones establecidas por categorías, según lo que se va a comprar o contratar. Y todo esto, teniendo en cuenta el daño que le ha generado al país el formato de subasta inversa.
Finalmente, hay que decir que semejante estructura que se ha hecho no ha servido para eliminar a la corrupción. Se siente que el sistema se ha convertido en una fachada de supuesta transparecia, cuando detrás del mismo se siguen designando contratos a dedo.