Tablilla de cera
No, presidente Petro, las actas ya están presentadas

Escritor, periodista y editor; académico de la Lengua y de la Historia; politico y profesor universitario. Fue vicealcalde de Quito y embajador en Colombia.
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Y, además, no es el Gobierno el que debe presentarlas, como usted pide. Las actas constan en un sistema informático del Consejo Nacional Electoral (más abajo le pongo el enlace), copias de ellas las tienen los veedores de los candidatos y, por si fuera poco, otra copia está pegada, desde la noche del domingo, en la pared del local en que funcionó cada junta electoral.
Tengo buena relación con usted, señor presidente. En 2023 fui embajador del Ecuador en Colombia, usted me recibió las cartas credenciales y estuvimos varias veces juntos, la última prácticamente frente a usted y durante varias horas, en la mesa de la Casa de Nariño, cuando el presidente Lasso fue a negociar la compra de energía.
Por eso me animo a escribirle, con respeto y amistad, para señalarle las numerosas equivocaciones que, seguramente por un mal asesoramiento, ha cometido en su cuenta de X @petrogustavo.
Dijo usted la tarde del martes, en un primer pronunciamiento, que ha recibido informes “preocupantes” sobre lo ocurrido en las elecciones en el Ecuador. Más tarde, poco después de las 9 p.m., anunció que no reconocía los resultados electorales —pese a que su canciller Laura Sarabia ya había felicitado la noche del lunes al presidente reelegido, Daniel Noboa—, debido a que “no hay elecciones libres bajo estado de sitio”.
En ese primer mensaje, en el que afirma tener “buenos recuerdos y amistad” con el presidente ecuatoriano, pide al Gobierno “entregar las actas de cada mesa para ser verificadas”. Pero, le explico, no es el Gobierno el que tiene que entregar las actas: en el Ecuador el Consejo Nacional Electoral es un ente independiente que está a cargo de organizar y realizar las elecciones.
Las actas son públicas y en su confección participan los vocales de cada mesa, generalmente profesores y estudiantes universitarios y de los últimos años de colegio, y el conteo de los votos y el llenado de dichas actas están supervisados por delegados de los partidos.
El domingo 13 hubo más control electoral que nunca. De verdad, en toda la historia del Ecuador jamás hubo tantos observadores electorales: misiones extranjeras más numerosas (OEA, Unión Europea, parlamentarios, otras organizaciones) y muchos más delegados de las candidaturas. 95.000, según la presidenta del CNE, Diana Atamaint, la mitad de ellos de Luisa González y la mitad de Daniel Noboa.
Y ni uno solo de ellos presentó a lo largo del desarrollo de los comicios y del conteo de votos una sola queja o denuncia de fraude.
Se confecciona el acta, de la que se hacen varias copias, y se las firma. Los veedores de las candidaturas tienen derecho a llevarse una copia o fotografiarla y, por disposición del sistema electoral, se fija en la pared del aula o sitio en que funcionó la mesa de votación una copia con los resultados, con las firmas de los tres vocales.
Así que, señor presidente, las actas están presentadas. Son públicas. Pedir que el Gobierno las entregue es un error: el Gobierno no tiene nada que hacer en el proceso. Además, usted no aclara a quién debe entregarlas, si el mundo entero las puede ver en internet, a través de este enlace que le invito a visitar, porque allí aparecen los datos desagregados, donde usted o sus analistas podrán entender dónde, cómo y en qué magnitud ganó Noboa y perdió González: https://elecciones-2v.cne.gob.ec
Es curioso que usted mencione que “Igual que en el caso venezolano, las cosas deben aclararse al máximo. Solo así tendré la seguridad de no equivocarme”. Me asombra su declaración, porque recuerdo que su Gobierno, en una decisión que generó estupor en las Américas, se abstuvo de votar la resolución del Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) que exigía al Gobierno de Venezuela la entrega de las actas y publicación inmediata de los resultados de las elecciones presidenciales de julio.
Aquella abstención, que no puede haber emanado sino de usted, se produjo durante una reunión extraordinaria el miércoles 31 de julio, en respuesta a las crecientes críticas por parte de la oposición venezolana y la comunidad internacional sobre el proceso electoral del 28 de julio.
Entonces, ¿usted no exige a Maduro que presente las actas que, esas sí, las escamoteó, y exige al Gobierno del Ecuador que las presente, cuando estas son públicas y las tiene todo el mundo?
Es obvio, con todo respeto señor presidente, que usted está equivocado. Me permito recordarle que Ecuador es muy distinto de Venezuela.
En su tuit usted tiene otras afirmaciones del todo erróneas. Dice textualmente: “Leonidas Isa, escandidato indígena” (supongo que quería poner “Leonidas Iza, excandidato indígena”) “fue detenido unos días antes”. Eso es absolutamente falso. La detención de Iza fue en 2022 y, por cierto, rápidamente se le puso en libertad.
Y existe otra que es, perdóneme, casi risible: usted levanta sospechas sobre la presencia de uniformados en los comicios. Pues, desengáñese: eso es habitual en el Ecuador. Todas las elecciones han tenido presencia militar, para resguardar el orden y el pleno ejercicio de la democracia.
Las fuerzas armadas del Ecuador son democráticas, señor. Y su relación con el pueblo es, permítame la audacia, muy distinta de la de Colombia. Así que cuando dice que “Cada mesa tuvo fuerte presencia militar uniformada y con armas”, sí, es verdad, porque así pasa en el Ecuador desde hace décadas y la ciudadanía pide y agradece esa presencia.
En cambio, usted asienta una falsedad cuando dice que “La dirección de las elecciones siempre estuvo bajo vigilancia militar directa y armada con rostros en capucha”. Falso. Ni dirigen el proceso ni los soldados tuvieron jamás el rostro encapuchado. Pueden dar fe de ello las parlamentarias del Pacto Histórico y de otras fuerzas políticas colombianas que nos visitaron.
Tampoco es verdad que haya habido veedores que corrieran peligro o tuvieran temor de no poder salir. Respecto del observador argentino al que supuestamente, según usted dice, se le ha impedido salir, sería bueno que dé nombres y detalles porque aquí no se conoce nada de eso.
En su mensaje de las 9 de la noche, más breve, cita un trino con un video del jefe de veedores de la Organización Estados Americanos y afirma que “La OEA señala irregularidades en las elecciones del Ecuador. En siete provincias se decretó el estado de excepción. El ejército dirigió la jornada electoral, las mesas durante las elecciones, y el conteo de voto”.
Falso nuevamente. La misión de la OEA no dice eso. La OEA señala el estado de excepción, que no interfirió en las votaciones para nada, como a todo el mundo le consta, pero la OEA no afirma que el ejército haya dirigido la jornada ni las mesas ni el conteo. No cuestiona el proceso ni los resultados.
A los ecuatorianos nos preocupa su posición. Es verdad que usted no se suma a la denuncia de fraude de la candidata perdedora y del prófugo Rafael Correa, que no ha sido respaldada ni siquiera por los máximos dirigentes de su partido que ocupan cargos de elección como los alcaldes de Quito y Guayaquil, y los prefectos provinciales de Pichincha, Guayas y Manabí, quienes, igual que los partidos Pachakutik, Socialista y otros, han reconocido el triunfo de Daniel Noboa.
Veo que en un tercer trino de la noche del martes en el que usted publica un video que muestra un choque entre un grupo de manifestantes y las fuerzas policiales (una cosa menor, sin ninguna trascendencia), usted le solicita a la embajadora colombiana en Ecuador que regrese para dar “un informe de lo que ha acontecido en el país hermano”.
Espero que doña María Antonia Velasco, a quien todos le apreciamos aquí, le informe adecuadamente. Revise también la posición de otros presidentes de la izquierda sudamericana, como los de Brasil y Chile, que han felicitado a Noboa.
Usted dice en su primer tuit: “Creo que el gobierno debe entregar las actas de cada mesa para ser verificadas. Hasta el momento me expresaré oficialmente”, y aquello está cumplido; hasta le he citado el enlace para verlas. O sea que la condición que usted pone está satisfecha.
Yo sé que usted es un idealista, que sus intenciones son las mejores. Reconozca el legítimo triunfo de Noboa. Y sigamos adelante con nuestra magnífica relación bilateral.